Revista Ecclesia.
El Papa: “La oración no es tiempo perdido, no es robar espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente lo contrario”
En el discurso pronunciado durante la audiencia general del miércoles 29 de agosto, en la plaza delantera del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Santo Padre Benedicto XVI ha presentado la figura de san Juan Bautista, del que que se celebra en este día la memoria litúrgica de su martirio. “Su relación con Dios, la oración, han sido el “hilo conductor” de toda la existencia de San Juan Bautista – resalta el Papa -, que de ello ha tomado “su fortaleza en la pasión, su resistencia contra los poderosos”, gastando toda su vida por Dios y para preparar el camino a Jesús. “Como último acto, el Bautista testimonia con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios, sin desmayar o dar marcha atrás, cumpliendo hasta el fondo su misión – recuerda Benedicto XVI -. Precisamente, por amor a la verdad, no pactó y no tuvo miedo de dirigir palabras fuertes a los que habían perdido el camino de Dios”.
“Celebrar el martirio de san Juan Bautista – concluye el Papa – nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a compromisos con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es Verdad y no hay compromisos. La vida cristiana exige el “martirio” de la fidelidad diaria al Evangelio, es decir, la valentía de dejar que Cristo crezca en nosotros y que sea él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones. Pero esto sólo puede ocurrir en nuestra vida a partir de una sólida unión con Dios. La oración no es tiempo perdido, no es robar espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente lo contrario: sólo si somos capaces de tener una vida de oración fiel, constante y confiada, será Dios mismo quien nos dé la capacidad y la fuerza para vivir con felicidad y serenidad, para superar las dificultades y testimoniarlo con valor.
Que san Juan Bautista interceda por nosotros, para que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida”.
Castel Gandolfo (Agencia Fides)
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