sábado, 25 de agosto de 2012

LAS TRES COSAS QUE DEBE MODERAR EL PEREGRINO A ROMA, SEGÚN UN EXPERTO EN ATENDERLOS.



Con la experiencia de 700.000 visitantes al año

RELIGIÓN EN LIBERTAD.
El sacerdote Caesar Atuire, nacido en Ghana, pertenece a la diócesis del Papa y trabaja con Opera Romana Pellegrinaggi.
Actualizado 24 agosto 2012 
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ReL  
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Desde 1933, la Opera Romana Pellegrinaggi, en dependencia directa del cardenal vicario del Papa (a la sazón, y desde 2008, Agostino Vallini), organiza peregrinaciones a Roma, y desde Roma a lugares emblemáticos de la Cristiandad como Tierra Santa, Santiago de Compostela, Lourdes o Fátima.

Caesar Atuire, natural de Ghana y sacerdote diocesano de Roma, es el administrador delegado de la institución. Tramita la atención espiritual y evangelizadora a las más de 700.000 personas que visitan la Ciudad Eterna al año, y las peregrinaciones que desde ésta se hacen a los destinos citados, en número que oscila entre 40.000 y 50.000, además de hacerse directamente responsable de al menos tres de ellas cada año.

Algo sabe, pues, el padre Atuire de lo que necesitan los peregrinos a Roma, lo que les inquieta... y lo que no debería inquietarles tanto. No es tan ingenuo, por ejemplo, como para pedirles que dejen sus smartphones en casa, pero sí que al menos miren a lo que fotografían antes de lanzar el habitual clic, mandar un SMS o tuitear lo que están haciendo. (No hace mucho un monseñor de Washington pedía exactamente lo mismo.)

La labor de Atuire y de la Opera Romana Pellegrinaggi es precisamente convertir a los turistas en peregrinos. Cada vez es más frecuente, lamenta en una entrevista concedida a Catholic News Service, que la obsesión por captar la imagen ensombrece la experiencia de la realidad de viajar, encontrarse con nuevas personas, explorar diferentes culturas... y rezar. En las audiencias y misas con Benedicto XVI, muchos peregrinos ven al Papa a través de sus cámaras y tabletas más que en persona, y lo mismo pasa en otros lugares santos.

Ése es el primer obstáculo que deben evitar, explica Atuire: "Se insisto a nuestros peregrinos en que vivan la experiencia y, sólo si la experiencia es realmente poderosa, la inmortalicen con una imagen, pero que no empiecen por la imagen".

Un segundo obstáculo son las redes sociales: "Hay quien está presente, pero ausente. Yo puedo estar aquí contigo, pero puede ser que lo único que esté haciendo es centrándome en contarle a personas que están en otras partes lo que estoy haciendo. Es una forma de absentismo que se está convirtiendo en muy acusado incluso en nuestras peregrinaciones".

Por último, y relacionado con los dos puntos anteriores, el padre Altuire recomienda moderación al peregrino en una cosa más: las prisas, "el tercer gran riesgo".

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