El republicano desvela su lado más personal en la noche de su coronación. «Es el momento de restaurar la promesa de Estados Unidos», proclama
TAMPA- Mitt Romney pronunció ayer el discurso más importante de su carrera política con el que puso fin a la Convención Republicana en Tampa (Florida), donde aceptó de forma oficial la nominación como candidato de los conservadores. «Me gustaría que el presidente Barack Obama hubiese tenido éxito porque quiero que Estados Unidos tenga éxito. Pero sus promesas llevaron a la desilusión y a la división», indicó el candidato republicano, que proclamó: «Es el momento de restaurar la promesa de Estados Unidos».
De esta forma, Romney, presentado por Marco Rubio y el actor Clint Eastwood, que fue sorpresa de última hora, se dirigió en especial a los votantes que están desilusionados con el presidente Barack Obama y los indecisos, que es donde se apoya la estrategia de los conservadores para mandar al demócrata de vuelta a su casa de Chicago.
«Muchos de vosotros tuvisteis la sensación de emoción el día de las elecciones hace cuatro años. Pero hoy os hago una pregunta: ¿Tenéis la misma sensación?». Hoy ha llegado el momento de que dejemos atrás las desilusiones de los últimos cuatro años. Lo que necesita este país es trabajo. Muchos. Os puedo garantizar que si Barack Obama es reelegido, el futuro no será mejor que el pasado. Me presento a la elecciones para ayudar a crear un futuro mejor. Un futuro en el que todo el mundo pueda encontrar un trabajo», interpeló Romney a los electores jóvenes que votaron por el demócrata y no encuentran trabajo.
Durante su intervención, también apeló a las mujeres trabajadoras, ya que su imagen de hombre de familia conservadora puede hacerle perder esta parte importante del electorado. «Como gobernador de Massachusetts, elegí a una mujer de teniente de alcalde, una mujer jefe de Gabinete, la mitad de mi gabinete y funcionarios eran mujeres», indicó el político, que también dio detalles de su vida personal.
El candidato conservador ofreció pinceladas de su programa para crear «doce millones de empleos», que se basa en que «Estados Unidos sea independiente energéticamente, tener profesionales cualificados para los trabajos actuales, nuevos acuerdos comerciales, la seguridad de que los creadores de empleo no vean desaparecer sus inversiones y el fomento de los pequeños negocios, el motor de la creación de empleo», según Romney. «Bajo mi presidencia volveremos al legado de Truman y Reagan», anunció.
La estrategia de Romney de que su capacidad para generar riqueza es su mejor tarjeta de presentación se puede volver en su contra. Todavía quedan dos meses para la cita en las urnas –un mundo en política– y saber cómo le va a afectar en estos momentos en los que la crisis se resiste a ser un asunto del pasado.
El presiente para le Reforma de Impuestos, Grover Norquist, explicó que «quizá a muchos les aburre el discurso. Pero ellos no son el público al que se destina este mensaje. La audiencia es la gente que no le conoce. Hay muchos votantes que no saben mucho de Romney, como los independientes e indecisos», explicó.
De esta forma, la semana que viene será el turno de Barack Obama con su fiesta demócrata en Charlotte (Carolina del Norte), donde intentarán contrarrestar toda la atención generada estos días. Una vez terminada la Convención Demócrata, arrancará comenzará de verdad la gran guerra por la Casa Blanca con más ataques y una campaña que se prevé muy dura y ajustada entre los candidatos.
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