lunes, 27 de septiembre de 2021

* Y CERRÉ LA PUERTA

 



Y cerré la puerta pero no tiré la llave...

Este lunes mi semanal tribuna en Andalucía Información - Información San Fernando es muy personal y ciertamente intransferible.

Jesús Rodríguez Arias





Y CERRÉ LA PUERTA

Pero no tiré la llave, la guardé en sitio seguro por si alguna vez tenía que volver a utilizarla. Cerré la puerta a la vida que había conocido para empezar una nueva completamente diferente. Cerré la puerta cogiendo carretera y manta que me llevaría a esos lares soñados.

Desde final de febrero del pasado año que me viniera a Villaluenga del Rosario no he vuelto a irme. Este pequeño pueblo que está encaramado en lo más alto de la provincia de Cádiz y es el de menos habitantes de la misma es el lugar que hemos escogido para comenzar una vida completamente distinta a la que estábamos inmersos. Una vida donde la tranquilidad, el sosiego, la hospitalidad, sentido de vecindad, la deseada soledad se encuentra y también se goza.

Es inmensamente necesario el poner tierra, montañas en mi caso, de por medio, si te lo puedes permitir, porque eso te hace ver todo desde esa lejanía tan necesaria siempre.  Para llegar a este punto tienes que haber sufrido una verdadera transformación en tu forma de pensar y de entender la vida.

Una de las cosas que más se admira y también se cuestiona mi querido Ángel Revaliente, histórico periodista jerezano e ilustre hermano de la Redención Salesiana, con el que me une una buena amistad es precisamente el cómo hemos podido pasar de una vida social muy intensa, y en verdad la hemos tenido, a una totalmente alejada de la marabunta político, social y cultural donde estábamos inmersos. Pienso que la enfermedad que he padecido y sus secuelas han ayudado bastante pero también porque Dios en el momento adecuado te hace ver que tienes que parar porque la rutina de compromisos hace que incluso abandones tu vida personal y familiar con todo lo que eso conlleva.

Pero de ahí a pasar a ser casi un eremita hay un gran paso porque os debo confesar que por cada día que pasa me es más complicado el poner los ojos en el mundo, en ese que está tras la montaña, donde el interés y el tanto tienes, tanto vales siguen prevaleciendo, donde lo material parece subyugar a lo espiritual, donde los valores con los que fuiste educado se venden a precio de saldo, donde el ser coherente con tus principios, el basar tu existencia en ese código de honor que pasa de padres a hijos como la mejor de las herencias, te hace ser un bicho raro, una persona criticada por propios y extraños, un ser que es condenado al ostracismo más absoluto con el fin de que deje de molestar. Sí, cuando llegas a ese punto y ves claro lo que es la “vida” estás preparado para cambiar y vivir la tuya.

A estas alturas prefiero un buen rato de conversación con buenos y escogidos amigos que perder el tiempo con gente que no me aporta absolutamente nada. Prefiero vivir en esa sencillez y humildad que me enseñan los vecinos de este bendito pueblo, prefiero leer luengas horas, escuchar música, pasear, escribir, orar, pensar o admirar como cambia el paisaje que tengo ante mis ojos según pasan los minutos, los días, las estaciones del año, que estar atento al último escándalo político, el “bajunerío” de los programas de televisión, las pataletas cofrades, o los chismorreos de ida y vuelta.

Cada día me considero más alejado de ese mundo que dejamos hace más de un año y más integrado en el que hemos elegido voluntariamente. Sí, cada día que pasa me siento más ermitaño tal y como me dice muchas veces mi querido amigo y vecino, hombre de vasta cultura, José María Bohórquez cuando estamos en una de nuestras fructíferas conversaciones en La Atalaya al calor de una buena copa de vino.

Os reconozco que echo de menos muy poco. Las personas que quiero de verdad, las que siempre han estado, están y estarán en mi vida hasta el final sí las extraño.

Mostrar mi gratitud a este medio por esta semanal tribuna que se ha convertido en el necesario eslabón que me une en tiempo real con La Isla y también con el mundo.

Dar gracias a Dios y a Hetepheres por permitirme vivir a mí manera mientras sigo guardando la llave de una puerta que se cerró para siempre.

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 20 de septiembre de 2021

* EL INCENDIO

 



Permitidme que esta semana en mi tribuna de todos los lunes en Andalucía Información - Información San Fernando trate un tema muy distinto a los habituales.

Hoy quiero reseñaros el devastador incendio que ha sufrido Sierra Bermeja en la provincia de Málaga. 

En el quiero trasladaros el horror que han pasado los vecinos de los pueblos que han sido directamente afectados, del trabajo incasable de los equipos de emergencias, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y de todos aquellos que han puesto su granito de arena en la extinción del mismo.

Así como la importancia del paraje natural que ha sido devastado por las llamas.

Jesús Rodríguez Arias


 

EL INCENDIO

Seis días son los que ha estado ardiendo todo el inmenso paraje natural de Sierra Bermeja en Málaga. Para darnos cuenta de lo que hemos perdido os daré unos datos que he recogido expresamente para este artículo.

El macizo de Sierra Bermeja está situado al suroeste de la provincia de Málaga, extendiéndose desde el puerto de los Guardas, al norte del municipio de Casares, hasta río Verde, con una orientación SW-NE que lo sitúa como traspaís montañoso de la Costa del Sol occidental, incluyendo tres estribaciones menores en su parte más oriental, Sierra Palmitera, Sierra de las Apretaderas y Sierra Real.

Sierra Bermeja destaca frente a la costa mediterránea como el bastión más occidental de la Cordillera Bética: Punto de unión entre las cordilleras del sur de Europa y el norte de África.  Montaña media vigorosa cuya altura media supera los 1000 m y en la que despuntan, entre otros, el Cerro Abanto (1508 m), Encinetas (1473 m), Los Reales (1452 m) y Armas (1334 m). La superficie que ocupa el macizo de Sierra Bermeja supera los 300 km2, extendiéndose por parte de 10 términos municipales: Benahavís, Casares, Estepona, Genalguacil, Igualeja, Istán, Jubrique, Júzcar, Parauta y Pujerra. Los ríos que drenan Sierra Bermeja son cortos y de poco caudal, aunque muy torrenciales dado el desnivel extremado que acusan sus perfiles. Al Genal desembocan, de norte a sur, el Seco, que nace en el contacto con los mármoles y dolomías de la Sierra de las Nieves, el Monardilla y el Almarchal, estos con caudal permanente. Otras corrientes de menor entidad son los arroyos de La Hiedra, Guadarín, Reyerta, Garganta de la Fuente, y Garganta de la Cuesta. Destacar el pinsapar serpentinícola, el único pinsapar sobre peridotitas del mundo está ubicado en los Reales de Sierra Bermeja. Constituye además un islote pluviométrico de gran relevancia en el sur de España, lo cual convierte a este pinsapar en el único de Andalucía que se beneficia de un régimen de nieblas frecuente, consecuencia de la nubosidad de estancamiento producida por los vientos de Levante en el Estrecho de Gibraltar.

El incendio ha sido una tragedia en el plano natural y en el personal ya que ha destrozado el modus vivendi de muchos vecinos de los pueblos afectados. Vecinos que vieron arden un paraje único y que tuvieron que ser desalojados ante el peligro inminente como los de Júzcar, Alpandeire, Jubrique, Genalguacil, Faraján y Pujerra. Mil son las hectáreas arrasadas por las llamas y que ha provocado la desaparición de especies autóctonas, así como una auténtica desgracia para el sector ganadero que veía como el ganado moría achicharrado. Al parecer la mayoría de los pinsapos adultos se han salvado.

Tragedia porque por culpa de este devastador incendio ha fallecido en acto de servicio el bombero forestal D. Carlos Martínez Haro y pudo ir a más ya que un helicóptero del Infoca se estrelló contra un árbol debido a la falta visibilidad por una nube de polvo. Sus diecinueve integrantes salieron ilesos.

Han sido días muy tensos porque las noticias no podían ser peores a pesar del gran dispositivo establecido por la Junta de Andalucía y por el Gobierno de España. El fuego estaba desatado ya que era muy difícil el controlarlo por lo complicado de la orografía del lugar.

El incendio ha sido tan devastador que incluso se podían ver y sentir algunas de sus secuelas en pueblos de la Sierra de Cádiz como por ejemplo Villaluenga del Rosario donde era perceptible la nube de humo de día, anaranjados reflejos tras las montañas por la noche y el olor a quemado.

Gracias a Dios la lluvia caída durante la madrugada del 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz, pudo terminar con un incendio que los expertos califican como de sexta generación. Ahora quedan las labores de extinción que durarán semanas. Las imágenes de la superficie quemada son sobrecogedoras.

Agradecer a los distintos dispositivos que han luchado contra el fuego como Infoca, la UME, Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, sanitarios, administraciones y un largo etcétera que han puesto su granito de arena en estos aciagos días.

De los ataques políticos de los oponentes al gobierno andaluz solo diré que es inmoral y por lo tanto propio de inmorales.

Y a los que han provocado este fuego: ¡Qué se pudran en la cárcel!

Jesús Rodríguez Arias

lunes, 13 de septiembre de 2021

* PROCESIONES



 






Todos queremos contemplar procesiones por nuestras calles, todos los que sentimos el apostolado cofrade necesitamos ya vivir nuestra pasión.

Las situación es la que es y todavía estamos inmersos en el proceso de vacunación contra el Covid por lo que, aunque nos cueste, manda la prudencia.

Es verdad todos anhelamos recobrar esa normalidad y volver a procesionar con nuestros sagrados Titulares.

¿Pero a costa de qué? ¿De criticar a la Madre Iglesia? No, eso es un verdadero disparate si nos consideramos cristianos-cofrades de verdad.

Hoy mi artículo se titula "Procesiones" y en él hago un análisis así como un llamamiento a la cordura...

Hoy en mi semanal tribuna de todos los lunes en Andalucía Información - Información San Fernando digo las cosas como las pienso...

Hoy renuevo mi fidelidad a la Iglesia que quiero como Madre y por tanto doy mi apoyo sin fisuras a nuestro obispo, a nuestro delegado episcopal así como al director del secretariado diocesano de HH.CC.

No todo vale por sacar procesiones a la calle o por lo menos así pienso y opino yo.

Jesús Rodríguez Arias


PROCESIONES

Me reconozco cofrade desde antes de nacer pues vengo de una familia de luenga herencia cofradiera. Pienso que este apostolado es uno de los más completos de cuantos existen en la Madre Iglesia pues se une el culto, tanto interno como externo, formación cristiana, con una excelsa expresión de la belleza pues en él redunda tanto lo artístico como también lo cultural.

Las hermandades y cofradías deben ocuparse y preocuparse de dar culto a sus Titulares tanto internos, muy importantes, como externos. Comprendo que hay momentos y momentos pues con la pandemia que todavía está coleando el programar una salida procesional cuando menos es para pensárselo dos veces ya que no es solo cuidar el cortejo y hacer que prevalezcan las normas Covid sino del público en las calles que es imposible de controlar.

De unas olas, que así se llama el tiempo donde el contagio es más feroz, para acá hay algunas diócesis que han dado vía libre a las correspondientes hermandades para hacer actos públicos de fe siempre garantizando las normas sociosanitarias, mantener las distancias de seguridad, y todo lo que conlleva que lo que se vaya a hacer no se convierta en foco de infección.

Hemos pasado una quinta ola donde ha habido muchos contagios y fallecimientos y ahora parece que al disminuir estos, gracias sobre todo al ritmo de vacunaciones que ha imprimido la Junta de Andalucía presidida por Juanma Moreno que está gestionando la pandemia y la institución que dirige de forma sobresaliente, se van alzando algunas voces que piden desde ya a determinados obispos así como a las administraciones que mantienen la prohibición que deroguen la misma.

Ayer domingo estaban convocadas concentraciones en todo el país por parte de la “Plataforma de ciudadanos cristianos y cofrades libres por la vuelta al culto externo en nuestras calles”, el nombrecito se las trae, y donde se invitó a todo aquél que quiera a lucir sus mejores galas, encender un cirio y dirigirse a la plaza mayor de cada localidad. Hasta aquí perfecto.

Aunque también he leído manifestaciones y artículos que abogan por la derogación del decreto del obispado de Cádiz y Ceuta donde se prohíbe toda manifestación de fe en el espacio público que entran dentro de lo grotesco y me explico.

Un católico con un testimonio de vida veraz que siente a la Iglesia como Madre no puede en buena lid criticar a su obispo, a miembros de la curia o a laicos que prestan sus servicios desde la gratuidad y el altruismo a la misma para intentar defender sus razonamientos. Y menos lo puede hacer si el que profiere esa argumentación es un cofrade significado u ostenta algún cargo orgánico ya sea en juntas de gobiernos o dentro de cualquier consejo o unión de hermandades. En las últimas semanas se está haciendo y a mí me parece un total disparate. Disparate para el que lo escribe o dice y disparate también para quién lo consiente y ahí entra de lleno la autoridad de los respectivos arciprestes a lo largo y ancho de la diócesis.

Soy cristiano-cofrade y por lo tanto disfruto como un niño chico con una procesión porque en este acto de piedad popular redunda la fe por medio de lo cultual, lo artístico y cultural. Me embeleso con las marchas procesionales, con los cuidados cortejos, con la penitencia anhelante de plegarias, con los ojos de niños y mayores que se pierden cuando encuentran la mirada de Jesús y María o del santo en cuestión. Reconozco que me encantaría verlas más pronto que tarde por las calles porque eso significará que la pandemia está controlada, que los contagios no se suceden por doquier, que no haya tantos muertos a diario y tantas familias destrozadas. Pienso que estas manifestaciones de fe serán muy diferentes a las de 2019 ya que nuestra pandémica sociedad ha cambiado y mucho.

Pero este anhelo mío no es óbice para disparar metralla contra nuestro obispo, contra el delegado episcopal o el director del secretariado diocesano de Hermandades y Cofradías. ¡Así no se consigue absolutamente nada!

Hoy por medio de esta mi tribuna muestro mi incondicional apoyo a Monseñor D. Rafael Zornoza Boy, al Padre D. Juan Enrique Sánchez y a mi querido y buen hermano D. Alfonso Caravaca de Coca.

Jesús Rodríguez Arias




lunes, 6 de septiembre de 2021

* DON MANUEL GUERRA GÓMEZ



El pasado miércoles 25 de agosto moría a los 90 años víctima del Coronavirus el Padre D. Manuel Guerra Gómez al cual profesaba respeto y admiración desde hace más de tres décadas.

Don Manuel Guerra ha sido uno de los referentes mundiales en cuanto a estudios e investigaciones sobre religiones, sectas, sociedades secretas y masonería.

En mi tribuna de este lunes, la primera de este curso 21/22, explico cómo y por qué llegué hasta él.

Un año más quiero dar las gracias a Andalucía Información - Información San Fernando por la confianza que año tras año deposita en mí. Espero no defraudaros.

Jesús Rodríguez Arias


DON MANUEL GUERRA GÓMEZ

Padre Don Manuel Guerra Gómez

El primer artículo del curso 21/22 en mi semanal tribuna de Información San Fernando quiero dedicársela a una de las personas que he respetado y admirado con la cual he aprendido mucho ya que ha sido un prestigioso referente en cuanto a investigación de temas que a mí personalmente me apasionan. Os estoy hablando de Padre D. Manuel Guerra Gómez que el pasado miércoles 25 de agosto moría a la edad de 90 años, 66 de sacerdocio, víctima del Coronavirus según informó la diócesis de Burgos a la que pertenecía.

Don Manuel Guerra aparte de un entregado sacerdote era un intelectual de primera categoría amén de muy conocido por sus estudios sobre las religiones, las sectas y la masonería. Siendo miembro fundador de la Red Iberoamericana de Estudios de las Sectas (RIES), que presidió hasta el año 2019.

Nacido en Villamartín de Sotoscueva (Burgos) el 27 de julio de 1931, estudió en el Seminario Diocesano “San José” de Burgos, fue ordenado sacerdote en 1955. En el mismo seminario fue formador y profesor entre 1957 y 1967.

Doctor en Filología clásica por la Universidad de Salamanca y en Teología patrística por el Institutum Augustinianum de Roma, su labor docente se desarrolló principalmente en la Facultad de Teología del Norte de España con sede en Burgos donde estuvo de 1967 a 2001 y de la que fue catedrático de griego bíblico, latín cristiano, teología patrística e historia de las religiones, secretario de estudios y presidente. También fue profesor de la Universidad de Navarra y en el Estudio Teológico “San Ildefonso” de Toledo durante 25 años. Fue consultor de la Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales de la Conferencia Episcopal Española. Ha escrito una treintena de libros y decenas de artículos especializados.

Y me preguntaréis, con cierta lógica, como llegué a Don Manuel Guerra. Pues porque llevo más de treinta años investigando la masonería y las sociedades secretas. Investigación que me ha hecho leer libros y documentos de diversa procedencia: Investigadores, que pueden ser creyentes y no creyentes, opiniones ofrecidas por masones, por miembros que han pertenecido y ya no pertenecen a la misma, por personas que estuvieron en su órbita y que al final no se integraron. Año tras año estudiando documentación, libros, encíclicas, visionando reportajes, hasta ir conformando una base sólida de lo que verdaderamente es y significa la masonería amén de otras sociedades secretas.

Mi interés se inició cuando un conocido mío me hizo llegar un libro sobre la masonería a la quería integrarse. Un libro naturalmente escrito por y para masones. Reconozco que me interesó sobremanera a pesar de que estaba en las antípodas de mi pensamiento personal y eso hizo adentrarme en investigar esta sociedad secreta, sus símbolos, los fines que persigue, el poder que detenta.

Investigación que suma ya tres décadas donde me he nutrido con todo lo que a mis manos ha llegado sobre este tema: Autores como Don Manuel Guerra, Ricardo de la Cierva, César Vidal, Alberto Bárcena, José Antonio Ferrer Benimeli o el sacerdote castrense, muy conocido en La Isla, D. Miguel Fernández Krohn autor en 2011 del libro “Tensiones Iglesia Estado en México: La masonería”, que fue capellán de la Escuela de Suboficiales de la Armada y la Carraca así como académico correspondiente de la Academia de San Romualdo de Ciencias, Artes y Letras entre otros muchos autores que por cuestión de espacio no puedo relacionar.

Por eso he sentido especialmente el fallecimiento de D. Manuel Guerra porque era una mente preclara que iluminaba con datos y pruebas nuestro horizonte. Si queréis conocer algo de este apasionante tema permitidme os aconseje tres títulos del Padre Guerra: La trama Masónica, Masonería, religión y política, y el árbol masónico. También de sumo interés su libro “Las sectas: su dimensión humana, sociopolítica, ética y religiosa o el diccionario enciclopédico de las sectas.

Os aconsejo leáis la encíclica del Papa León XIII “Humanum Genus” de 20 de abril de 1884 así como el canon 1374 del código de derecho canónico promulgado por San Juan Pablo II el 25 de enero de 1983 para que se entienda el por qué no se puede ser católico y pertenecer a una sociedad secreta.

Descanse en la Paz de Dios mi querido don Manuel.

Jesús Rodríguez Arias.