jueves, 31 de octubre de 2013

¡ES OCTUBRE...!

No quiero extenderme mucho para no cansar más de la cuenta. Días habrán para escribir largas parrafadas donde cuente mis observaciones, recuerdos y vivencias. 

Termina un mes de octubre apasionante en el cual he aprendido, gozado, disfrutado y compartido mucho y que quiero dejar aquí reflejado para que, una vez escrito, permanezca en la imperecedera memoria.

Empezó con todos los prolegómenos del III Encuentro Internacional de "Blogueros con el Papa", nuestra querida hermana en la Eucaristía nos enviaba decenas de mensajes al día poniéndonos al corriente de todo lo que nos quedaba por vivir. ¡Y se quedó corta! Gracias hermana, gracias Cristina, Mauricio, Alfonso y todos los que hicisteis posible que este magno acontecimiento fuera único y en muchos casos irrepetibles.

Fueron días vividos y gozados desde y en la fe, desde la hermandad y verdadera amistad, desde la cercanía espiritual y personal. Hoy tengo que deciros, a corazón abierto, que os echo de menos a todos. Nombraré a algunos y pido perdón por lo que me pueda olvidar: Cristina, Mauricio, Alfonso, mi querido hermano en tantas cosas, Néstor, P. José Antonio, D. Vicente Vide, Fray Nelson, Pilar, Irina, Mayra, María del Carmen, Mento, Bosco, Miguel Ángel, D. Jesús, Benat, Salvador, Hini y tantos buenos amigos y hermanos en la fe de un Dios que se hizo Hombre y nos humanizó a todos en Su Amor. ¡Gracias de corazón, os llevo en mi alma y en mi permanente recuerdo!

Octubre también es Madrid, consulta y pruebas médicas para conseguir una mejor calidad de vida.

Octubre es cariño de verdaderos hermanos, amistad de la buena, pues nunca olvidaré la visita que hicieron a mi pueblo y a su casa José Carlos Fernández Moscoso y Aurora Ruíz.

Octubre es también Villaluenga del Rosario donde he pasado gran parte del mes que dentro de unas horas nos dejará para siempre porque aunque cumplimos años, los meses vuelven, pero los que se han ido se han marchado para no volver, como otras tantas cosas en nuestras vidas.

Gozar de mi Pueblo, en todos los sentidos, solo lo pueden comprender los que lo han experimentado con nosotros. A los demás que pensáis que estoy loco os diré: ¡Tenéis razón! Aunque, ¡Divina locura!

Se va un mes que recuerdo con alegría de haberlo vivido porque Dios me ha permitido conocer a mis queridos hermanos a los cuales trato a diario y nos apoyamos, animamos, rezamos por nuestras intenciones, nos queremos como lo que somos: ¡Verdaderos hermanos en un mismo Dios!

Ya Noviembre llama a la puerta porque quiere entrar en nuestras vidas. Es un mes triste, de recuerdos, melancolías y de mucho rezar. 

Pero hoy no quería que terminara octubre sin hacer mención a todo cuanto he vivido, experimentado, gozado y nutrido.

Recibid, mis queridos hermanos, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

Jesús Rodríguez Arias

EL ROSARIO Y EL ESCAPULARIO; POR JOSÉ MARÍA VIEYTES BEIRA.



  Todos los 7 y particularmente los 12 de octubre, se celebra el santoral de la Virgen del Rosario y el aniversario de la coronación canónica de la Virgen del Carmen respectivamente, además de la Virgen del Pilar y el Día de la Hispanidad. 

  Pero me referiré sólo a La Galeona y a La Estrella de los Mares, que sería lo mismo que decir: la Virgen del Rosario y la del Carmen, o también, el Santo Rosario y el Santo Escapulario. Sin embargo, la dualidad de estas advocaciones y los signos que representan, coinciden plenamente con el más genuino modelo de la Madre de Dios; María Santísima.    
  Y si en la época de los Reyes Católicos, se decía: tanto monta, monta tanto... En ésta, el símil no por antiguo pierde su valor, sino que resultaría perfectamente aplicable también a estas excelsas dualidades, aun tratándose de tan Celestiales e Inmaculadas Divinidades. 

  Ambas ejercían y ejercen un gran poder protector sobre los hombres del mar. Y la figura de cada una de ellas, ha constituido una simultánea devoción de acuerdo con los tiempos. De ahí sus sobrenombres: La Galeona y La Estrella de los Mares.



  Una, lleva como seña de identidad -el Rosario- su símbolo más característico.  Y la otra -el Escapulario- que la distingue sensiblemente. Escapulario, que según cuenta la tradición lo recibió San Simón Stock, sexto General de la Orden Carmelitana -de mano de la propia Virgen- en su celda de Cambridge, el día 16 de julio de 1251., coincidiendo con el Día de su Festividad. 

  Y desde sus primeros rezos ya se le llamaba a la Virgen: la Estrella de los Mares y el fervor por tan Venerada Imagen y por el Santo Escapulario, no sólo se incrementó sino que se extendió considerablemente entre los hombres de la mar -de tal manera- que el sonido milagroso de las campanas de aquella pequeña capilla del Monte Carmelo en Palestina, en la cual, se albergaba - la flor del Carmelo- salvó de estrellarse contra la costa a la flota de San Luis Rey de Francia a su regreso de las Cruzadas. 

  Episodio, el anterior,  que viene a confirmar y a poner de manifiesto que las oraciones dedicadas al Santo Escapulario: obran maravillas. Y a quienes las practican, se les concede larga y esperanzada vida de salvación eterna. 

  Así pues, la práctica de las oraciones que se derivan del Rosario como las del Escapulario, marcan pautas y situaciones insospechadas de favores derramados en sus fieles, devotos y seguidores. Por tanto, no es casualidad que la oración constante, sea la principal virtud del cristiano creyente y practicante. 

  Por eso, el Rosario es quizás, la oración más practicada entre los cristianos del  pueblo de Dios. Su rezo tranquiliza y reconforta. Produce una sensación de agradable bienestar, que seguramente, sólo puede ser igualada con la oración dedicada al Santo Escapulario; amén de las indulgencias que lleva implícita. 

  "Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra" fueron también las palabras que pronunció la Virgen a los tres pastorcillos en Fátima el 13 de mayo de 1917. 

  Y mayoritariamente los Pontífices anteriores hasta los actuales, pasando especialmente por León XIII, San Pio X, Benedicto XV, Pio XI, Pio, XII, Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II, sobre todo este último, han proclamado y recomendado el rezo del Rosario como fuente de inspiración y medio de obtener todas las gracias. Y creo que no hay oración más hermosa en el mundo, ni nada parecido a la que se le atribuya tantos y tan -bellos calificativos- como los que se le dedican a la Virgen en la letanía con la que finaliza esta reconfortante oración. 

  Juan Pablo II, decía: María, Reina del Rosario, sé maestra y guía de cada familia en esta oración, por mí tan amada. Y no cabe duda que a través del rezo lento y meditado de los distintos misterios del mismo -el cristiano encuentra- la formula de penetrar poco a poco en los sentimientos de Cristo y de su Madre, evocando todos los misterios que son la llave de nuestra salvación  (Homilía de Juan Pablo II, durante la Misa en Kinsagani, el 6 de Mayo de 1980).


  Dicho esto, la reciente festividad de la Virgen del Rosario y la elección hecha por los jóvenes cargadores cofrades (JCC) de la Isla de dicha advocación como titular de su colectivo; cuyo imagen es la que se venera en nuestra Iglesia Mayor, ha sido el motivo  de dedicarles a -éstos cargadores isleños- el presente artículo, diciéndoles: 

   ¡Bravo cargadores! por llevar las cuentas del Rosario entrelazadas en vuestras manos; para rezarlo cuando van aferradas a la madera debajo de los pasos. Y ¡Bravo también! porque supongo que muchos llevareis el Santo Escapulario Carmelitano hecho por -otras manos santas y milagrosas- las de aquella pequeña monjita carmelita, hermana Cristina a la que a pesar de su débil salud de hierro, no le impedía hacer tantos favores y beneficios. 

    Y permitidme decir que por Ella, os anime a seguir fervorosamente su lema -orar y callar- como una continuada rogatoria de impulso no sólo a su beatificación, sino como fiel tributo y homenaje póstumo a sus obras para que -el halo que irradiaba- la presencia de su diminuta gran figura, esté siempre con vosotros y con nosotros, rezando juntos sus oraciones predilectas: el Rosario y el Escapulario.



José María Vieytes Beira. San Fernando. Artículo escrito el 05.10.12. Publicado en el semanario local Información el 25.10.12.       

FRAY MICHAEL PERRY, MINISTRO GENERAL DE LA ORDEN DE LOS HERMANOS MENORES, VISITA LA CUSTODIA DE TIERRA SANTA.

custodia.org

Misioneros franciscanos al servicio 
de la Tierra Santa

En la mañana del sábado 26 de octubre, el ministro general de la Orden de los Hermanos Menores, fray Michael Perry, ha presidido la misa cotidiana ante la tumba del Santo Sepulcro. Para la ocasión, la Custodia de Tierra Santa había invitado a las comunidades religiosas de Jerusalén a unirse a la asamblea de los frailes, llegados de los distintos conventos de Jerusalén.

Durante su homilía, el ministro general ha meditado sobre la figura de María Magdalena, propuesta por el Evangelio: «El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr…» (Jn 20,1-2). «¿Cuántas veces también nosotros corremos, incluso escapamos? –ha preguntado-. Huimos de las cosas que nos dan miedo, que nos toman por sorpresa, que amenazan nuestra identidad y el falso sentimiento de seguridad que nos hemos construido […]. No nos cerremos ante la novedad de Dios que quiere traer a nuestras vidas. No nos dejemos paralizar por el miedo. Este es el momento favorable para acoger el cambio que Dios nos propone a cada uno de nosotros personalmente, que propone a la Orden, a la Custodia. El Señor ha movido la piedra para darnos la vida en abundancia. ¡Jesús está vivo! Cantamos, vivimos, proclamamos la reconciliación, la proximidad, el amor y la esperanza de Dios todos los días. Hagámoslo con todo nuestro corazón. La tumba está vacía y no ha podido impedir la fuerza de la esperanza y del amor de Dios que se ofrece a cada uno de nosotros y a todo el mundo creado. Abrámonos a la novedad de la vida, al alba de un mundo nuevo y de un futuro nuevo que Dios ha preparado para nosotros».
Este mensaje a renovarse, cada uno en su vocación individual, franciscana, y al corazón de la Custodia ha sido uno de los mensajes que el ministro general ha querido ofrecer a los frailes de la Custodia durante su breve pero intensa visita.
Su visita, que ha durado del día 24 al 26 de octubre -la segunda tras su visita relámpago efectuada durante el capítulo de la Custodia del mes de julio-, le ha llevado a reunirse con frailes de Judea, en Jerusalén, y de Galilea, en Nazaret, en dos momentos importantes; pero también se ha reunido con las clarisas de estas dos ciudades, así como con algunos frailes individualmente. Durante su estancia, el ministro general ha participado también en un discretorio de la Custodia y, a pesar de sus obligaciones, ha encontrado tiempo para estar con los frailes de la enfermería y del Studium Biblicum Franciscanum, así como visitar al delegado apostólico en Jerusalén.

Todos han podido apreciar su disponibilidad, a pesar de su agenda tan completa, así como también su deseo de infundir en la Orden y en la Custodia un nuevo estilo, en línea directa con cuanto está haciendo el papa Francisco.

Fray Michael Perry, nacido en Indianápolis, EE.UU, en 1954, fue elegido ministro general de la Orden de los Hermanos Menores en mayo de 2013 para sustituir a fray José Rodríguez Carballo, llamado a la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica.
Haciendo hueco entre sus obligaciones, ha respondido a algunas preguntas.
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San Francisco llamó a Tierra Santa «la perla de las misiones». El ministro general hoy, ¿diría lo miso?
¿Cómo podría decir otra cosa? Es verdad, pero quizá el significado de la misión ha evolucionado. Según las fuentes franciscanas, en Francisco había el deseo de anunciar el Evangelio e invitar a las personas a convertirse al cristianismo. Viniendo él mismo a esta región, encontró un país en guerra y su mensaje cambió, transformándose en una invitación a la conversión del corazón de cada uno a la paz.
Hoy, nuestra presencia aquí se confronta con la diversidad; las fuentes de conflicto son tan numerosas que el mensaje de san Francisco –que es el nuestro- es más válido que nunca, a condición de aceptar que nuestra presencia aquí está al servicio de la población cristiana, pero también de las distintas confesiones, de los distintos grupos religiosos, étnicos y culturales, así como de los peregrinos. Debemos proponer el diálogo, debemos ser constructores de paz entre nosotros, los cristianos, y con los demás. Es Dios mismo quien nos invita a alcanzar tal futuro, un futuro de paz y de reconciliación, un futuro que tiende a la unidad de la humanidad. 

¿Es este el mensaje que ha dejado a los frailes durante su visita?
He invitado a los frailes a renovarse en su vida franciscana y, para hacerlo, a renovar su relación con el Señor, con Jesús. Sobre esta base, buscar la posibilidad de apertura al prójimo porque es Cristo quien nos invita, quien nos toma de la mana para caminar hacia los pueblos de la región, hacia el mundo. Debemos simplificar nuestra vida, debemos aligerarnos… para ir hacia el mundo.

¿Es posible para los franciscanos simplificar su vida, dado que pertenecen a una institución multisecular?
Los frailes tienen una gran responsabilidad, que la Iglesia les ha confiado. Se puede decir aquí, como se suele escuchar en Roma, que la estructura es imponente. Pero no son las estructuras lo que cuentan, es la calidad de la vida, la calidad de la presencia. Creo que las estructuras se pueden utilizar para invitar a las personas a descubrirse a sí mismas en su humanidad y, a través de esta humanidad, poder alcanzar la presencia de Dios, la presencia espiritual en nosotros; que se pueda, por tanto, descubrir la presencia de Dios, la dignidad de cada uno. En este sentido, las estructuras no deben ser un obstáculo sino que deben ayudar a la conversión de la persona. Siempre podemos simplificar nuestra vida y acercarnos todavía más a los pobres. Pero veo que los frailes ya están presentes entre los pobres, están presentes entre los enfermos y entre los necesitados, están presentes en el ámbito de la formación, presentes para cuidar el medioambiente. 

¿Tiene algún mensaje para los habitantes de Tierra Santa?
No tengáis miedo, Dios está con vosotros. No tengáis miedo, los frailes están con vosotros. No tengáis miedo, la paz en Tierra Santa está en las manos de Dios. ¡No tengáis miedo! No emigréis, no dejéis esta región, no abandonéis esta tierra. Vosotros tenéis la misión de santificarla.
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Visita del ministro general al SBF
El 26 de octubre el ministro general OFM, fray Michael A. Perry, ha visitado el convento de la Flagelación, sede del Studium Biblicum Franciscanum. A última hora de la mañana se reunió con todos los franciscanos residentes en la casa, incluidos los profesores invitados y los estudiantes de las distintas provincias de la Orden. El padre guardián de la fraternidad, el padre Nayib Ibrahim, le presentó a los frailes uno a uno. Tras su saludo y el abrazo fraterno a todos y cada uno de los miembros, el ministro nos habló de su experiencia de estudio y docencia en diversas casas de la Orden, incluidas aquellas de los territorios de misión. Nos ha invitado a pedir a la Curia general según nuestras necesidades. Por su parte ha asegurado, también en calidad de gran canciller de la Pontificia Universidad «Antonianum», su cercanía a nuestra institución. El director del Estudio, el padre Massimo Pazzini, moderó esta segunda parte del encuentro. Su visita ha concluido con un ágape fraterno.

JERUSALEN: VIGILIA DE ORACIÓN POR LA JORNADA MUNDIAL DE LOS MISIONEROS.

Patriarcado Latino de Jerusalén


Veilléemissions
JERUSALEN- El Domingo 20 de octubre de 2013, la Parroquia latina de Jerusalén ha celebrado una vigilia de oración con nmotivo de la Jornada Mundial de las Misiones, en  colaboración con las Misiones Pontificias en Tierra Santa.
El encuentro fue presidido por Monseñor William Shomali, vicario partiarcal para Jerusalén, y ha estado centrada en la Liturgia  de la Palabra. También ha participado el Padre Abdo Abdo, carmelita de Haifa, y el Jefe de la Oficina Pontificia por el trabajo misional en Tierra Santa. Asñi como el Padre Michael Shawki, OFM, vicario parroquial de la Parroquia latina de Jerusalén.
La tarde inició con un breve discurso: “Nos encontramos en esta Jornada Mundial de las Misiones para recordar juntos la jornada de las Misiones, de conformidad con esta recomendación del Señor asus Apostoles: “Id por el mundo y predicad”. A partir de esta Tierra, la fe ha sido proclamada en todo el mundo, con el fin de que todas las naciones conocieran la imagen de Emmanuel –Dios con nosotros. Haciendo eco a esta petición de abrir a la universalidad, con el fin de reconocer que somos una sóla familia, queremos estar seguros de formar por extensión una singular unidad con otros Pueblos, unidad que implica los desfíos, la dificultad y la esperanza…! Queremos rendirnos cuenta de vivir en unidad con los fieles pertenecientes a iglesias lejanas, pero que habitan entre nosotros –sea que provengan de Asia, Africa, de las dos Américas, del Extremo Oriente. En el encuentro de esta tarde damos lugar a las oraciones y al canto de nuestros hermanos y hermanas, provenientes de India y de otros país lejanos. Acogemos los testimnio de nuestros amigos que han participado a la JMJ en Brasil, porque comparten con nosotros la experiencia vista a través de los contactos y encuentros vividos en un espíritu de Fraternidad global.”
El padre Abdo después ha ofrecido una breve explicación de la naturaleza de la labor misional en el mundo y de los servicios realizados en la Oficina Pontificia. Después los participantes han asistido a la presentación de elementos simbólicos, destinados a difundir la fe universal: un globo terráqueo, símbolo de la fuente de las misiones para difundir el Evangelio, las cuatro cruces de Tierra Santa, simbolo de los cuatros puntos cardinales, cinco velas que simbolizan los cinco continentes, y las Sagradas Escrituras para que sean difundidas en todo el mundo, según la enseñanza de Dios nuestro Señor.
En el curso de la vigilia, fueron manifestados testimonios de jóvenes que participaron en la JMJ de Río de Janeiro, en Brasil. Mostraron imágenes, las fueron muestra evidente de la pertenencia a la Iglesi de Jerusalén, como punto de difusión de la fe cristiana sobre el mundo, como dijo nuestro Señor: “Id por el mundo y predicad a todas las nociones”. Dos experiencias fueron compartidas, una de Brasil de un voluntario brasileño que trabaja en Jerusalén, y la del padre Jay, un franciscano de origen indio, capellán de la Comunidad India en Tierra Santa y de su misión allí. Como conclusión se escucharon canciones cantadas por la comunidad india.
Monseñor Shomali ha centrado su sermín sobre “nuestra participación – nosotros, Pueblo de Tierra Santa- en el trabajo misional, sea desde el interior o del exterior del país. Esto refuerza estas acciones –ha dicho- y rezar por los misioners en todo el mundo”. Ha citado como ejemplo la oración de Santa Teresita de Jesús, la cual, sin venir a Tierra Santa, ha rezado por ella.
Después ha añadido: “Nosotros realziamos una acción misional en el interior de Tierra Santa, donde cada uno de nosotros puede servir como misionero directamente a su prójimo: el joven al joven, el hombre al hombre, la mujer a la mujer, la familia a la familia, un dependiente sobre otro dependiente, y así todos.”
Monseñor Shomali ha dado todavía un ejemplo de donación: el Jordán, su origen viende de Banias, en el Monte Hermon, trascurre y  fluye hacia el mar de Galilea. El rio continúa si viaje hasta el Mar Muerto – su punto final- . La confrntación está en el lago de Galilea donde recive y da, mientras en el mar Muerto sólo recibe pero no cambia. Esto no debería inspirar en convertirnos en “donantes”. A través de nuestras donaciones podemos de verdad, convertirnos en amigos de Dios. Damo fe y la entregamos a otros. Ellos han exortado  a los fieles a rezar por los misioneros de todo el mundo, con el fin de que un mayor número de habitantes de la Tierra crean en nuestro Señor.
Se destaca que la hermana Anna Maria, hermana comboniana, ha organizado el desarrollo de esta vigilia de orazión con el padre Firas Hijazin, OFM, párroco latino de Jerusalén. Esta presente también el coro de la parroquia latina que ha acompañado con sus himnos.
Diacono Samir Hodali
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COFRADES BIEN FORMADOS; POR MONS. D. JUAN JOSÉ ASENJO, ARZOBISPO DE SEVILLA.

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Cofrades bien formados
Carta Pastoral del Arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo Pelegrina.
Queridos hermanos y hermanas:
Dirijo esta carta semanal muy especialmente a los miembros de las Hermandades de la Archidiócesis, a los que manifiesto mi aprecio y afecto, con la conciencia de que estas instituciones brindan a los pastores de la Iglesia un ingente potencial religioso y evangelizador, pues son para muchos de sus miembros, lo mismo que la Iglesia, sacramento de Jesucristo, es decir, camino, medio e instrumento para el encuentro con Dios. En este sentido, suscribo de corazón la afirmación del Papa Francisco en su encuentro con las Hermandades de todo el mundo el pasado 5 de mayo: en las Hermandades tiene la Iglesia un tesoro porque son un espacio de "encuentro con Jesucristo".
Evocando mis encuentros con las Hermandades en sus cultos o en mi casa, quiero subrayar una vez más a los Hermanos Mayores, Juntas de Gobierno y Directores Espirituales, la esencial dimensión religiosa de estas corporaciones. En el comienzo del curso pastoral, quiero pedirles también que custodien con mimo sus mejores esencias, entre ellas la comunión con la Archidiócesis y la parroquia. Les pido además que mantengan con claridad y sin equívocos su clara identidad religiosa y que no consientan que la dimensión social o cultural, de suyo relativa y secundaria, prevalezca sobre lo que debe constituir el corazón de estas instituciones, que son, ante todo, asociaciones públicas de fieles con una finalidad muy clara, el culto, la santificación de sus miembros, el apostolado y el ejercicio de las obras de caridad. Os recuerdo la frase feliz del Papa Benedicto XVI en su encuentro con las Hermandades de Italia en el año 2006: "Las Hermandades son escuelas de vida cristiana y talleres de santidad".
Defender todo esto es servir a la verdad más auténtica y profunda de las Hermandades, mientras que permitir que estos valores se desvirtúen, es abrir la compuerta a la secularización interna, un mal fatal que todos hemos de tratar de conjurar. De poco servirían, queridos cofrades, vuestros cultos esplendorosos y la belleza de vuestras procesiones, si en vuestra vida asociativa la primera preocupación no es vuestra santificación, el amor a Jesucristo y a su santa Iglesia, la comunión fraterna, la unidad en el seno de la Hermandad y la comunión con los pobres. Estaríamos ante un enorme tinglado de cartón piedra, detrás del cual sólo existe el vacío.
Quiero insistir especialmente en esta carta en la importancia de la formación cofrade. Sólo se ama aquello que bien se conoce. Sólo podremos vivir con hondura nuestra vocación cristiana si conocemos el misterio y la persona de Jesucristo y las verdades capitales de la fe y de la moral cristianas. Os recuerdo el texto bien conocido del apóstol San Pedro, en el que pide a los cristianos, que viven en un mundo pagano y hostil, que "estén siempre dispuestos a dar razón de su esperanza a todo el que se la pidiere" (1 Ped 3,15). El mundo de hoy guarda muchas analogías con aquel al que debieron enfrentarse los primeros evangelizadores. En esta coyuntura se hace más necesaria que nunca la formación doctrinal sólida en las verdades de la fe. Con ella, junto con una intensa vida de oración y un esfuerzo sincero por ser santos, seremos capaces de vivir nuestra condición y misión de católicos en un mundo cada vez más refractario al Evangelio. Para dar razón de nuestra esperanza, necesitamos primero conocerla y estar convencidos de ella. Ciertamente la fe es un don gratuito que hemos recibido de Dios, pero esto no significa que haya de ser irracional y ciega. Debe ser una fe ilustrada y formada.
Desde hace décadas la cultura europea se está deslizando hacia una especie de apostasía silenciosa por parte del hombre autosuficiente, que vive como si Dios no existiera. Por ello, la Iglesia, hoy más que nunca, tiene el deber de anunciar al mundo que Jesucristo es su esperanza. En esta tarea, el apostolado de los laicos es insustituible. Su testimonio de fe es particularmente elocuente y eficaz, porque se da en la realidad diaria y en los ámbitos a los que un sacerdote no puede acceder o accede con dificultad. Un caso típico es la política, el mundo de la economía y del trabajo y la entera vida pública (CFL 42), ámbitos en los que los laicos deben dar un testimonio valiente de los valores cristianos.
En las manos de los responsables de las Hermandades y Cofradías de la Archidiócesis y, muy especialmente de los Hermanos Mayores, Directores espirituales y Diputados de formación está aprovechar los muchos subsidios con que hoy contamos, especialmente el Itinerario de Formación Cristiana para Adultos, que ha publicado la Conferencia Episcopal Española. A ellos les incumbe organizar encuentros periódicos, charlas, conferencias o círculos de estudio para profundizar en los misterios de nuestra fe.
A todos os deseo un curso cofrade verdaderamente fecundo y santificador. Para vosotros y vuestras familias, y para mis lectores de cada domingo, mi saludo fraterno y mi bendición.
+ Juan José Asenjo Pelegrina
Arzobispo de Sevilla

POR NUESTROS DIFUNTOS; POR MONS. D. DEMETRIO FERNÁNDEZ.

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Por nuestros difuntos
Carta Pastoral del Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández González.
La fe cristiana nos enseña que hemos nacido para vivir eternamente, primero en la etapa de la vida terrena, después en la etapa eterna con Dios y con los hermanos. Y que nuestra suerte depende del amor de Dios misericordioso y de nuestras obras en correspondencia a ese amor. Dios nos ha creado para la vida, y para la vida feliz en la eternidad del cielo. Ahora bien, no nos llevará con El forzadamente, sino por la colaboración libre de nuestra voluntad y nuestros actos. La fe nos habla de "otra vida" más allá de la muerte, pues no acaba todo con la muerte, sino que seguiremos viviendo para siempre.
El culto a los difuntos se basa en esta certeza. Si no creyéramos en la otra vida, a qué viene la veneración y el culto a los difuntos. Pues no se trata simplemente de un recuerdo nostálgico de aquellos con los que hemos compartido una etapa –más o menos larga- de nuestra vida pasada, sino de la certeza de que están vivos, a la espera de una plenitud, que llegará en el último día de la historia de la humanidad. Los difuntos nos hablan, por tanto, no sólo de pasado, sino de futuro. Allí donde ellos han llegado, llegaremos cada uno de nosotros, no sabemos cuándo.
La vida del hombre sobre la tierra reviste ese tono de dramatismo, por el hecho de estar sometido a fuerzas contrapuestas, que le llevan a la lucha entre el bien y el mal en su propio corazón y en el escenario de la historia de la humanidad. Nacidos para el cielo, nacidos para Dios, el hombre experimenta la tentación constante de apartarse de Dios, porque lo considera su rival, corriendo el riesgo de perderse eternamente. En esta lucha dramática, la más importante de nuestras tareas, nuestra preocupación estriba en aprender a amar de verdad, para saciarnos plenamente de Dios, que nos llama al amor eterno. Pero también constatamos que muchas veces nos invade el egoísmo, el desamor, todos los vicios capitales, que nos apartan de Dios y de los hermanos.
De nuestros hermanos, que han cruzado el umbral de la muerte, tenemos la certeza de que algunos ya están con Dios, han llegado a la meta con éxito pleno. Son los santos, muchos de los cuales han sido canonizados por la Iglesia, otros muchos más sin canonizar, pero que han recorrido el camino de su vida terrena con éxito, aprendiendo a amar hasta el extremo. Por estos no rezamos, sino que ellos son nuestros referentes, nuestros hermanos mayores que nos ayudan en esa lucha dramática de la vida terrena.
Otros, sin embargo, están en fase de purificación hasta llegar a la plenitud del amor. Habiendo muerto en la amistad de Dios, hay cicatrices de pecados anteriores que han de ser restauradas, hay egoísmos recónditos que han de ser transformados en amor, hay deudas de amor que sólo se curan en el sufrimiento. Estas son las almas de nuestros hermanos difuntos, que todavía no han llegado al cielo, pero que sin embargo ya han alcanzado la salvación eterna. Por estos rezamos, porque nuestra oración les llega y les hace bien. Por ellos participamos de la cruz de Cristo, en el ayuno y la penitencia, para reparar lo que hicieron mal, y nosotros podemos resarcirlo en solidaridad fraterna.
Cabe la suerte de los que libremente se han apartado de Dios para siempre en el infierno. Por esos no podemos rezar, porque la condenación es eterna, y en el infierno es imposible poder amar. No nos consta de nadie, que viva esta situación. Solamente los ángeles caídos, los demonios, que se rebelaron contra Dios y fueron arrojados al infierno, sin posibilidad de redención. Jesús nos avisa en su evangelio de este peligro en nuestra vida, no para asustarnos, sino para mostrarnos que sería una terrible desgracia vivir sin el amor de Dios para siempre, siempre.
En estos días traemos a nuestra memoria a todos los difuntos, para vivir la comunión con ellos en el amor. Visitamos nuestros cementerios, ofrecemos sufragios en favor de sus almas, y de paso caemos en la cuenta de nuestra suerte eterna, para desear el cielo, para purificarnos ya aquí en la tierra, participando de la cruz de Cristo, para acrecentar la esperanza en Dios que nos llama a vivir con él.
Recibid mi afecto y mi bendición:
+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba