jueves, 31 de octubre de 2013

¿CÓMO REZAR CON LA BIBLIA?

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Jesús Colina


¿Cómo rezar con la Biblia? A esta pregunta se puede responder con cinco pasos: lectura, meditación, oración, contemplación y acción.
 
Se trata del método que ya vivían los padres de la Iglesia en los primeros siglos del cristianismo, y en particular los primeros monjes, allá en el siglo III.
 
Este método es conocido con el nombre latino de “Lectio divina”,“lectura divina” o “lectura de lo sagrado”.
 
La Librería Editorial Vaticana (http://www.libreriaeditricevaticana.comy la Sociedad Bíblica Estadounidense (http://www.americanbible.org/), realidad ecuménica dedicada a traducir y distribuir la Biblia, han publicado un manual, un libro, para que todo cristiano pueda rezar con la Biblia subiendo cinco “peldaños”.
 
El manual que tiene por título “Rezar con la Biblia - Meditar con la Biblia” ha sido escrito por el sacerdote Gabriel Mestre.
 
Estos son los cinco “pasos” que propone este manual para aprender a rezar con la Biblia.
 
1. Lectura: 
 
El manual propone que el momento de la lectura sagrada dure al menos 20 minutos. Lo óptimo estaría alrededor de los 50 minutos. El espacio debe ser lo más tranquilo posible, lejos del teléfono portátil, la computadora o el televisor. Una iglesia, en los momentos en los que no hay oficio litúrgico, es uno de los lugares más apropiados. También puede ayudar hacer la lectura orante de la Biblia en medio de la tranquilidad de la naturaleza.
 
La lectura debe comenzar con la invocación del Espíritu Santo, pues “no vamos a estudiar historia, no leemos el texto sagrado por curiosidad”, explica el manual. “El mismo Espíritu Santo que inspiró a los autores sagrados está hoy en nuestro corazón para que podamos leer la Biblia como Palabra de Dios para nosotros”.
 
La pregunta que debe guiar el primer paso es “¿Qué dice el texto?”. Otras preguntas pueden ayudar: “¿Cuál es su propósito? ¿Qué afirma? ¿Qué niega? ¿Qué cuestiona? ¿Qué potencia? ¿Qué confronta?”.
 
El manual sugiere hacer “dos o tres lecturas del texto bíblico. Tal vez en voz alta y otra en silencio”. Esta lectura se puede realizar también en grupo o en comunidad.
 
2. Meditación 

La pregunta que guía la meditación es: “¿Qué me dice el texto?”.
 
“A la luz de la Palabra podremos comprobar los aspectos positivos de nuestra vida cristiana, captaremos también nuestros defectos y pecados. De alguna forma, el peldaño de la meditación es como un examen de conciencia a la luz del texto de la Escritura”, explica el manual.
 
3. Oración

La pregunta que guía este momento es: “¿Qué le digo al texto?” “Es obvio que no respondemos al texto como realidad inmaterial e inanimada, sino al Dios de la Palabra que nos habla mediante el texto bíblico. Por eso, también se podría formular así: “Qué le respondo a Dios que me habla en el texto sagrado?”.
 
El contenido de la oración puede ser: petición de perdón; acción de gracias; alabanza y bendición; súplicas y peticiones.
 
4. Contemplación:

Se podría decir que la contemplación es el momento de la interiorización vital de la Palabra que unifica los tres pasos anteriores. Llega el momento de poner todo bajo la mirada de Dios. Entre los frutos de la contemplación se pueden destacar:

4.1. Experiencia de consolación: una profunda alegría interior independiente de las circunstancias exteriores e incluso de los propios estados de ánimo. Es una alegría de origen sobrenatural, profundamente espiritual y que tiene como fuente, origen y fin del mismo Dios.

4.2. Luz para el discernimiento: Discernir significa poder disponerse para que la luz del Espíritu Santo el alma del orante, y así poder elegir siempre la mejor de las alternativas.

4.3. Fortaleza para mantener la decisión: Se trata de decidir según lo que se ha orado y discernido. De aquí brotan las grandes opciones de la vida: la verdad, la fidelidad, la justicia, el compromiso.
 
5. Acción:

En el último peldaño de la lectio divina, tratamos de poner en práctica en nuestra vida lo que Dios nos ha revelado por la lectura y la meditación, y lo que hemos orado e interiorizado mediante la oración y la contemplación. Todo el proceso de la lectura orante de la Biblia no queda en el interior del orante, sino que se hace fecundo en la vida cotidiana impregnada por los valores del Evangelio.
 
Como explicó el 30 de octubre de 2013 en la presentación de este manual en el Vaticano, Mario Paredes, enlace católico de la Sociedad Bíblica Estadounidense, la lectura orante de la Biblia “se presenta como un método que alienta y propicia el enciento con Dios, con su revelación, su comunicación, su Palabra, su plan salvífico, sus designios, su voluntad, su camino”.
 

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