miércoles, 31 de enero de 2018

LA CONSPIRACIÓN CARLISTA DE GRAZALEMA DE 1836; POR LUIS RUIZ NAVARRO

Poco a poco va finalizando el miércoles y con él llega el artículo de "Raíces de Grazalema" que es ese sitio web que creara nuestro siempre querido y admirado Diego Martínez Salas.

Hoy traigo un retazo de la historia de este bendito pueblo que lleva por título: La conspiración Carlista de Grazalema de 1836 y cuya autoría pertenece a mi querido y siempre admirado Luis Ruiz Navarro.

Quiero con este artículo dedicar un homenaje perpetuo a la memoria de un verdadero enamorado de Grazalema como es nuestro recordado Diego Martínez Salas.

Quiero agradecer muy profundamente su trabajo y dedicación a todo su equipo de amigos y colaboradores.

Quiero mostrar mi cariño lleno de admiración a su viuda, hijos, madre, familia, amigos así como a todo el pueblo de Grazalema y todos los grazalemeños.

Recibid todos un abrazo con sabor a eternidad,

Jesús Rodríguez Arias 


raicesdegrazalema.wordpress.com

Guerrillero carlista andaluz de 1836
 Luís Ruiz Navarro
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Nuestro paisano, D. Antonio Díaz, Subteniente retirado del Regimiento Provincial de Ronda, está preso en la cárcel del pueblo.   El Juez del Partido de Grazalema le encuentra culpable de dos cargos y dicta sentencia:Seis años de presidio en el peninsular de Granada, por delito de infidencia.  Diciembre de 1.836.

Con parsimonia, lía  un cigarro de picadura de Gibraltar del cuarterón que había traído su mujer, María Guerrero, junto con ropa limpia.  A  través del alto ventanuco de gruesos barrotes, sólo divisa la veleta de la Aurora que hoy parece rascar las nubes de gris “panzaburra” que se desplazan lentamente hacia Las Veguetas.

La corta conversación que mantuvo con ella, le ha dejado el corazón helado… y el cuerpo: da patadas al suelo para entrar en calor; aún no le han traído el brasero, única deferencia que le han permitido.  Las cosas pintan muy mal.  Tanto que su suegro, a pesar de lo peligrosos que están los caminos,  decide ir a Sevilla en busca del mejor abogado que pueda encontrar y que quiera encargarse de su defensa.

Todo  comenzó dos años atrás…   A primera vista, le gustó D. Antonio Martínez Arizala;  era un hombretón, como de cincuenta años; vestía con cierta elegancia montuna; calzaba botas finas de caña alta.  Este era el “D. Antonio”, cuyas hazañas iban de boca en boca en todos los corrillos de la Serranía.  Y  pensaba igual que él, punto por punto, tal como le habían comentado.  Se entendieron rápido.

Hacía meses que andaba por  ranchos y cortijadas buscando adeptos para la causa de D. Carlos, Rey legítimo.  Además lo mandaba el marqués de la Hermida, con quien tenía relaciones de amistad y cuentas pendientes por la compra de lanas que hacía al marqués  para la fábrica de paños de su suegro.  Por eso lo recibió en su casa, junto con sus dos acompañantes  y los alojó aquella noche.   Pero por falta de dinero, no pudo darle lo que exigía por orden del de la Hermida;  ya arreglarían cuentas con la deuda por las lanas.

  

Transcurridos dos meses, no podía excusar más el pago.  Eran varias las cartas que Saborido, el aperador del marqués, le había hecho  llegar con orden de entregar algo a cuenta a D. Antonio.  Eran instrucciones precisas, la entrega se haría en el ventorrillo de los Nogales, dos leguas más allá de la Barca.  Y la persona que recogiese el dinero, le entregaría como contraseña una pieza de dos cuartos.  Por eso envió a Juan Gómez, el arriero de su casa, persona de absoluta lealtad, con 1.200 reales en metálico y 300 en paño.

Cuando poco después mandaron a Vicente, el del cortijo de las Agusaderas, con la esquela cerrada pidiendo más dinero, se le contestó que ya se les remitiría a la Venta.

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Luego llegaron las complicaciones… alguien delató  que en un  rancho se habían reunidos unos 15 hombres, la mitad con escopetas, los otros con pistolas y cuchillos y que Martínez Arizala había arengado a los reunidos, dando vivas a Carlos V e insultado a la Reina, y que  había llegado la hora de hacerse hombres;  quienes los siguiesen serían voluntarios de la más noble causa.  Después robaron unos caballos en la venta de Retín, y se fueron para Grasalema, (sic) a “buscar gente”… a casa de D. Antonio Díaz…

Era febrero de 1835. La partida facciosa es cercada en el rancho del Pedregoso y aprehendida.  Isabel Rubio, detenida, confiesa que la Nochebuena anterior en la majada de los Toros de los Pedregosos,  rancho de Cristóbal y Salvador Aguilar, había preparado la cena con dos gallinas a la partida de D. Antonio.   Y  señala a Díaz de  haber facilitado dineros y  de complicidad en  la conspiración.

A pesar de ser Comandante de Armas de Grazalema, persona principal y yerno de un rico comerciante, tiene miedo.  Sabe que el recién estrenado Presidente del Gobierno, D. José María Calatrava,  ha ordenado a los generales Narváez y Rodil mano dura.    No lo piensa, huye.  Y escoge como lugar más a propósito para esconderse  el rancho que llaman Las Rosas, en Morón. 

Allí se encontraba aquel 18 de noviembre de 1836 que amaneció soleado y tibio, cuando se le ocurrió estirar las piernas y dar un paseo por los barbechos.   Se topó en la hondonada con una partida de hombres que, tirados en el suelo y con las escopetas a mano, daban descanso a sus cuerpos y a las cabalgaduras;  se imaginó lo peor pero se equivocó: era un destacamento del general  D.  Miguel Gómez Damas.

Y, casualidad, entre ellos venía un soldado que lo reconoció por haber servido a sus órdenes.  Como sabía de sus ideas,  fue “invitado” a irse con ellos a Ronda.  Y no podía negarse.    El guarda de la dehesa, Juan Párraga,  se cruzó con ellos cuando vadearon el arroyo y abrevaba el ganado.  Una mirada  a  Díaz y el furtivo asentimiento con la cabeza que le hizo éste, le confirmó que cabalgaba entre ellos no muy a gusto,  medio prisionero.

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Gemeral Miguel Gómez Damas

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Ya en Ronda, sin tiempo de asearse, se presentó a D. Miguel.    Conocía el carácter duro e inflexible del general, desde que fue su superior como Comandante  de Algeciras; de cuando visitó el acuartelamiento y se franquearon sus ideas.   Así que después del militar saludo, intercambiar breves formulas de cortesía y divagar por la afición  favorita que también compartían, los caballos,  Gómez fue directo al grano: Busco un Comandante General para la Serranía, que aúne los esfuerzos de las partidas.   Tienes que incorporarte como Oficial al ejército de D. Carlos.   De nada valieron las excusas de estar enfermo y sufrir continuos dolores y achaques.  El general alzó la voz y con gestos enérgicos, dando largas zancadas por la  sala de Oficiales, le instó a que, al menos, hiciese otro oficio para la causa, amenazándole con grave castigo si no aceptaba.

 Y no pudo rechistar, cuando le entregó aquél bando redactado en términos duros e imponentes: orden de levantar Grazalema y volver con hombres, armamento y caballerías.  Dio su consentimiento;  de sobra conocía que de  no hacerlo, pondría en grave riesgo su vida.

Cuan poco satisfecho quedó Gómez de ésta conformidad, lo dedujo al poco rato por asignarle una escolta de diez jinetes y cinco infantes  -le dijo que era para asegurar su persona- y exigiéndole como prenda,  antes de ir al pueblo,  la presentación de un caballo de su propiedad que le había celebrado mucho.

Uniformes carlistas de la Primer Guerra Carlista

De una pieza se quedó Manolo Bocanegra, capataz de la bodega de su suegro en Cañagrande  cuando le vio aparecer de ésa guisa, después de año y medio de ausencia.   Manuel, que me llevo el potro, fueron sus únicas palabras, después de aparejarlo él mismo.  María Gallardo, su suegra, lo besó a modo de saludo y despedida,  sin mediar palabras,  mientras retorcía las manos, nerviosa, debajo del negro delantal; ella lo suponía en Morón, bien escondido…

Bartolo Ruano y Alonso Nieto, como hacían siempre por éste tiempo,  estaban carboneando en los alrededores.  Lo vieron camino de Ronda con los soldados y el potro;  se quedaron mudos de asombro… y se dieron prisa en cargar los mulos con los sacos de picón y volver al pueblo. Se juramentaron en no decir lo que habían visto: era demasiado peligroso.

Fue la tarde noche del 19 de Noviembre de 1836.   La Iglesia parroquial tocaba a Oración, señal del final de las labores del campo y del día, como hacía siglos.  El tañido de la campana rebotaba en la sierra.  En muchas casas, reunida al amor del brasero, la familia rezaba el Rosario. 

No se había apagado aún  el eco de la última campanada.     D. Esteban Pino, capellán de la Ermita de los Ángeles, cerró la puerta y la aseguró con la tranca. Había terminado sus rezos y se disponía a consumir su frugal cena.

Oyó un desusado ruido de cascos de caballería y gente hablando a voces, como dando órdenes, en el atrio; se acercó a la cocina, apagó el candil,  entreabrió el postiguillo y aguzó vista y  oído.  Estaba oscureciendo de prisa y no estaban los tiempos como para salir a curiosear, aún a resguardo de la sotana.

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Ermita de la Virgen de los Ángeles a principios del S.XX. Su aspecto no
debió de ser muy distinto al que tuviera en 1.836
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Reconoció a “Donoso” y su hermano Pedro Menacho, los guardas de los Montes; escuchaban respetuosamente, y  D. Antonio, el Comandante de Armas, les entregó un papel y los mandó al pueblo, a avisar al Alcalde y al escribano y decirles que allí los esperaba sin falta.

Mientras tanto, la tropa se apostó en los peñascos de alrededor, a una distancia regular del Santuario, en términos de poder ver sin ser vistos y llegado el caso, disparar y replegarse sin daño.

Francisco Gago, el alcalde, apuraba su sopa de pan, cuando avisó la sirvienta: en el zaguán esperaban, nerviosos,  los hermanos Menacho que le entregan el documento lacrado.

Era un bando firmado por Gómez Damas; en tono amenazador le conmina que de inmediato, sin excusa ni pretexto alguno, ponga a disposición del mandante cuantos mozos útiles, caballerías y armas pueda reunir.   Para servir a la causa del Rey legítimo D. Carlos V.  De todo levantaría acta el escribano.

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Granaderos Isabelinos o liberales de la Primera Guerra Carlista

Temblando, coge la capa y para mayor subrayar su autoridad, la vara de mando, y además del escribano, se hace acompañar por el Secretario D. Antonio Domínguez y los aguaciles Cristóbal Naves y Francisco Pérez.

Camino de la Ermita cambia impresiones con los Menachos.   Estos le comentan que aunque Díaz parece mandar la tropa, cuando se lo encontraron en las Veguetas, venía entre los soldados, como preso. 

Las palabras cruzadas con Díaz sentados en el poyete del atrio,  fueron las que tanto temía oír, aunque las esperaba: D. Miguel Sancho Gómez Damas, Jefe de Estado Mayor de D. Tomás Zumalacárregui, Teniente General de los Ejércitos del Norte,  no se andaba con finuras y había que obedecer.   De lo contrario, no podría garantizar nada.  El saqueo sería lo menos que podría pasar.

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Cazadores e infantería de Línea liberales de 1836

Gago quiere ganar tiempo; en la Serranía las noticias vuelan. Por sus confidentes, trajineros y contrabandistas -había que hacer la vista gorda en los largos inviernos, tal faltos de jornales- sabe de los movimientos de las tropas liberales, que vienen pisando los talones a la expedición del general.    D. Ramón Narváez está en Osuna.  Alaix, en Antequera.  Felipe Rivero quizás acercándose a Villamartín…

    De hecho, en el cajón de la alcaldía tiene dos discursos idénticos; en uno, en lenguaje florido y poético rinde vasallaje al Ángel de la Libertad, encarnado en la dulce niña-reina Isabel y la sabia regencia de Mª Cristina  El otro igual, pero protestando la fidelidad al Rey legítimo y neto, D. Carlos.

Solo quiere para su pueblo paz, tranquilidad y pan para todos sus vecinos. Están muy lejos de la Corte, y les trae sin cuidado quien se siente en el Trono, tío o sobrina.  Lo que trata de evitar es la sangría de vidas jóvenes que produciría la leva forzosa.  Pero le exigen tomar partido;  solicita tiempo para consultar y deliberar y así lo conviene con el D. Antonio Díaz: al amanecer, enviará al rancho de Juan Gómez Chacón y Catalina Jarillo la contestación con un vecino de confianza.  Y se retiran al pueblo.

Uniforme del Regimiento
Carlista de Castilla, que constituían el
grueso de las tropas de Gómez Dama
en su aventura andaluza
Lo que pasó después  fue tan casualmente  inesperado, que se tuvo por milagro de la Patrona, la Virgen de los Ángeles, testigo divino de lo que pasaba a la puerta de su Ermita para proteger, una vez más, a su pueblo.    Un soldado llega a matacaballo de Ronda con orden urgente de retirada.  A las cuatro de la tarde el ejército rebelde ha evacuado la ciudad,  emprendiendo precipitada fuga ante el temor de ser copado.  La consigna es  reunirse en Atajate con el resto del Cuerpo de Ejercito.

  La partida de facciosos huye.  Grazalema se ha salvado.   El Antonio Díaz queda, inexplicablemente, libre de la especie de arresto en que lo traía la tropa y no la sigue.  Pero no se fía y de acuerdo con  la palabra dada, se va al rancho de Catalina Jarillo.  Allí lo encuentra Juan Casas a las 10 de la mañana cuando llega con la contestación de Gago.  Y con él se marcha a Grazalema,   manifestando su voluntad decidida de no ser faccioso y  volverse a su casa y acogerse al indulto. 

Cuando llega al pueblo es inmediatamente detenido, encarcelado  y puesto a disposición judicial Antonio Díaz, “El Morito” para sus paisanos y para la historia de los cabecillas carlistas de la provincia de Cádiz. 

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Antiguo ayuntamiento donde se encontraba el arresto o prisión donde estuvo
preso el protagonista de estas líneas.

 

La respuesta del Alcalde al oficio de Damas, no la sabremos nunca.

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Días más tarde, los dos ejércitos se encuentran en las inmediaciones de Algar.  Se libra la batalla en el Majaceite.   Los carlistas dejan cien cadáveres en la refriega y ciento quince hombres quedan prisioneros del General Narváez. 


 Gómez Damas, con el grueso del Ejercito carlista sigue su rumbo hacía las provincias del Norte, siendo incapaces los generales liberales de darles alcance, en una retirada que será motivo de estudio y admiración en las Academias Militares de Europa.

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Recorrido de la Expedición de 1836 de Gómez Damas

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NOTAS

Este relato está inspirado en el escrito de defensa que redactó el letrado sevillano D. Joaquín Perez-Seoane Rivero, pidiendo la revocación de la Sentencia del Juez de Grazalema. Por lo tanto, los nombres de personas, lugares, fechas y circunstancias son rigurosamente históricas ya que están sacadas de las declaraciones efectuadas en presencia judicial,  de imputados, testigos y fuerzas actuantes. D. Joaquín, uno de los mejores abogados de la época, fue Fiscal de la Audiencia de Valencia y Rector de la Universidad de Sevilla. El escrito, fue tomado como modelo en la enseñanza del Derecho.   Y así aparece publicado en el libro “LECCIONES Y MODELOS DE ELOCUENCIA FORENSE” editado en Madrid en 1848, junto con otros de distintas causas,  cuyos autores son letrados tan significados del XIX, como D. Wenceslao de Argumosa y Borke, D. Manuel María Cambronero, o  D. Juan Bravo Murillo, entre otros.

UN AÑO AL AMPARO DE LA VIRGEN DEL ROSARIO


EVA SANTAMARÍA. PROCURO OLVIDARTE

TOVARICH; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ



Sólo mi espanto ante los grandes viajes impidió que visitara la magna exposición sobre la dinastía Románov, celebrada en la Colección del Museo Ruso, San Petersburgo, de Málaga. Y eso que me aseguraban que ningún buen retrógrado debía perderse esa apoteosis del Trono y el Altar. Al final, el sabio y viajero Ignacio Jáuregui, que tanto me invitaba a la expedición, digo, a la exposición, resignado a mi pétreo inmovilismo, me dijo que, al menos, tenía que ver la película que se ha proyectado allí como fin de fiesta: Tovarich (Anatole Litvak, 1937): "Una comedia deliciosamente ligera que deviene apoteosis de patriotismo reaccionario y sentimental", me dijo.

Acertó. Las vicisitudes de un matrimonio de sangre real rusa en las estrecheces del exilio en Francia son espumosas y burbujeantes, como el champán, aunque el fondo es fuerte, como el vodka. Entre risas, hay una defensa muy seria del compromiso que implica la aristocracia, que no tiene que ver con el lujo y los privilegios, sino con el deber y el servicio. Sólo a consecuencia de esto, vienen, luego, los encantos de la aristocracia, ante los que se rinden el pueblo -con naturalidad-, la emuladora burguesía y hasta el comunismo, a regañadientes. 

Hay una imagen que es un icono. Besan reverentemente la mano de la princesa que está apoyada, elegantemente, en el palo de la fregona que maneja como doncella. Todo servicio implica una nobleza, pero el doméstico, quizá porque se le desdeña más y, sin duda, porque toca el corazón de la familia, es el mejor. Esto es muy difícil de entender, pero esta película tiene el mérito de dejarlo traslucir. También Al servicio de las damas (Gregory La Cava, 1936) lo logra.

Lo más punzante de la película, sin embargo, no pudo preverlo ni el director ni el guionista. Acaba con un acto de patriotismo de una inmensa generosidad por parte del matrimonio de aristócratas a favor del régimen comunista. Lo hacen por el bien de la Rusia inmortal. Lo que pasa es que nosotros sabemos lo que no sabían en 1937 ni los más furibundos anticomunistas: la brutalidad del régimen y los grandes sufrimientos que haría pasar al pueblo ruso.

El final edulcorado se convierte, por obra y gracia del paso del tiempo y de la verdad desvelada, en un final agridulce. Pero ese fracaso último de la aristocracia en sus buenas intenciones y por su prístina ingenuidad la eleva aún más y da una hondura nueva a la película.

PARA MEDITAR

Actúa con naturalidad, sin fingimientos ni exageraciones, sin poses ni disimulos. La naturalidad despeja la sospecha de todas tus cualidades. Sin naturalidad, los demás verán en tu amabilidad hipocresía, tu fortaleza los amedrentarán, tu serenidad los inquientará y tu sinceridad los herirá. Comportarte con naturalidad dota a tus virtudes de autenticidad y veracidad. 

UN ENERO DE RÉCORD PARA LAS PEREGRINACIONES A TIERRA SANTA


Buenas noticias para las peregrinaciones en Tierra Santa. Las estadísticas del Christian Information Center hablan de un aumento constante, con cifras de récord para este enero 2018.

n Jerusalén, en este enero de 2018, la temperatura va de los 9 a los 17 ºC. Pero el recuento de número de peregrinos está en constante crecimiento.

Confirmando los datos del Ministerio de Turismo de Israel, fray Tomasz Dubiel, director del Christian Information Center, nos da una buena noticia: En enero de 2016, 390 grupos reservaban una misa en los santuarios, con la participación de 11.000 peregrinos. En 2017, en el mismo periodo, llegaban 16 mil peregrinos, en 529 grupos, pero en enero de 2018 el número de grupos aumenta a 770, con un total de 26.000 peregrinos.

“El número de católicos se ha doblado en 2018”, dice fray Tomasz. Aumentan, de hecho, los grupos de otras denominaciones cristianas que piden rezar en los santuarios.

Los datos del Christian Information Center no contabilizan a los miles de peregrinos ortodoxos que han visitado Tierra Santa durante las vacaciones navideñas, celebradas en enero.

Los fieles llegan bien abrigados y dispuestos a ver muchos lugares en un breve tiempo. 




En la Basílica del Santo Sepulcro, el sacristán de la Capilla Latina, fray Auksencjusz Gad confirma el aumento de las misas celebradas. En este periodo del año hay principalmente peregrinos asiáticos, como este grupo de Corea del Sur, al que nos hemos encontrado en la Basílica.

P. DOMENICO
Congregación Misionera Pasionista
“Con la gracia de Dios hemos visitado los santuarios y hemos vivido una bella experiencia espiritual. Acabamos de celebrar en la capilla y tenemos el corazón lleno de alegría. Espero que vengan otros grupos para hacer una experiencia de encuentro con el Señor Jesús.”

Aquí nos hemos encontrado a un grupo de peregrinos procedentes de Portugal, con sacerdotes ya revestidos para celebrar la misa. 

“Creo que todo cristiano debería venir a Tierra Santa y gastar dinero en visitar los santos lugares. Es una inversión para su propia vida.”

En diciembre el Administrador Apostólico del Patriarcado Latino, Mons. Pizzaballa, junto al Custodio de Tierra Santa, Fray Francesco Patton, hizo un llamamiento: “Peregrinos, no tengáis miedo. Venid a Tierra Santa”.

Visitar los Santos Lugares es una experiencia única y ayuda a los cristianos locales. También fray Vitor Rafael, comisario de Tierra Santa en Portugal, lanzó un llamamiento.

Fr. VITOR RAFAEL, ofm
Comisario de Tierra Santa – Portugal
“No olvidemos que las comunidades cristianas de Belén necesitamos mucha ayuda por parte de los peregrinos de todo el mundo. No tengáis miedo, venid a Belén.”

Con la esperanza de posteriores buenas noticias, comienza un nuevo año. En los santos lugares, ocupándose de las capillas o preparando las celebraciones, los franciscanos están con los brazos abiertos, preparados para acoger a nuevos peregrinos.

AUDIENCIA GENERAL 31 ENERO 2108

ZENIT – Espanol


Palabra de Dios: “La escuchamos con los oídos y pasa al corazón”
Francisco invita a los niños a subir al papamóvil © Vatican Media
Francisco Invita A Los Niños A Subir Al Papamóvil © Vatican Media
(ZENIT – 31 enero 2018).- “La Palabra de Dios se abre camino dentro de nosotros”, ha anunciado Francisco. “La escuchamos con los oídos y pasa al corazón; no se queda en los oídos; tiene que llegar al corazón y del corazón pasa a las manos, a las buenas obras”.
El Santo Padre ha dedicado la 7ª catequesis sobre la Santa Misa a la liturgia de la Palabra, esta mañana en la Audiencia General, 31 de enero de 2018, celebrada en la plaza de San Pedro.
El Santo Padre inició un ciclo de catequesis sobre la Eucaristía el pasado 8 de noviembre de 2017. La última reflexión del Papa dentro de este ciclo estuvo dedicada a los ritos de introducción de la Misa, y fue pronunciada el 10 de enero de 2017.
Francisco se ha referido a la Sagrada Escritura como “palabra viva”: Las páginas de la Biblia dejan de ser un escrito para convertirse en “palabra viva, pronunciada por Dios” –ha afirmado– “Es Dios que, a través de la persona que lee, nos habla y nos interpela a nosotros, que lo escuchamos con fe”.
Es el Señor quien nos habla
“¡La Palabra de Dios es la Palabra de Dios!”, ha advertido el Pontífice. “Sustituir esa Palabra con otras cosas empobrece y compromete el diálogo entre Dios y su pueblo en oración”.
“He oído que alguno, si hay una noticia, lee el periódico porque es la noticia del día –ha narrado el Papa–. “¡No! El periódico se puede leer después. Pero allí se lee la Palabra de Dios. Es el Señor quien nos habla”.
RD
Sigue la catequesis completa del Santo Padre, pronunciada esta mañana en italiano, en la Audiencia General, y traducida al español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Catequesis del Papa Francisco
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Hoy continuamos con las catequesis sobre la santa misa. Después de hablar sobre los ritos de introducción consideramos ahora la Liturgia de la Palabra, que es una parte constitutiva porque nos reunimos para escuchar lo que Dios ha hecho y todavía tiene la intención de hacer por nosotros. Es una experiencia que tiene lugar “en vivo” y no de oídas, porque “cuando se leen las sagradas Escrituras en la Iglesia, Dios mismo habla a su pueblo, y Cristo, presente en la palabra, anuncia el Evangelio.” (Instrucción General del  Misal Romano, 29, ver Const. Sacrosanctum Concilium, 7; 33). Y cuántas veces mientras se lee la Palabra de Dios, se charla: “Mira ése, mira ésa, mira el sombrero que se ha puesto aquella: es ridículo”. Y se empieza a comentar. ¿No es verdad? ¿Hay que hacer comentarios mientras se lee la Palabra de Dios? (responden: “¡No!). No, porque si charlas con la gente no escuchas la Palabra de Dios. Cuando se lee la Palabra de Dios en la Biblia –la primera lectura, la segunda, el salmo responsorial y el evangelio- tenemos que escuchar, abrir el corazón, porque es Dios mismo quien nos habla y no tenemos que pensar en otras cosas o decir otras cosas ¿De acuerdo? Os explicaré que pasa en esta Liturgia de la Palabra.
Las páginas de la Biblia dejan de ser un escrito para convertirse en palabra viva, pronunciada por Dios. Es Dios que, a través de la persona que lee, nos habla y nos interpela a nosotros, que lo escuchamos con fe. El Espíritu, “que habló a través de los profetas” (Credo) e inspiró a los autores sagrados, hace que “la Palabra de Dios realice efectivamente en los corazones lo que suena en los oídos” (Leccionario, Introd., 9). Pero para escuchar la Palabra de Dios también hay que tener el corazón abierto para recibir la palabra en el corazón. Dios habla y nosotros lo escuchamos, para después poner en práctica lo que hemos escuchado. Es muy importante escuchar. A veces, quizás, no entendemos del todo porque hay algunas lecturas un poco difíciles. Pero Dios nos habla igual de otra manera. (Hay que estar) en silencio y escuchar la Palabra de Dios. No lo olvidéis. En misa, cuando empiezan las lecturas, escuchamos la Palabra de Dios.
¡Necesitamos escucharlo! Es, efectivamente, una cuestión de vida, como bien recuerda la certera frase  “no solo de pan vive el hombre, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4, 4). La vida que nos da la Palabra de Dios. En este sentido, hablamos de la Liturgia de la Palabra como de la “mesa” que el Señor prepara para alimentar nuestra vida espiritual. La mesa litúrgica es una mesa abundante, servida en gran parte con los tesoros de la Biblia (véase SC, 51), tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento porque en ellos  la Iglesia anuncia el único e idéntico misterio de Cristo (véase Leccionario, Introd., 5). Pensemos en la riqueza de las lecturas bíblicas presentes en los tres ciclos dominicales que, a la luz de los Evangelios sinópticos, nos acompañan durante el año litúrgico: una gran riqueza. Aquí también deseo recordar la importancia del Salmo responsorial, cuya función es favorecer la meditación sobre lo que se ha escuchado en la lectura que lo precede. Es bueno que el salmo se valorice cantando  al menos en la respuesta (véase OGMR, 61; Leccionario, Introd., 19-22).
La proclamación litúrgica de dichas lecturas, con los cantos procedentes de la Sagrada Escritura, expresa y fomenta la comunión eclesial, acompañando el camino de todos y cada uno de nosotros.  Así se entiende porqué algunas decisiones subjetivas, como la omisión de las lecturas o su sustitución por textos no bíblicos, estén prohibidas. He oído que alguno, si hay una noticia, lee el periódico porque es la noticia del día. ¡No! ¡La Palabra de Dios es la Palabra de Dios!. El periódico se puede leer después. Pero allí se lee la Palabra de Dios. Es el Señor quien nos habla. Sustituir esa Palabra con otras cosas  empobrece y compromete el diálogo entre Dios y su pueblo en oración. Por el contrario,  (se requiere) la dignidad del ambón y el uso del Leccionario, la disponibilidad de buenos lectores y salmistas. Pero hay que buscar buenos lectores, que sepan leer, no esos que leen (tragándose las palabras) y no se entiende nada. Es así. Buenos lectores. Tienen que ensayar antes de misa para leer bien. Y así se crea un clima de silencio receptivo.
Sabemos que la palabra del Señor es una ayuda indispensable para no perdernos, como reconoce el salmista que, dirigiéndose  al Señor, confiesa: «Lámpara para mis pasos es tu palabra, luz en mi camino» (Sal 119,105). ¿Cómo podríamos enfrentar nuestra peregrinación terrena, con sus fatigas  y sus pruebas, sin ser nutridos e iluminados regularmente por la Palabra de Dios que resuena en la liturgia?
Ciertamente, no es suficiente escuchar con los oídos, sin recibir la semilla de la Palabra divina en el corazón, para que dé fruto. Recordemos la parábola del sembrador y los diferentes resultados según los diferentes tipos de terreno (véase Mc 4, 14-20). La acción del Espíritu, que hace eficaz la respuesta, necesita corazones que se dejen cultivar y trabajar, para que lo que se escucha en la misa pase a la vida cotidiana, según la admonición del apóstol Santiago: “Poned por obra la Palabra y no os contentéis solo con oírla, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22). La Palabra de Dios se abre camino dentro de nosotros. La escuchamos con los oídos y pasa al corazón; no se queda en los oídos; tiene que llegar al corazón y del corazón pasa a las manos, a las buenas obras. Este es el recorrido de la Palabra de Dios: de los oídos al corazón y a las manos. Aprendamos estas cosas. ¡Gracias!
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