domingo, 28 de enero de 2018

* MI OBISPO


Han sido días para los que nos sentimos y somos Iglesia duros pues con la aniquiladora campaña de desprestigio hacia nuestro Prelado en un medio digital se ha intentado hacer ese daño irreparable de los que viven y maquinan desde el Mal y que utilizan tan maliciosos recursos porque desde la verdad y a cara descubierta ni quieren ni pueden...

Pero también han sido días para la Esperanza pues esta sarta de difamaciones bien estudiadas y maquiavélicamente ejecutadas también nos han unido a muchos de la diócesis y fuera de ella en defensa de nuestro obispo que es lo mismo que decir que de la Iglesia donde ejerce su ministerio apostólico.

Ha querido Dios que este artículo que se publica semanalmente en la tribuna que me cede Información San Fernando en el apartado que dirige y coordina mi buen hermano Pepe Moreno Fraile haya visto la luz justo en la fecha en el que este prestigioso medio de comunicación cumple sus primeros 30 años al cual felicito y me honro en colaborar ofreciendo mi modesta opinión.

Ahora me vais a permitir que os hable de "Mi Obispo"...

Jesús Rodríguez Arias 
MI OBISPO



Mi Obispo es un hombre bueno que se entrega hasta desgastarse por su prójimo, por sus hermanos sacerdotes, a los cuales siempre ampara, siempre defiende, siempre disculpa, por tantos laicos, hombres y mujeres, que permanecen fieles a Cristo y a la Santa Madre Iglesia por medio de la diócesis donde están incardinados.

Mi Obispo es un hombre bueno y santo que ejerce su ministerio apostólico llevando el mensaje del Señor a creyentes y no, a los que están junto a él y sobre todo los que no lo acompañan en el camino de esta vida que entre todos hacemos tan intransitable.

Mi Obispo es un cura sencillo, de mirada clara, transparente diría yo, de mirada alegre, ilusionada, esperanzada, en hacer cuanto esté en su mano para que todos noten el calor y la calidez de un padre para sus hijos, de sembrar en nuestros corazones la luz del Espíritu Santo y el Amor de Dios al que se entrega sin descanso.

Mi Obispo es un sacerdote fiel a la Iglesia a la que quiere como Madre y que con su vida, su ejemplo, su testimonio, hace que también nosotros la sintamos. Sí, se preocupa de que esta Madre sea acogedora, sea amable, sea bondadosa y tenga siempre los brazos abiertos para todos los que en ella quieran pertenecer y vivir.

Mi Obispo es un hombre santo que no se deja deslumbrar por las luces que invitan a vivir fuera de lo que es la Fe, no se entrega a becerros de oros que tanto y tanto nos corrompen.

Mi Obispo es un cura que se entrega a todo lo que es Caridad, se preocupa por los más necesitados que pueden ser de lo material como los pobres del alma que mendigan ese cariño, esa cercanía, esa calidez de un simple abrazo. Sí, hay demasiados necesitados en este mundo donde solo prima el vil metal, el ser para aparentar lo que no se es, las medallas propias y ajenas. Son muchos los que vuelven la cara a los más desfavorecidos pero mi Obispo no es de esos pues siempre tiene la palabra, el gesto, el detalle que se transforma en necesaria acción para solucionar de la manera que él puede y así de este modo cambiar ese estado de desolación.

Mi Obispo, que lleva la mitra y también el báculo, es un hombre que ejerce la dirección de la diócesis con una transparencia, una eficacia, fuera de toda duda y siempre con un sentido caritativo impresionante de lo que muchos, cercanos y no tanto, pueden dar fe.

Mi Obispo es un gran defensor de la juventud, del seminario, de los sacerdotes, de los laicos y por ello ha dotado a la diócesis que pastorea de esa clase de ilusión, de esperanza, de formación, de espiritualidad y de la tan renombrada Nueva Evangelización que aquí por estos lares hace mucho tiempo es una feliz y apasionante realidad.

Mi Obispo es un sacerdote bueno que es capaz de perdonar los más graves insultos, las más ignominiosas campañas de desprestigio personal, que solo ensombrece a los que las realizan, en el más sepulcral silencio, en la más profunda y honda oración. Es de los que perdona sin límites, aguanta sin límites, disculpa sin límites, porque ante todo y sobre todo cree en Dios que es Amor y todos sabemos que el Amor, como la Esperanza, nunca pasan.

Mi Obispo es un buen Pastor que se entrega a su grey sin descanso, que evangeliza a hora y a deshora, que haciendo el Bien planta cara a tanto Mal como existe y que desgraciadamente se deja notar con especial iniquidad.

Mi Obispo tiene nombre y apellidos, se llama Monseñor Don Rafael Zornoza Boy y es el Prelado de nuestra bendita Diócesis de Cádiz y Ceuta.

Sirva este artículo como mi personal muestra de apoyo a nuestro Obispo ante la enésima campaña de desprestigio por quienes dicen creer y no creen, quienes dicen amar y no aman, quienes dicen ser pastores y no son más que lobos con piel de cordero…

Jesús Rodríguez Arias




1 comentario:

  1. Querido Jesús:No sé muy bien lo que os está pasando con vuestro amado Pastor; pero sea lo que sea es algo falsoy vuestro Obispo sigue siendo un santo. Creo que nadie tiene que decirle al Prelado lo que tiene que hacer.Él sabe que el mismo Dios puede permitir que las almas experimenten el dolor y la impotencia ante una situación calumniosa.Jesús sufrió mucho antes de su Resurrección. Los difamadores son los que están al servicio del Mal y son los que tendrán que rectificar si no quieren condenarse. Sería muy bueno que te acercaras a ellos y les hicieras ver que es el Demonio el que los está engañando. No te enfades con ellos y haz que reconozcan al Señor que los avisa porque quiere salvarlos. sé un buen instrumento, Jesús. A ver si consigues que esos lelos se conviertan, que pidan perdón al Señor y a su Obispo y que empiecen a frecuentar los Sacramentos. Yo estoy pidiendo al Señor que solucione el Tema a la mayor brevedad posible. Jesús todo lo hizo bien.Un abrazo de ternura en compañia de tu Obispo. MªJosé Bermúdez(MÁLAGA)

    ResponderEliminar