El ministro de Educación, Cultura y Deporte quiere que los colegios que apuestan por la educación diferenciada puedan seguir recibiendo subvenciones públicas. Y una se pregunta, ¿por qué iban a dejar de hacerlo si hay quienes prefieren dicha modalidad por considerarla positiva, capaz de aprovechar eficazmente el potencial de niños y niñas, y más estimulante que la llamada coeducación, o educación mixta? Atrás quedaron las creencias en torno a la discriminación y es que a principios de los 60, la educación diferenciada fue quedando relegada por la mixta por suponer que implicaba discriminación o segregación. Sin embargo, hoy sabemos que no se trata de dar oportunidades a ellas distintas de las que puedan tener ellos, o viceversa, sino de adaptar la educación a unos y a otras, teniendo en cuenta las diferencias cognitivas que sabemos que existen entre ambos sexos. Son muchos los estudios que demuestran que existen diferencias en la fisionomía de los cerebros de hombres y mujeres. Estas diferencias fisiológicas comportan también diferencias hormonales y neurológicas entre ambos sexos, por lo que se ha comprobado que el ritmo de aprendizaje y las dificultades que éste conlleva no son afrontadas del mismo modo por ellos que por ellas. Luego si la educación diferenciada tiene sentido, los que aboguen por esta modalidad no merecen recibir un trato discriminatorio en lo que a financiación se refiere. Y menos alegando precisamente discriminación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario