sábado, 1 de septiembre de 2012

SE VA TERMINANDO EL DÍA...



Me vais a permitid que hoy mis artículos vayan dedicados en exclusiva a celebrar y festejar nuestro aniversario de boda. ¡Un lustro juntos y parece que fue ayer!

Cuando pasan estos acontecimientos es cuando te vas dado cuenta como pasa el tiempo. Con el día a día no te enteras de lo deprisa que caen las hojas del calendario y, sin embargo, los años se van acumulando en nuestros cuerpos que no en nuestras almas.

En estos cinco años ha habido para todo; para despedidas de seres queridos que nos han dejado para irse a la Casa del Padre, a amistades que han dejado de serlo, por propia iniciativa, y que albergamos la esperanza de algún día, cuando la memoria retenga solo los buenos momentos, de que algún día volverán por el mismo camino que  emprendieron tras su marcha de nuestras vidas. Decirles a estos que nosotros no le guardamos ningún rencor, que le perdonamos todo el mal que nos han intentado hacer y que ese sentimiento de perdón, olvido y generosidad debe ser recíproco. También otros amigos se han añadido a nuestras vidas como si los conociéramos de toda la vida y, también, permanecen los que  nunca se fueron porque siempre estén donde estén siempre están ahí. Es una frase muy redundante, pero veraz como la vida misma. 

En estos cinco años nuestra familia se ha incrementado nuestro ahijados, aunque por Bautismo lo somos de Ignacio, lo somos de todos sus hermanos: Belén, Federico y Nicolás así como nuestros compadres Ana y Federico. En este tiempo Dios nos ha bendecido con una GRAN FAMILIA.

En nuestras vidas permanecen nuestras madres, tías, tata, tíos, nuestros mayores que son el mayor y mejor tesoro que podemos tener.

Cinco años viviendo la fe a diario, viviendo dedicado a Dios y a los demás por medio de los distintos campos de evangelización que hemos ido desarrollando porque así lo ha querido el Padre. Cinco años sirviendo juntos a la Iglesia como ella quiere ser servida.

Cinco años de apoyo, comprensión, respeto y amor mutuo. Cinco años de verdadera felicidad.

Va terminando el día, se va apagando una jornada memorable que quedará prendida en nuestra memoria y nuestro corazón para el resto de nuestros días. 

Mañana empezamos a contar, día tras día, para caminar hacia otro nuevo aniversario y mientras disfrutaremos de nuestra particular forma de ver y vivir la vida.


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