Acabar con la Cuba de estética posrevolucionaria. Eso pretende el régimen de los Castro. Que “mañana mismo” el gobierno de Estados Unidos levante el embargo comercial que pesa sobre la isla desde hace más de 50 años. Así lo puso de manifiesto ayer el ministro de exteriores Bruno Rodríguez argumentado que este hecho “beneficiaría a Washington, tanto en su economía como en su imagen democrática”.
Durante la presentación de un informe sobre el impacto del embargo comercial, Rodríguez consideró que “ya no tiene ningún sentido”, dado que se trata de “un instrumento ilegal de abuso de poder que ha dejado de funcionar y que, además, lesiona los intereses del pueblo estadounidense”.
Por otra parte, el tema del levantamiento o no del embargo “divide a la oposición cubana tanto de dentro de la isla como a la que está en el exilio”, afirma el disidente y periodista Guillermo Fariñas a LA GACETA. Para él, “lo primero que tiene que hacer Rodríguez, como representante de su Gobierno, es exigirle a los Castro que devuelvan las libertades al pueblo cubano. Tiene bloqueada a la ciudadanía”.
En palabras del ministro Rodríguez, “la Casa Blancha tiene muchas razones para levantar el bloqueo comercial”. Que las tenga o no, lo cierto es que desde el Gobierno de la isla “se están empezando a tomar medidas preocupantes; como si estuviera preparando una era post Hugo Chávez”, dice a este diario el opositor Orlando Luis Pardo.
La Venezuela del líder bolivariano es, desde hace años, uno de los principales salvavidas económicos del régimen. Las elecciones en el país caribeño del próximo 7 de octubre parecen tener asustando al régimen.
Por ello, el anuncio de ayer del ministro de Exteriores no extraña. “Es indiscutible que si Chávez pierde los comicios, volvería a Cuba el peligro económico como ya le pasó en los años noventa”, sentencia Fariñas.
La Cuba dependiente, de manos del responsable de Exteriores, aludía ayer a razones económicas, ya que el fin del embargo comercial abriría un mercado nuevo para Estados Unidos, lo que generaría empleo y riqueza y, además, permitiría el intercambio científico, tecnológico, cultural y deportivo.
Rodríguez también esgrimió razones políticas, asegurando que el levantamiento del embargo comercial permitiría a Washington articular una política creíble hacia América Latina y el Caribe, un aspecto abandonado en los últimos años.
Pero lo cierto, según Pardo, es que el tema del embargo “siempre le convino a los Castro por aquello de achacar todos sus problemas de gobernabilidad”, porque con el Gobierno de George W. Bush “se empezaron a vender alimentos a Cuba; y los estamos comprando de manera atroz”, sentencia.
Con todo, el llamamiento del ministro cubano no tiene razón de ser. Para Pardo, “es una traba para EE UU ya que ningún hombre es capaz de acabar con esto de un plumazo: hay que convencer a muchas instancias y no es una perspectiva viable ahora mismo”.
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