2012-09-24 L’Osservatore Romano
Benedicto XVI ha indicado el camino de la paz. Corresponde ahora a quienes tienen en sus manos el destino de Oriente Medio la decisión de emprenderlo —y así poner fin a los sufrimientos de los pueblos que viven en esa atormentada
región— o seguir dando lugar a la violencia, alimentada también de la instrumentalización de convencimientos religiosos que nada tienen que ver con la violencia.
Presidente del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso, el cardenal Jean-Louis Tauran sabe, fruto de sus largos años de experiencia al frente del dicasterio vaticano, que cristianos y musulmanes no tienen hoy, como jamás han tenido, problemas de convivencia en la vida de todos los días. “Los problemas son otros. Muchos los causa el fundamentalismo, un enemigo no sólo para los cristianos, sino para los propios musulmanes”, afirma en la entrevista concedida a nuestro periódico al regreso del viaja del Papa a Líbano, en el que el purpurado ha participado como miembro del séquito.
A la pregunta acerca de cuánto podrá influir esta visita a Líbano en la futura evolución del diálogo entre cristianos y musulmanes responde el cardenal: “Benedicto XVI ha demostrado una vez más gran respeto por el islam y su cultura. Además ha subrayado con vigor la aportación dada por los cristianos, junto a los musulmanes, al nacimiento y a la formación de la cultura árabe en general. Ha renovado el recuerdo de los tiempos en que cristianos y musulmanes vivían juntos en muchos lugares. Él cree en la posibilidad de volver a esa convivencia”.
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