A Franco le quitaron el sueño dos contubernios. El judeomasónico y el de Munich. Según la RAE, la primera acepción de la voz «contubernio», del latín «contubernium», es la habitación con otra persona. La segunda, una cohabitación ilícita, y la tercera –va la vencida–, alianza o liga vituperable. De tal modo, que cualquier pareja establecida, unida por el matrimonio o simplemente por el amor, tanto da duradero que fugaz, cae en el contubernio. No obstante, el segundo significado nos instala en la más absoluta contradicción, al definir el contubernio como cohabitación ilícita. Se entiende el lío que la gente se hace con los contubernios. La última acepción es la que más se acerca a lo que la mayoría, entiende e interpreta como contubernio. Una alianza o liga vituperable. El resumen no puede ser más desconsolador. Vivimos rodeados de contubernios y apenas le concedemos importancia a tan devastadora realidad. Decía el gran José María Pemán, que en España se anda en el norte, se va y se viene en el centro y se para en el sur. Lo hacemos en permanente contubernio. Andamos en contubernio en el norte, vamos y venimos en contubernio en el centro y paramos en contubernio en el sur. En el sur, además, se asalta y se roba en contubernio, sin olvidar que en el norte se glorifica al asesino en contubernio y en el centro se aumenta el IVA en contubernio total. Y éramos pocos y parió la abuela. La abuela, en este caso, ha sido una mujer socialista, Purificación Causapié, miembro de la Delegación del PSOE en el XXIV Congreso de la Internacional Socialista, que nos ha abierto los ojos ante un monumental contubernio de la «derecha mundial y española», según sus razonadas palabras. El «Contubernio Machista».
La señora Causapié, nacida doña Purificación, nos alerta del contubernio que pretende «acabar con los derechos de las mujeres». Lo ha dicho y repetido con vehemencia en el interesante foro que se celebra estos días en Ciudad del Cabo. Para mí, que doña Purificación, nacida Causapié, se ha visto inducida a justificar los gastos que se han originado a causa de su largo desplazamiento al quinto coño de África, y nos ha puesto a todos los pelos en punta y la carne de gallina. Porque un contubernio para acabar con los derechos de las mujeres de todo el mundo no es una alianza vituperable, sino una barbaridad de muy difícil calificación. Ignoro las fuentes que ha bebido la señora delegada Causapié para anunciar tan terrible plan de la derecha mundial y española, pero me siento moralmente autorizado para rebatirle con cariño y decirle que es bastante exagerada. Me he puesto en contacto con la oficina de la derecha española y allí no saben nada del contubernio. En vista de ello he renunciado a llamar a la derecha mundial, figurándome una respuesta similar, o al menos, parecida. El argumento de la distinguida delegada Causapié no es del todo contundente. Afirma «que existe una estrategia de la derecha mundial y de la española en general para acabar con los derechos de la mujer planteando políticas de austeridad contrarias al mantenimiento de los servicios públicos, la educación, la sanidad y la protección social». No entiendo que la señora o señorita Causapié, doña Purificación, considere que esos presumibles planteamientos de austeridad en los servicios públicos, la educación, la sanidad y la protección social, afecten exclusivamente a las mujeres, y no a los hombres inmersos en esos espacios laborales. Para mí, y lamento profundamente hacer público mi desacuerdo con tan admirable autoridad contubernal, que lo anunciado por la señora o señorita Causapié no supera el bajísimo listón de la simple y elemental chorrada. Una chorrada muy socialista, y por ende, digna de la mayor consideración y el más encendido aplauso del feminismo oficial español. En España, que uno sepa, el último atentado con la mujer fue la bofetada que le propinó un asaltador de supermercados a una cajera de Mercadona sin que nadie del feminismo saliera en defensa de la trabajadora apaleada por cumplir con su deber.
En fin, pelillos a la mar, y a ver si el próximo contubernio socialista lo organizan más cerca.
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