La Policía paquistaní detiene al imán que denunció a la menor por «blasfemia». Dos testigos dicen que él introdujo el Corán quemado en la mochila de la niña
El caso de Rimsha Masih ha dado un vuelco al haber sido detenido ayer Jalid Jadon, el imán que la acusó de «blasfemia». Jadon fue arrestado por falsificar las pruebas contra la niña cristiana después de que dos testigos declarasen el domingo que el imán arrancó hojas del Corán y las depositó en la mochila de la menor para inculparla. El clérigo fue trasladado a la cárcel, esposado y con los ojos vendados, y tendrá que permanecer allí al menos 14 días en «prisión preventiva».
El principal testigo, Hafiz Muhammad Zubair, es el ayudante del imán y, entre otras funciones, es el encargado de llamar a la oración. Miembros de la comunidad cristiana en Pakistán, aseguraron ayer a LA RAZÓN que el clérigo estaba interesado en expulsar al colectivo cristiano de esa área para así «poder quedarse con las tierras y las casas de esa comunidad». Cuando vio que Rimsha había quemado hojas del «Noorani Qaida», un libro utilizado para el estudio del Corán, habló con Zubair, el principal testigo, para decirle que si sólo la acusaban por haber quemado esas hojas, «no sería suficiente», así que colocó hojas quemadas del libro sagrado para el islam y asegurarse de ese modo que fuera encerrada en la cárcel.
El imán introdujo, según Zubair, dos hojas del Corán en la mochila de la menor. Tras denunciarla, el imán mostró, durante la oración en la mezquita, las hojas supuestamente quemadas por Rimsha y esto enfureció aún más a la multitud que estaba congregada en ese instante para rezar. En un primer momento, la Policía paquistaní no detuvo a la niña debido a «su edad y a su condición física» –Rimsha padece un retraso mental–, pero el hecho de que el imán mostrase las hojas quemadas fue suficiente para que una multitud cortase la careterra de Cachemira con el fin de pedir el arresto de la menor. Tras el testimonio de Zubair, Jadoon está también acusado de «blasfemia», ya que se considera que al quemar y poner las páginas del Corán sobre la ceniza también «cometió profanación» del libro sagrado. Según los dos testigos, éstos pidieron al imán que «no fabricara pruebas falsas» contra Rimsha, «pero el imán les contestó: es la única manera de expulsarlos».
En Pakistán el valor de la palabra dada está por encima de las pruebas y la ley de la blasfemia permite que uno o varios testigos sean suficientes para encerrar a una persona en la cárcel. No es ningún secreto que esta ley se utiliza más para venganzas y para solucionar trifulcas personales que por el fin de la propia ley, y el caso de Rimsha pone en evidencia más que nunca este hecho.
La legislación es manipulada al antojo de los musulmanes, de hecho, el caso de la menor «no ha sido cuestión de religión, ni de fe, simplemente ha sido la avaricia la que ha provocado esto», señala a este diario Miguel Ángel, misionero salesiano afincado en Pakistán. «La ley de la blasfemia es injusta, y una ley injusta provoca situaciones injustas», añade. Desde que Rimsha fue encarcelada, 275 familias cristianas dejaron sus casas, cumpliéndose así el deseo del imán que la denunció. Ahora, unos 100 cristianos que abandonaron este distrito de Islamabad, están viviendo en un descampado a las afueras de la capital en «condiciones lamentables». La familia de Rimsha sigue escondida por miedo a represalias. «Están rotos», afirma Miguel Ángel. Además, la convivencia entre cristianos y musulmanes se ha vuelto aún más violenta. «Se vive con miedo constante desde que detuvieron al imán», afirma el misionero. Los mulsulmanes no han tenido reparos al asegurar que si la menor sale de la cárcel «se tomarán la justicia por su mano», y han amenzado con matar a la menor. La lista de los cristianos asesinados por linchamientos musulmanes crece cada día en este país asiático. De hecho, esta nómina no se reduce sólo a cristianos, cualquiera que se muestre a favor de las minorías en Pakistán es acosado e incluso asesinado.
La detención del clérigo musulmán podría facilitar la salida de Rimsha de la cárcel, ya que mañana se celebra el juicio en el que declararán el imán y la menor. La detención del clérigo ha incendiado los ánimos de los musulmanes. Iqbal Bibi, de 74 años, defendía ayer al imán en las escaleras de la mezquita de la aldea de Mehr Jaffer, cerca de donde vive Rimsha. El anciano gritaba: «Comprar gasolina, hay que quemar a esos cristianos, el imán está siendo oprimido, no tiene la culpa. Él es inocente». «El imán debe ser liberado», afirmaba un niño de 12 años que se encontraba cerca de la mezquita, según Reuters.
Rimsha Masih, encarcelada el 18 de agosto, fue enviada a la cárcel de Adiala, una cárcel para adultos, pese a que un tribunal médico declaró que era menor y que sufría una enfermedad mental por lo que no podía ser consciente de los hechos que se le imputaban. La Fiscalía no reconoció el informe y aseguró que no tendría en cuenta lo que en él se decía. La acusación paquistaní insistió ayer, tras el giro que ha dado la investigación, que en el juicio que se celebra mañana seguirá presionando para que la niña no sea puesta en libertad. Si Rimsha sigue en arresto, establecería un precedente, ya que es la primera vez en más de dos décadas, desde que se aprobó la ley de blasfemia, que alguien es condenado con pruebas falsas.
Perfil Jalid Jadon / El imán
El altavoz del islamismo más radical
Jadon es el imán de Mehrabadi, el barrio donde vive Rimsha, en Islamabad. Jadoom fue el encargado de denunciar a la menor, consiguió enardecer a los ciudadanos mulsulmanes que iban a su mezquita enseñando las hojas del Coran quemado y dirigió a una multitud para que golpeasen a Rimsha y su madre. Jadon es conocido en Pakistána y ha demostrado su odio por los cristianos en varias ocasiones. Apareció en la televisión nacional paquistaní para «lamentar» que la Iglesia cristiana estaba «perturbando» a los residentes musulmanes debido a los servicios que allí realizaba. Además celebró el hecho de que cientos de familias cristianas huyensen tras la detención de Rimsha, «estaremos encantados de que no vuelvan» declaró al díario «The Guardían». El imán es una figura crucial para los musulmanes ya que los guía en el ritual de oración. Tienen libertad para interpretar el corán « a su manera».
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