domingo, 27 de mayo de 2012

DE PASEO CON MARÍA.

Iglesia | La Gaceta


  •  
  •  
     
    El santuario del Divino Amore
    EL SANTUARIO DEL DIVINO AMORE

    De paseo con María

    27 MAY 2012 | PABLO HERNÁNDEZ BREIJO
    Pío XII le dio el título de "Salvadora de la Urbe". Son pequeñas capillas a cuyos pies dejan flores ciudadanos anónimos.
  • La devoción por la Madonna del Divino Amore empezó de la mano de unos pastores. Durante la Segunda Guerra Mundial, Pío XII le dio el título de “Salvadora de la Urbe”. Hoy, por las calles de Roma es fácil ver imágenes del Divino Amore. Son pequeñas capillas a cuyos pies dejan flores ciudadanos anónimos. Da igual la ideología o la fe de cada uno, la Virgen está arraigada en el corazón de los romanos.
    Aunque está fuera de la mayoría de las rutas turísticas, cada año miles de personas peregrinan al santuario del Divino Amore, a las afueras de Roma. Durante los 14 kilómetros que separan la bulliciosa capital de Italia de este lugar, el viaje se realiza por una estrecha carretera rodeada de árboles que en algunos momentos parecen querer abrazar a quien transita bajo ellos. Por momentos da la sensación de estar cruzando un túnel hecho de vegetación.
    Rápidamente el peregrino vuelve a la realidad y se encuentra, como en la mayoría de los santuarios, con un aparcamiento lleno de coches, autobuses de turistas y personas que van persiguiendo al guía de turno para no perderse el más mínimo detalle.
    Sin disparar un solo tiro
    La historia del santuario se remonta al siglo XIII cuando en el castillo de Leva -perteneciente a la familia Savelli-Orsini- los pastores comenzaron a venerar una imagen mariana que había en una de las torres de la fortaleza. Siglos después, en la primavera de 1740, un peregrino fue atacado por una jauría de perros. Ante su desesperación elevó la mirada al cielo, vio a la Virgen María y le pidió ayuda. Al instante los animales dejaron de atacarle y salieron corriendo. Este hombre y la gente del lugar consideraron el hecho como un milagro y la veneración por la imagen mariana comenzó a crecer.
    Diez años después de este suceso, el cardenal Cario Rezzonico -que sería el papa Clemente XIII- consagró una iglesia a la Virgen en el lugar del milagro y comenzaron las grandes peregrinaciones.
    El 29 de diciembre de 1930 será nombrado rector del santuario el hoy Siervo de Dios Umberto Terenzi. Al llegar, verá que la zona está muy descuidada y con necesidad de cambios. Terenzi instaurará la misa diaria, la celebración del sacramento de la confesión y las peregrinaciones marianas. Su deseo será despertar en los romanos el mismo fervor que habían tenido aquellos pastores allá por el siglo XIII. Y para ello no se limitará a que los romanos vayan al santuario. Terenzi visitará todas y cada una de las localidades cercanas al Divino Amore. En muchas de ellas encontrará a familias afectadas por la malaria, la pobreza y el analfabetismo. Su único horizonte, como él mismo decía, era “conocer y hacer conocer, amar y hacer amar a la Virgen, cueste lo que cueste”. También se servirá de los medios de comunicación para desarrollar su propósito y comenzará a publicar un periódico al que llamará Parroquia y una revista a la que titulará La Madonna. En marzo de 1942, el propio Terenzi instituyó la Congregación de las Hijas del Divino Amor.
    El 24 de enero de 1944, durante la Segunda Guerra Mundial, la imagen de la Madonna del Divino Amore fue llevada por varias iglesias de Roma. El 4 de junio de ese mismo año llegó a la iglesia del Gesù. Allí, el pueblo romano pidió a la Virgen la liberación de la ciudad y para ello ofreció la construcción de un nuevo santuario. El papa Pío XII dio a la Virgen el título de “Salvadora de la Urbe”, se unió a la gente de Roma y en su oración dijo: “Nosotros miramos hacia Ti, Madre del Divino Amor, esperando de Ti, de tu materna intercesión, nuestra salvación. Protege tu Roma”. La ciudad fue salvada sin dispararse un solo tiro. Desde entonces, cientos de personas muestran su agradecimiento por distintas cuestiones en este santuario.
    Una entre siete
    Unos llegan en bicicleta, otros en coche y otros prefieren hacerlo a pie. Todos los sábados entre Pascua y octubre, miles de personas con antorchas encendidas emprenden una peregrinación nocturna saliendo a medianoche desde Roma y llegando al santuario a las cinco de la madrugada del domingo. Aquellos que lo han realizado lo denominan “el paseo nocturno con María”, ya que se aprovecha para rezar el rosario y cantar canciones dedicadas a la Virgen. Durante este caminar se pasa al lado de las catacumbas y la iglesia del Quo Vadis. Todo concluye con la celebración de la misa a las seis de la mañana.
    Otra de los actos representativos que se celebran en el Divino Amore es la Pasión Viviente que lleva a romanos y peregrinos a la Jerusalén de hace más de 2.000 años. Más de 200 actores representan la últimas horas de Jesús antes de morir en la cruz. Todo elegido con sumo cuidado, ya que el Calvario se representa en una colina y el sepulcro se encuentra en una de las cuevas de la zona. Personajes de época, música, juego de luces y la voz de un narrador hacen el resto.
    En 2000, Juan Pablo II incluyó el santuario del Divino Amore entre las siete iglesias de Romaque deben visitar los peregrinos para ganar las indulgencias durante un año santo. Entre estas siete iglesias están las cuatro basílicas mayores, las dos basílicas menores y este santuario.
    La bicicleta de Merckx,la camiseta de Fonseca y el poema de Totti
    Muchos de los peregrinos agradecidos son deportistas como el ciclista Merckx, quien el 4 de noviembre de 1975, tras una peregrinación, ofreció su bicicleta a la Virgen. También hay ofrendas de algunos futbolistas como Fonseca, que ofreció su camiseta de fútbol el 19 de febrero de 1997, el exmadridista Cassano o el exvalencianista Di Vaio, quien dio gracias a la Madonna del Divino Amore tras haberse recuperado después de haber perdido el conocimiento durante cuatro minutos al golpearse en un partido.
    Pero sin duda el más devoto de todos ellos es Francesco Totti, capitán de la Roma y de la selección italiana de fútbol. El 3 de julio de 2000 peregrinó al santuario y allí dejó su camiseta con un mensaje que hoy todavía se puede leer. En él le da gracias “por haberme llevado a la fe y haber guiado mis pasos. Constantemente experimento tu presencia en la alegría y en la tristeza. Te doy mi corazón de hijo fiel”. Y concluye su oración diciéndole a la Virgen que “todo lo que Tú permitas que ocurra será para mí un proyecto de amor”.
     

No hay comentarios:

Publicar un comentario