Javier Escrivá, director del Instituto de Ciencias para la Familia y pionero en la formación de esta materia, será uno de los encargados de abrir hoy el VI Congreso Mundial de Familias, que reunirá a activistas provida de 75 países de todo el mundo.
-¿Cree que la familia está en crisis?
-No podemos ocultar ni negar la crisis de la familia, ni la aparición de nuevos “modelos”. La familia continúa siendo la institución más valorada por el conjunto de nuestra sociedad, como el más importante marco de convivencia e integración social.
-¿Qué deriva ha sufrido el concepto de matrimonio?
-Las reformas legales a las que hemos estando asistiendo en los últimos años, y que se han denunciado desde los más diversos foros, han ido vaciando el concepto legal de matrimonio hasta el punto de convertirlo en una caja vacía donde cualquier relación es posible. Si todo es matrimonio, al final nada es matrimonio.
-¿Qué propone usted como experto en la materia?
-Parece necesaria una nueva pedagogía de doble dirección. Por una parte, una pedagogía que haga a la familia cada vez mas consciente de sus responsabilidades pero también es necesaria una pedagogía que impulse un cambio sustancial hacia una política global, integral de la familia.
-¿Considera que el Gobierno escucha las reivindicaciones de los profamilia?
-Oírlas creo que sí, porque no son sordos, pero tengo mis dudas sobre si las escuchan.
-¿Y la sociedad?
-Estoy convencido de que sí se escuchan esas voces y que están contribuyendo a sensibilizar a la sociedad sobre estos temas, de lo contrario no sufrirían tantos intentos de ser acalladas y de forma tan agresiva.
-¿Deberían cambiar los comportamientos políticos y sociales frente a la familia?
-Sin duda, y lo primero que todos debemos entender es que el matrimonio y la familia no son un invento del “cristianismo ideológico”, así como tampoco conforman una cuestión meramente cultural, ideológica o política. El origen de la familia está más allá de cualquier ideología o debate. Y es una exigencia inaplazable que la temática de la familia empiece a descansar menos en bases ideológicas y más en el reconocimiento de hechos objetivos, como, por ejemplo, en la responsabilidad de las familias en la educación de los niños, en la importancia de la familia como primer núcleo de solidaridad entre las generaciones o en el papel económico y asistencial de la familia. En este sentido, hay que advertir de que recientes estudios científicos avalan que el papel clave que la familia juega en el mantenimiento del crecimiento económico a largo plazo, en la viabilidad del Estado del Bienestar y también en la productividad de grandes sectores de la economía moderna.
-¿Considera que el Gobierno escucha las reivindicaciones de los profamilia?-Oírlas creo que sí, porque no son sordos, pero tengo mis dudas sobre si las escuchan.
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