domingo, 27 de mayo de 2012

"LA REINSERCIÓN DE ETARRAS OFENDE A LAS VÍCTIMAS".


  • Política | La Gaceta
     
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    Teresa Jiménez Becerril:
    TERESA JIMÉNEZ BECERRIL, EURODIPUTADA DEL PARTIDO POPULAR EUROPEO

    'La reinserción de etarras ofende a las víctimas'

    27 MAY 2012 | BERTA FERNÁNDEZ
    "Pueden dejar de ser terroristas, pero nunca de ser asesinos".
  • Su vida dio un giro de 180 grados una noche de enero de 1998, cuando unos terroristas asesinaron a su hermano Alberto, concejal del PP, y a su cuñada, Asunción García Ortiz, en una calle de Sevilla. Entró en política y desde entonces, allí donde esté, su voz se alza en defensa de las víctimas. Por eso no entiende, ni quiere, el acercamiento de presos al País Vasco ni nada que tenga que ver con el plan de reinserción de etarras.
    -¿Qué siente cuando oye hablar de punto final del terrorismo?
    -Inquietud, alivio, esperanza y, a veces, rabia por no estar segura de qué clase de punto final es ese y porque no tenemos la seguridad de que sea una derrota total como queremos las víctimas. Diría que, sobre todo, me produce inquietud.

    -Inquietud, ¿por qué?
    -Porque ETA no entrega las armas, porque Europol dice que siguen reclutando gente y no se puede asegurar que esté desactivada. Y porque no sabemos qué se va a dar a cambio.

    -¿Se siente defraudada con el Plan Integral de Reinserción de presos terroristas que ha puesto en marcha el Ministerio del Interior?
    -No creo en la bondad ni en el deseo de reinserción, ni en el arrepentimiento, ni en nada de eso, de los terroristas. Soy contraria a cualquier plan que vaya en dirección opuesta al cumplimiento íntegro de las condenas. Se dice que la ley prevé una serie de beneficios, pero las víctimas no queremos beneficios para los reclusos, sean o no terroristas. Lo consideramos una injusticia. Además, en el caso del terrorismo es especialmente nocivo porque se está lanzando el mensaje de que, al final, los crímenes han servido para algo.

    -En la oposición, el PP apoyó las manifestaciones en contra de la política antiterrorista del Gobierno de Zapatero ¿Por qué este giro ahora que está en el Ejecutivo?
    -Las circunstancias son diferentes. El PSOE lo que hizo fue negociar con ETA, mientras que el PP se ha encontrado con una tregua que los etarras dicen que es definitiva. ¿Hay que creerles? Dios lo quiera porque nosotros, más que nadie, queremos que ETA deje de existir. Cuando hablo con gente del Gobierno, con el ministro de Justicia, me dicen que se aplicará la ley, y yo les creo, pero no sé si, a veces, falla la comunicación en el lanzamiento de los mensajes... Pienso que el discurso del Gobierno no implica, verdaderamente, un cambio en la política del PP, sino a que es responsabilidad de quien gobierna moverse, intentar hacer algo. Otra cosa es que nosotros no lo entendamos –es normal– o que creamos que no hay que tener prisa y, desde luego, nunca, nunca, tiene que pasar por la humillación de las víctimas.

    -¿Habló con el titular de Interior o con Rajoy?
    -Hablé con Jorge Fernández en el aniversario del asesinato de mi hermano Alberto, el pasado 30 de enero. Con Rajoy no he hablado últimamente. Intentaré hacerlo. Tengo conversaciones muy a menudo con Carlos Iturgaiz, Jaime Mayor Oreja y con muchos dirigentes del partido que trabajan conmigo en Europa, y el pensamiento es el mismo que tengo yo.

    -¿Qué le diría al presidente en este momento?
    -Le diría que existe mucha inquietud entre las víctimas y que la mayoría de los españoles no entiende que se premie a los etarras incluso sin que pidan perdón. Comprendo que haya una estrategia para debilitar a ETA, porque no creo que se haga para fastidiar y echarse a la gente encima, incluido su electorado, ¿no?, pero le diría también que España no está para enfrentamientos, que no queremos enfrentamientos, que hay que reconducir las cosas y que los mensajes que se lancen correspondan con lo que de verdad piensa el PP: nada de beneficios a los presos, cumplimiento de la ley y que paguen por lo que han hecho.

    -¿Influye en esa estrategia la proximidad de las elecciones vascas, que podrían adelantarse varios meses?
    -Por supuesto. Como el mundo de Batasuna está todo el día diciendo que no se hace nada, que el PP no quiere la pacificación del País Vasco sino la confrontación porque eso le da votos; el nacionalismo, España... quieren hacerles ver que no es así y jugar esa carta, pero yo, con todos mis respetos, no lo entiendo. Soy muy respetuosa con los que viven y llevan la política en el País Vasco, porque creo que su percepción es completamente diferente de la nuestra, pero el terrorismo no es, en modo alguno, un problema vasco. La mayoría de las víctimas pertenece a otros lugares de España. Además, no estoy tan segura de que ellos mismos lo quieran porque, cuando hablo con Basagoiti, sé que apoya mi discurso, y yo soy muy clara hablando.

    -¿Qué opina de la Comisión Internacional de Verificación, cuyo papel, por cierto, el Gobierno no reconoce, aunque tolera?
    -Bueno, porque son personas con nombre, con prestigio. Se les deja actuar porque, si no, todo el mundo en el Parlamento Europeo, en la Comisión –incluidos los socialistas– se ponen en plan víctimas, como diciendo “¿ven? Ni siquiera nos permiten que traigamos gente para que ayude en esto”. Como dijo el Ministerio del Interior, y yo lo llevo diciendo toda la vida, si hay alguien que sabe verificar, es la Guardia Civil y la Policía Nacional, que lo llevan haciendo toda la vida y han pagado un precio en sangre muy alto. La suerte de ETA, y la desgracia nuestra, es que fuera de España no se tiene ni idea de lo que son y de lo que hacen esas alimañas. Hay que hacer mucha pedagogía todavía. Yo, en el Parlamento Europeo, estoy en la Comisión de Libertades Civiles, Justicia, y Asuntos de Interior, Derechos Humanos y Derechos de la Mujer, y cada vez que puedo, aunque no pegue, lo saco. No es que me guste ir por el mundo de víctima, soy una persona alegre, estoy todo el día riendo y feliz, pero tengo que decir que a mi hermano le pegaron un tiro por la espalda, luego se volvieron y dispararon contra su mujer cuando lo estaba sosteniendo. Y sabían que, a 20 metros, había tres niños chicos que se quedaban sin padres.

    -¿Volverán las víctimas a hacerse oír en la calle?
    -No tengo idea. Se ha creado una plataforma llamada Mujeres por la Justicia, que cuenta con todo mi apoyo. ¿Salir a la calle? Depende de si la sangre llega al río.

    -¿Ha notado un cierto cansancio entre los ciudadanos o, quizá, un deseo creciente de pasar página cuanto antes?
    -Como soy víctima, a lo mejor no se atreven a decirme nada. A veces la gente habla de pasar página, que si las víctimas están politizadas, que si exageran, que si esto, que si lo otro, pero en cuestión de presos, de cumplimiento de las condenas y lo que es el sentido de la Justicia, la gente lo tiene muy claro. Si las víctimas salieran a la calle, hombre, no digo que vayan a movilizar a medio Madrid, pero habría mucha gente.

    -¿Es posible el perdón?
    -El perdón es algo muy personal. Yo no estoy muy de acuerdo con los que hablan de reunir a las víctimas con sus... Lo conozco muy bien, se llama justicia restaurativa. Le voy a repetir una frase que me parece que es del hijo de Carlo Casalegno, periodista del diario La Stampa, asesinado por las Brigadas Rojas en 1977: “Puede dejar de ser un terrorista, pero nunca va a dejar de ser un asesino”. Pues con ETA, lo mismo. Pueden dejar de ser terroristas, pero De Juana Chaos nunca dejará de ser un asesino. Es muy complicado dar a esas personas el perdón.

    -¿Estaría dispuesta a hablar cara a cara con los asesinos de su hermano y de su cuñada, como hacen otras víctimas? 
    -No. A día de hoy, en absoluto. Por respeto a mi madre.

    -Nunca he comprendido la división que hay entre las distintas asociaciones. ¿Hay víctimas de derechas y víctimas de izquierdas?
    -Por supuesto que no. Yo creo que la desgracia que les ha hecho víctimas supera cualquier tema político.

    -¿Qué opina, como eurodiputada, del cambio político en Francia?
    -Habrá que ver cómo es ahora el eje franco-alemán y cómo influye en España y en el resto de Europa. Además, en elecciones se dicen cosas que a lo mejor no se pueden llevar a cabo del todo. Por otra parte, después de la horrible experiencia que hemos tenido con el socialismo en estos últimos años, como Hollande tenga algún parecido con Zapatero, no le arriendo las ganancias a los franceses.

    -Y en su tierra, Andalucía, sigue gobernando el PSOE, con ayuda de IU.
    -Me produce una tristeza infinita. Es una vergüenza. Pensar que con todo lo que ha pasado con el entramado de los ERE, con la tasa de paro que hay, la gente apoye a un Gobierno con toda esa corrupción, esa indolencia... Como quiero a mi tierra, me duele. En campaña, he dado mítines en algunos pueblos donde había gente apuntando a ver quién entraba. A veces parece que estamos peor que en el País Vasco.

    Íntimo y personal

    Su vida es un constante ir y venir entre Turín, Bruselas, Madrid y Sevilla. “La política no tiene horas ni días. Es un trabajo muy absorbente. Vives y trabajas en los aviones, en los aeropuertos. A mí no me importa, porque no tengo miedo a volar y me gusta viajar”, afirma esta sevillana de nacimiento, licenciada en Ciencias de la Información, empresaria y que, entre otras ocupaciones, fue mánager de la firma Prada en Londres. “Dicen que soy nerviosa, pero no, lo que soy es hiperactiva”.

    -Con tanto ajetreo, ¿cómo concilia trabajo y vida familiar?
    -Muy mal, como la mayoría de las mujeres. Dicen que hoy los hombres ayudan... En fin, será a las que les toque. ¡Al hombre hay que agradecerle lo que hace y la mujer lo hace porque lo tiene que hacer!

    -Tiene dos hijas, de 15 y 11 años, que viven entre Madrid y Turín y con las que le gusta ir al cine. ¿Qué tal llevan sus ausencias?
    -Llamo mucho por teléfono y cuando puedo las llevo conmigo. Ellas conocen mis motivaciones para entrar en política. El político era mi hermano, que con 18 años militaba en Alianza Popular (AP). Un día le dije: “No me interesa la política”. Y él respondió: “No digas tonterías, la política es la vida, cómo no te va a interesar”.

    En 2009, Mariano Rajoy le propuso ir de número 3 en la lista del PP al Parlamento Europeo y aceptó. Cree que “hay que explicar Europa más, llevarla a los ciudadanos”. Y añade: “Yo vengo de la sociedad civil. Trabajo para mejorar la vida de la gente”. Especialmente la de las víctimas. De hecho, en el PE es ponente de la Directiva sobre Derechos, la Protección y el Apoyo a las Víctimas de Delitos, actualmente en trámite de “dura” negociación con el Consejo, poco favorable a la misma por los costes que conlleva, pero que “si Dios quiere y todo va bien, quizá esté aprobada a finales de año”.

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