jueves, 5 de abril de 2012

EL PRENDIMIENTO: "ÉSTA VA POR MORAÍTO".

Diario de Jerez
EL PRENDIMIENTO

"Ésta va por Moraíto"

El recuerdo del tocaor marca la salida de una hermandad que es mucho más que una advocación
FRANCISCO ABUÍN | ACTUALIZADO 05.04.2012 - 07:24
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El palio de la Virgen del Desamparo encara la calle que desde ayer lleva el nombre de 'Moraíto'. / Miguel Ángel González
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La emoción se refleja en los rostros. / Miguel Ángel González
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El Miércoles Santo jerezano es intenso por varios motivos, el día de más cofradías en la calle y las advocaciones que son protagonistas. Una que sobresale del resto es la del Prendimiento, que con sólo nombrarla nos evoca jerezanía y sobre todo le devoción de un barrio y de su gente. Más que de un barrio, que es el emblema fundamental, es de todo Jerez. Nos señala un lugar y un ambiente genuino que da carácter universal a la cofradía, ese ambiente que es capaz de crear la gente que venera al Señor de las manos atadas que bajo su inmenso olivo volvió ayer a las calles para deleite de propios y extraños, aquellos que en cantidad acuden a la llamada del miércoles más especial de esta ciudad. Los primeros momentos del día en torno a Santiago ya delatan que algo especial tiene esa jornada. Con el templo principal aún cerrado por la ineficacia de unos y de otros, y por el que se clama casi en el desierto, ahora un poco más arriba casi en la mima calle de la Sangre el gentío se reunió y ocupó los pocos espacios disponibles para ver salir a la cofradía, de largo cortejo rojo y blanco, ordenado y con una conciencia que es poco habitual en este formato de hermandad de capa. Todo fue expectación cuando asomaban los ciriales que preceden al paso del Señor, que cuando se insinuó a la muchedumbre, ésta estalló en aplausos sin que hiciera falta algún acicate más que ver el rostro sereno y sencillamente maravilloso del Prendimiento, que tras dejar atrás del dintel de la puerta empezó a avanzar por el corto espacio que separa el patio exterior con verja de la plaza de Santiago. Todos recordaron a ‘Moraíto’, el desaparecido tocaor, que hace apenas un año contemplaba la salida desde un balcón. El paso casi llegó a su calle, la miró de soslayo pero siguió su camino. Por la noche estaba previsto que se metiera hasta la casapuerta. Y es que su recuerdo pesa mucho.  
Las palmas por bulerías, los oles y el compás de unas palmas junto a alguna voz que apuntaba ya la primera saeta de la tarde y noche, señalaron el inconfundible camino de ser de esta hermandad: “Señora del Desamparo que va siguiendo al Prendimiento. Tú eres para los jerezanos la reina del firmamento”. Gitano a más no poder, más que el Arcos de Santiago. Todos son protagonistas y delatan un enorme orgullo de pertenencia a una cofradía que es al mismo tiempo un símbolo más, importante por cierto, de la forma de vida y de expresión de una gente que son Jerez en su pura esencia y de otros muchos que no dudan en sumarse a esa corriente por algo más que una mera simpatía. Dejando marchar al Prendimiento junto a su muchedumbre y andando de frente  acompasando el caminar al ritmo de la corneta y el tambor y también al otro ‘ritmo’ externo, llegó el Desamparo en su armonioso palio rojo y oro desbordando la puerta con la inmensa belleza de un conjunto inigualable en proporciones, estética y en la forma de moverse. Llegó la restauración de la Virgen acometida este año tras el susto de la pasada Semana Santa. Moraíto estaba presente en el alma de la gente de Santiago. Se le  vio en cada compás, en cada palma, en cada saeta y en cada mecida. El recuerdo material ya está en la calle donde vivió, pero el permanente está en los adentros de los que saben que el Prendimiento es mucho más que una hermandad.

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