Las puertas parecen más hermosas cuando están abiertas que cuando las vemos cerradas.
Que tu corazón sea una puerta abierta de par en par para todos los hombres; no lo cierres a nadie.
Quizá alguien te acaba de lanzar una piedra: La piedra de la calumnia, de un desdén, de un desprecio... Cuando aprietes su mano, si lo haces con sinceridad y con amor, le estarás abriendo tu puerta, esa puerta que él inconscientemente quiso apedrear.
Cuando sonríes de verdad y no fingidamente al que habló mal de ti, en lugar de vengarte, estás abriendo tu puerta para que por ella penetre quien no supo ser ni justo ni caritativo.
Y de esa forma tú harás que, comenzando por ti, todos vayamos siendo un poco mejores, todos abramos las puertas de nuestro corazón; y cuando los hombres no escondan en su corazón falsedad ni hipocresía, entonces y sólo entonces, el mundo se sentirá mejor.
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