LAS VOCACIONES EN ASIA Y LA OBRA PONTIFICIA SAN PEDRO APÓSTOL.

Ecclesia Digital.

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Escrito por Ecclesia Digital

jueves, 26 de abril de 2012

OMPRESS-ROMA (26-4-12) 4.158.552 euros es la suma con la que la Obra de San Pedro Apóstol ha respaldado la generosidad de los jóvenes que siguen su vocación sacerdotal o religiosa en Asia. Durante el año 2011 ha destinado 4.158.552 euros para ayudar a 7.557 seminaristas mayores y 12.854 seminaristas menores de Asia. Manuel Gantir, indonesio y párroco en Sevilla, agradece el apoyo de la Obra de San Pedro Apóstol a su formación sacerdotal y religiosa. Manuel Gantir es miembro de la Congregación del Verbo Divino. Nació en la isla de Flores, Indonesia, una de las 6.000 islas habitadas que conforman este país, el tercero en población mundial. El nombre de la isla, Flores, viene de los comerciantes y misioneros portugueses que llegaron allí en el siglo XVI. En un país de mayoría musulmana, la isla de Flores, con dos millones de habitantes es en su mayor parte católica. Es sede de tres diócesis y cuenta con casi 600 sacerdotes, por lo que ya es un hecho: la Iglesia de Flores es misionera. Sacerdotes, religiosos y religiosas de esta isla están viviendo su vocación de entrega a los demás en diversas partes del mundo. En Indonesia hay varios seminarios menores de la Congregación del Verbo Divino, cuentan con 200 novicios y hay 350 religiosos estudiando Teología para ordenarse sacerdotes en el centro que tienen los verbitas en la misma isla de Flores. Este misionero del Verbo Divino, ordenado sacerdote en el 2006, expresa su agradecimiento a aquellos que apoyaron su vocación y a tantos jóvenes que en su país “quieren entregar su vida a la Iglesia”. Hoy, este joven sacerdote es párroco de la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen en Sevilla, en el barrio sevillano de La Plata, un barrio humilde que está sufriendo mucho la actual crisis económica. La generosidad de tantos fieles españoles con la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol también da sus frutos en nuestro país, porque Manuel no es ni muchos menos el único párroco venido de los paradójicamente llamados países de misión.