miércoles, 4 de julio de 2012

MUERE A CONSECUENCIA DE UN ACCIDENTE EN BURGOS EL MISIONERO JESÚS MARÍA ARROYO.





Ecclesia Digital.


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Escrito por Redactora   
miércoles, 04 de julio de 2012
El misionero Jesús María Arroyo, delegado provincial de Ecuador de los PP Carmelitas Descalzos, ha fallecido en el hospital de Burgos víctima de un accidente en bicicleta.

El padre Arroyo sufrió un gravísimo accidente el pasado 16 de junio mientras montaba en bicicleta en las inmediaciones de la ciudad de Burgos. La caída le provocó un traumatismo craneoencefálico severo, por el que fue trasladado al hospital de Burgos donde ha permanecido en coma en la Unidad de Cuidados Intensivos.
La inesperada desaparición del padre Jesús Mª Arroyo ha causado una gran conmoción entre los religiosos de su provincia de Burgos, así como de la Delegación de Ecuador –perteneciente a la Provincia de Colombia- de la que él era Delegado desde el mes de agosto del año pasado. Acababa de cumplir 57 años de edad y gran parte de esos años los entregó como misionero en Ecuador, y especialmente en la misión de Sucumbíos, donde llegó al poco de ser ordenado sacerdote en 1981 y donde ha pasado 30 años como misionero. Los que le conocieron no dudan en decir que con su muerte se ha perdido un verdadero misionero, portador del Evangelio de Jesús en un rincón del mundo plagado, más si cabe, de desigualdades.

Según Óscar I. Aparicio, amigo de la infancia y compañero, “Arroyo era un carmelita descalzo que había dado toda su vida como misionero en Ecuador. Salvo un breve espacio de tiempo, dos años estudiando en Roma y un trienio como Delegado del Ecuador, su vida había sido la Misión Carmelitana de San Miguel de Sucumbíos. Allí llegó recién ordenado de sacerdote, allá por el año de gracia de 1981, cuando comenzábamos en el Seminario el Carmelo. Sólo recuerdo que una vez me contaron que había criticado duramente a ciertos personajes del ejército en Sucumbíos, en una Misa, porque tenían, algunos miembros de las fuerzas armadas, la costumbre de violar a niñas de unos catorce años. Cuentan que entró un alto mando del ejército a la sacristía y amenazó a Jesús para que se dedicase a predicar el Evangelio. Sólo eso. Que igual podía tener problemas… Jesús dijo algo parecido, a que predicar el Evangelio era defender a los más débiles y que lo seguiría haciendo. Y que seguiría denunciando las barbaridades que él viera… Una breve anécdota para comprobar la radicalidad de Arroyo.

La Misión era su vida y su vocación, que se hizo carmelita descalzo para vivir en Sucumbíos. El hecho de haber tenido que salir, era muy duro… pero seguía soñando en volver a la Misión.

Arroyo luchaba por la salvación del ser humano, de todo el ser humano, lo que implica enfrentarse con las estructuras injustas de pecado y luchar por un mundo más humano, más divino, en definitiva. Has muerto, amigo y hermano Jesús, de una manera inesperada y tonta, bajando en bici por una cuesta larga y pendiente, quizá sea la imagen de lo que significaba para ti la vida sin Sucumbíos (la locura de seguir a Cristo a toda velocidad). No lo sé, pero espero que sigas intercediendo por todos aquellos por los que gastaste tu vida”.

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