lunes, 30 de julio de 2012

CHINA CASTIGA A LOS CATÓLICOS QUE OBEDECEN AL PAPA.

Iglesia | La Gaceta





  • China castiga a los católicos que obedecen al Papa
    DETENCIONES Y CÁRCEL

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    Pekín ha creado una ‘Iglesia’ patriótica china que pretende boicotear a la católica. El Gobierno persigue a los fieles a Roma, que han optado por la clandestinidad.
  • “La ordenación de obispos en China sin el consentimiento del Vaticano es como declarar una guerra a los católicos”. Son palabras del cardenal de Hong Kong, Joseph Zen, uno de los portavoces de la Santa Sede ante Pekín.
    La situación del cristianismo en China es sumamente compleja. Si bien es una de las cinco religiones oficiales del país comunista (junto con budismo, taoísmo, islam y protestantismo), el régimen comunista no mantiene relaciones diplomáticas con el Estado Vaticano. O dicho de otro modo, el Gobierno aquí no reconoce la autoridad del Papa Benedicto XVI sobre los católicos chinos.
    Que el Estado nombre obispos “rompe los fundamentos y la unidad de la Iglesia”, aseveraba Joseph Zen en una entrevista reciente. China no permite que el Papa ordene obispos, impidiendo así un elemento clave de la propia naturaleza del catolicismo. Es Pekín, sin embargo, quien se reserva el derecho a ordenarlos. La Iglesia patriótica china, bajo supervisión del SARA (Administración Estatal para los Asuntos Religiosos, por sus siglas en inglés), es el órgano encargado de ejecutar un procedimiento que, atendiendo al Derecho Canónico que rige la Iglesia, no le corresponde.
    Los obispos ordenados por Pekín saben que aceptar este tipo de nombramientos les conduce directamente a la excomunión. Sin embargo, la feliz excepción es la del ex obispo de Shanghái: Ma Daqin. Ma fue nombrado este mes con el consenso del Vaticano y Pekín, aunque días después anunció que abandonaba la Iglesia patriótica china y que tan sólo obedecería al Papa.
    Desde entonces, se encuentra recluido en un seminario shanghainés bajo vigilancia policial. El catolicismo es legal, siempre y cuando cumpla con las regulaciones chinas. Y las regulaciones chinas son taxativas en este sentido: todo católico debe estar registrado como miembro de la Iglesia patriótica china.
    Los católicos chinos son 10 millones, aunque puede haber más si consideramos a quienes tienen al Papa de Roma como principal referente espiritual. Estos últimos, como es obvio, están al margen de la Iglesia patriótica oficial. “Se les ha dejado fuera de la legalidad”, protesta Joseph Zen siempre que tiene ocasión. 
    LA GACETA ha podido hablar estos días con un joven católico de Pekín para constatar si las políticas chinas están fragmentando el catolicismo. Shuaijun Liu, un joven contable de 26 años, comenta que “algunos funcionarios del Gobierno son católicos”. 
    Él también lo es, y lamenta que poca gente en China crea en Dios. Cuestionado por el no reconocimiento del Papa como máxima autoridad de la Iglesia, responde que le parece correcto.
    “El Gobierno debe regular las religiones para garantizar la paz social. El Vaticano desempeñó un papel fundamental en la caída del Muro de Berlín”, añade este joven católico chino que también se confiesa nacionalista.
    LA GACETA ha intentado contactar también, si bien esta vez sin éxito, con católicos que sí reconocen al Papa como máxima autoridad del catolicismo. Dada su delicada situación de clandestinidad, estos cristianos han rehusado hacer declaraciones, para no comprometer su seguridad.
    Iglesia clandestina
    Y es que la Iglesia católica en China está dividida entre clandestinos y patriotas, aunque sólo los primeros tienen el reconocimiento como tal del Estado Vaticano.
    Actualmente, los cristianos clandestinos chinos son detenidos y encarcelados con cierta frecuencia, sobre todo en el campo. El maoísmo ya intentó en su momento hacer de China un país ateo. Para ello no escatimó en métodos que iban desde la reeducación hasta el exterminio.

    Sin embargo, muerto Mao Zedong, China decidió romper no sólo con su herencia en el ámbito económico; también reencauzó su camino en materia de derechos vinculados a la religiosidad. La libertad religiosa avanzó entonces hasta el punto de ser reconocida y protegida constitucionalmente en 1982, pero bajo una regulación estricta. Estas regulaciones hacen que muchos cristianos vuelvan a la clandestinidad para poder vivir su fe como indica Roma.
    Controlar la religión
    China, sin embargo, ya no es ese país violador de los derechos humanos que podía ser hace 20 o 30 años. Es más, Estados Unidos borró a China de su lista negra durante la última Administración Bush. Puede parecer paradójico cuando aquí existen aún cristianos en la clandestinidad. Aunque también otras religiones sufren el acoso de la Administración china: los musulmanes de etnia uigur también protestaron enérgicamente en su día por unas medidas restrictivas que consideran injustificadas. Por último, es también evidente que la situación del budismo en el Tíbet dista mucho de ser aceptable.
    Sin embargo, los religiosos acogidos a la normativa estatal han dejado de tener problemas. Los cristianos dentro de la Iglesia patriótica consultados por este periódico aseguran tener una libertad religiosa plena. Aunque los cristianos fuera de la misma siguen siendo perseguidos.
    La sociedad china, no obstante, es en su mayoría tolerante con todas las confesiones religiosas. “Todos somos chinos y no discriminamos en función de la religión”, comenta un feligrés. China es un territorio libre de violencia interreligiosa. Es por ello que el Papa Benedicto XVI ha expresado ya su deseo de entablar relaciones diplomáticas con China. La pelota, ahora, está en el tejado de Pekín

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