lunes, 16 de abril de 2012

LA POLÍTICA NO ES UNA PROFESIÓN.


En multitud de ocasiones, demasiadas ya, se me ha venido a la cabeza lo que quiero que hoy quede plasmado en este post.

España está viviendo al borde del abismo, la crueldad de la crisis económica, social, de valores y creencias está siendo de una magnitud que creíamos inimaginable, la quiebra está afectando a todo y lo que pensábamos que funcionaba se ha convertido en un lastre pesado para nuestras fatigadas espaldas y nuestros más que escaldados bolsillos.

Y digo yo, si el Estado está a punto de reventar, se cuestiona los derechos sociales, tal y como lo entendemos, como  la sanidad, la educación, etc., las CC.AA. se han convertido en mastodontes que arruinan cada vez  más las, depauperadas, arcas públicas, cuando a las Diputaciones se le cuestionan sus competencias y los Ayuntamientos están todos en la ruina más absoluta. Cuando la gestión política de los últimos años ha sido vergonzosa y vergonzante y los gobernantes, en todas las escalas, han gestionado de forma tan nefasta, ¿No sería el momento de que todos tomaran conciencia y cambiaran un poco las cosas?

Pienso que la política es un servicio público que no debe generar interés particular ni nada que se le parezca, pienso que el Estado no tiene porque subvencionar a los partidos políticos, ni a los sindicatos y a organizaciones de empresarios sino que éstos deben subsistir con las cuotas que paguen sus afiliados, pienso que los políticos del Estado deben tener un sueldo más acorde con la realidad que está sufriendo España y los españoles, son muchos los altos cargos, los diputados y senadores que cobran una desmesurada cantidad de dinero y que, precisamente, a ellos son los que se le debería bajar las retribuciones ya que están donde están por iniciativa propia  y voluntaria para prestar un servicio a la Nación.

Soy de los que pienso que el actual modelo autonómico tiene que ser drásticamente revisado. España no se puede permitir tantas Administraciones que hagan lo mismo por duplicado. No nos podemos permitir el sueldo de tantos Presidentes, Gobiernos y diputados autonómicos así como los gasto que estos generan: Personal de confianza, gastos telefónicos, material, parque móvil...

Creo que las Diputaciones Provinciales tienen vigencia en esta España del Siglo XXI, son muchos los pequeños municipios los que dependen directamente de ellas. Lo que si estaría de acuerdo es que los gobiernos de éstas y  también de los Ayuntamientos no tuvieran dedicación exclusiva, es decir, no cobraran 
los grandes sueldos que perciben, sino unas simbólicas dietas, porque las personas dedicadas al alto fin de la política, como he dicho, lo deben hacer como prestación de un servicio público. De ese modo la política perdería el interés que genera como una carrera o simple  profesión, de ese modo los que se dedicaran a esta noble actividad lo harían en las horas que puedan ejercerlas porque también tendrían que dedicarse cada uno a la profesión que tuvieran y de ese modo no estaríamos ahogados a impuestos, no sobraría personal ni nos rebajarían más el sueldo.

Cuantas veces no hemos oído la cantinela esa cuando un político en ejercicio no sale elegido, al no tener profesión conocida, decir en su entono. ¡Pobrecito! ¿Qué va a ser de él ahora? 

El ejercicio de la política para llegar a ser un ejercicio noble y no despreciado como hasta  ahora debe ser motivo de seria revisión. Los políticos, tantos los elegidos para cargo público como los nombrados por los mismos con labores de asesoramiento, deben tomar conciencia que la labor que desempeñan no es una profesión, no es una carrera o salida laboral sino un serio y responsable ejercicio de servir a sus conciudadanos. Quitando privilegios hace que estos cargos sean menos y atractivos para todo aquel que ve en esta tarea un simple ejercicio profesional restando la verdadera importancia que tiene el ser un alto dignatario y servidor de todos y cada uno de los españoles.

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