lunes, 16 de abril de 2012

GRAN TARDE DE DIEGO VENTURA CON LA PRESIDENCIA EN CONTRA.


  • Cultura | La Gaceta
     
     
    FERIA DE ABRIL 2ª DE SEVILLA

    Gran tarde de Diego Ventura con la presidencia a la contra

    16 ABR 2012
    Un poquito más de gente y sigue el frío aunque ayer acompañó el sol. El aquí varias veces apoteósico triunfador Diego Ventura tampoco se libró de la maléfica crisis.
  •  Ni ayer de la cicatería presidencial por negarse cerril e injustificadamente a concederle una bien ganada oreja del segundo toro de Capea. Otra debió cortar del quinto por pinchar. Ventura, en cualquier caso, anduvo brillante, magistral y esta vez sin recurrir a efectismos. El palco también se negó a dar otra oreja a Andy Cartagena aunque ésta menos pedida. Leonardo Hernández anduvo muy por encima de sus dos deslucidos oponentes.
    Andy Cartagena paró al primer toro, puso rejones de castigo y cabrioló con gran facilidad tras brindar su labor al público. Lo volvió hacer antes de banderillear y provocó palmas antes de clavar cada farpa. Lo hizo bien en las que puso mientras el alegre animal fue apagándose. Dos violines y dos piruetas levantaron clamores. Pero llevando de costado al toro, se dejó tropezar por los cuernos. Quiebros bastos, requiebros baratos, ofrecimiento de un par de las cortas a los de la solanera con las manos del caballo sobre el estribo... ¡Qué más da…! Si la gente de rejones lo aplaude todo. Mientras me hacía estas reflexiones, Cartagena pinchó antes de enterrar un rejonazo mortal contrario. Luego de aplaudir antes de arrastrar al toro, la gente ovacionó a jinete.
    Sin fuerza el cuarto. Le costó embestir. Bastó y yo diría que sobró el rejonazo de castigo. Le sobraban carnes. Casi 600 kilos. Ginés y sus caballos, por ello, se movieron bastante más que el toro. Todo lo tuvo que hacer el jinete de Benidorm. En banderillas sobre todo que clavó con exageradas preparaciones, pero bien salvo en los violines con las cortas que le costó poner. Mató de medio rejonazo de efectos fulminantes. El presidente tampoco atendió a la petición de oreja.
    Diego Ventura, tocado con un sombrero cordobés tan claro como los que usaba Pepe Blanco en sus galas con Carmen Morell, fue recibido con expectación antes de que le soltaran el segundo toro. El lisboeta de La Puebla del Río, la verdad sea dicha, lo bordó fijando al toro y colocando los rejones de castigo arrancando desde tablas hacia el toro, bien parado en los medios. Justo también es decir que ayer le vimos más sosegado y discreto de lo que nos tiene acostumbrados. Sobre su caballo tordo llamado Pegaso exhibió su destreza llevando al toro a dos pistas cual inventara Pablo Hermosoy clavando con precisión para volver a cabalgar de costado en un cambio de terrenos, de tablas a los medios, para clavar yendo de frente hasta quebrar de maravilla en un segundo par. Luego sacó a Cheque, obligando al toro para que hiciera estiramientos y se arrodillara de manos antes de clavar el tercero. Y un cuatro dueño totalmente de la situación. Cortas y rejón de muerte en todo lo alto. Primera oreja pedida con general apasionamiento sin que, inexplicablemente, la concediera el palco. La bronca al presidente fue de campeonato.
    El quinto toro se comportó como sus dos hermanos anteriores. Ni fuera, ni celo, ni fijeza. Ventura tuvo que extremar las cercanías para corregirlo y, magistralmente, lo consiguió en banderillas. Sobremanera en sensacionales quiebros y a dos manos con previos y sorprendentes alardes de doma. Un pinchazo y medio rejonazo libraron al presidente de otra bronca.
    Y Leonardo Hernández en acción. Se fue a la misma puerta de chiqueros para recibir al tercer toro sin que el animal le hiciera caso. Distraído, reaccionó alocadamente al sentir el hierro del primer rejón de castigo hasta ser fijado en los medios. Cuasi parado este animal y pronto rajado, no cupo otra agresión. Con mucho mérito y a duras penas banderilleó el pacense-cordobés trocando las lanzas en cañas. Especialmente en un par a dos manos. A toro ya parado, mató a la primera de rejonazo muy trasero. Por encima de su oponente en cualquier caso. Y casi lo mismo con el peor del envío sexto que, además, resultó incierto y buscón de cogidas. Muy bien, Leonardo.

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