El Papa, a los jóvenes: «Hablad de Dios sin complejos»
Benedicto XVI recibe a 4.000 jóvenes madrileños participantes en la JMJ y les anima a ser «misioneros» en la universidad y en su trabajo
CIUDAD DEL VATICANO- Siete meses y medio después de su celebración, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid sigue muy presente en la mente de todos los católicos, comenzando por el Papa, quien recibió ayer en el Vaticano a alrededor de 4.000 jóvenes de la archidiócesis de Madrid, encabezados por su arzobispo, el cardenal Antonio María Rouco Varela, y por la alcaldesa de la capital, Ana Botella.
En un jovial encuentro en el que la música tuvo un gran protagonismo, Benedicto XVI dijo que cada vez que recuerda la JMJ, su corazón «se llena de gratitud a Dios por la experiencia de gracia de aquellos días inolvidables». En las cuatro calurosas jornadas de agosto que el Pontífice pasó en nuestro país «se sucedieron y multiplicaron las muestras de acogida y hospitalidad, junto a la fe y la alegría de los jóvenes, que se convirtieron en signos elocuentes de Cristo resucitado».
En su discurso a los congregados en el Aula Pablo VI del Vaticano, entre los que se encontraban los tres obispos auxiliares de Madrid y otros miembros del comité organizador de las Jornadas, el Papa subrayó que el éxito de este evento, que congregó a cerca de dos millones de personas, sólo se explica por la acción del Espíritu Santo, que da «aliento a los corazones» y «continuamente nos saca a la plaza pública de la historia para dar testimonio de las maravillas de Dios».
En esta labor los jóvenes están llamados a colaborar «entregándose sin reservas», pues Cristo les «necesita a su lado». A quienes consideran que este llamamiento no va con ellos o supera sus posibilidades, el obispo de Roma les tranquilizó, asegurando que «no es así» porque «en esta aventura nadie sobra». «Todos tenéis una vocación personal que Dios ha querido proponeros para vuestra dicha y santidad», les dijo. «Cuando uno se ve conquistado por el fuego de su mirada, ningún sacrificio parece ya grande para seguirlo y darle lo mejor de sí mismo».
A estas nuevas generaciones de fieles Benedicto XVI les instó a que imiten a los apóstoles y sean «misioneros de Cristo» en sus lugares de estudio y trabajo. «Hablad de su amor y bondad con sencillez, sin complejos ni temores. El mismo Cristo os dará fortaleza para ello», afirmó, al tiempo que pedía a los jóvenes que no «ahorren esfuerzos para que los que os rodean lo descubran personalmente y con su Iglesia». En el encuentro se vivieron varios momentos de especial emoción. Uno de ellos fue cuando el Papa mencionó a su «amado predecesor», Juan Pablo II, impulsor de las Jornadas y de cuya muerte se cumplieron ayer siete años. También fue emotivo cuando en el Aula Pablo VI sonó «Firmes en la fe», el himno de las Jornadas, interpretado por el coro y la orquesta de la JMJ, que hizo que los presentes rememoraran la experiencia vivida en agosto en la capital española.
El cardenal Rouco Varela subrayó durante su saludo a Benedicto XVI que todos los presentes habían ido al Vaticano para darle las gracias por su participación en las Jornadas.
«Nunca olvidaremos su gloriosa entrega, llena de afable cercanía, de gestos elocuentes de Padre y Pastor Supremo, así como su cálido y profundo magisterio del que continuamente sacamos luz, fuerza y sabiduría para el trabajo evangelizador con los jóvenes», dijo el arzobispo de Madrid, para quien conforme va pasando el tiempo se percibe «con más profundidad la gracia» que para España supuso la visita del Papa.
El Pontífice quiso terminar su audiencia recordando a los jóvenes que en 2013 la JMJ se celebrará en Río de Janeiro (Brasil). «Estoy seguro de que ya estáis pensando en ello», afirmó. Precisamente ayer los organizadores de este evento contaron en el Vaticano cómo van los preparativos de la cita. El arzobispo Orani Joao Tempesta, de Sao Sebastiao de Rio, aseguró que en Facebook y Twitter la jornada brasileña cuenta ya con 600.000 seguidores.
El cardenal rouco: «El Papa y yo nos hablamos con la mirada»
Ana Botella, alcaldesa de Madrid, declaró a Efe ayer en Roma que durante la JMJ la capital fue una «ciudad alegre, en la que se olvidaron por unos días los problemas». Vestida de color negro, como establece el protocolo de la Santa Sede, acudió a la audiencia papal con el cardenal Rouco y la consejera autonómica de Educación, Lucía Figar. El cardenal presentó a la alcaldesa al Papa, quien dijo que «recordaba muy bien» su estancia en Madrid. «Benedicto XVI y yo casi nos hablamos con la mirada», explicó a la agencia el cardenal de Madrid, que domina el alemán. Rouco destacó que en la audiencia «fluyó con entusiasmo, piedad y fe» el cariño de los jóvenes hacia el Papa.
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