Revista Ecclesia.
Ayer se abrió en Kostrzyn, (una pequeña localidad polaca en la región de Mazovia al sur de Varsovia), el Primer Congreso Nacional sobre la Nueva Evangelización en el que además de mil quinientas personas participa el presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización, el arzobispo Rino Fisichella, quien en una entrevista concedida a al padre Stanisław Tasiemski, Sección polaca de Radio Vaticano destacó que la tarea específica de la nueva evangelización es la de reavivar en aquellos que ya son cristianos y bautizados, la conciencia de ser evangelizadores.
Enfatizó además que solo a partir de esto es posible alcanzar, también, a las personas que se dicen cristianas pero que se han hecho indiferentes, o bien, a las personas que no participan más en la vida de la comunidad cristiana; o aquellas que no conocen todavía a Jesucristo. “Los cristianos, en este momento de profunda crisis en la cultura y en la sociedad, pueden fácilmente encontrar mayor seguridad al interno de sus iglesias, de sus comunidades, añadió, pero esto puede significar banalizar el evento de Pentecostés que en cambio obliga a los cristianos a estar presentes en el mundo y por lo tanto ahí en donde vive el hombre para llevar a cada uno el Evangelio”.
Monseñor Rino Fisichella expresó en el ámbito del desafío de la Nueva Evangelización que no es concebible que la Iglesia pueda vivir de manera privada la dimensión del anuncio que es universal y que debe ser llevado a todos, e indicó que se requiere por parte del creyente una presencia significativa en la sociedad al punto de aseverar que “sin la presencia de los católicos, la sociedad sería más pobre y más triste porque llegaría a faltar la riqueza del Evangelio y de nuestra esperanza”.
Al ser cuestionado sobre si la Iglesia deberá cambiar el lenguaje del Anuncio el arzobispo presidente del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización recordó que el beato Juan Pablo II solía afirmar que la nueva evangelización requiere de un nuevo lenguaje, un nuevo método, pero también de un renovado entusiasmo; por lo que se necesita la capacidad de hablar el lenguaje de los contemporáneos y sin embargo, no es posible olvidar que el contenido del anuncio es siempre el mismo: ayer, hoy y siempre por lo que no cambia, mientras lo que sí cambia es la sociedad, el modo de concebir la vida. Es entonces cuando -según su parecer- debemos ser capaces de entrar en la cultura secularizada para hacer comprender también los límites que ésta tiene. “Vivir en el mundo como si Dios no existiera no solo no ha enriquecido la cultura, sino que ha empobrecido al hombre porque el hombre, hoy, está profundamente en crisis”, concluyó.
El padre Stanisław Tasiemski, de la Sección polaca de Radio Vaticano, cuestionó a Mons. Fisichella sobre los frutos que en calidad de presidente Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización él mismo espera del sínodo de los Obispos que se realizará en el Vaticano en el próximo mes de octubre. A esta pregunta el presidente del dicasterio respondió: “Actualmente el dicasterio cuenta con muchas y diversas experiencias de nueva evangelización, personalmente hablando mis esperanzas son las de que uno de los primero frutos sea el de comprender la exigencia de la unidad en la obra de evangelización, en el respeto de la complementariedad. Es necesario rencontrar una profunda unidad en la conciencia, en el entender la urgencia de la nueva evangelización, y sin embargo, debemos ser capaces de reconocer que las varias experiencias son todas muy importantes, pero son como afluentes que deben encauzarse hacia un mismo río”. (Patricia L. Jáuregui Romero – Radio Vaticana)
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