Pequeños cuartos en los que la luz no se apaga nunca. “Temperaturas que pasan en una hora del frío al calor. Las salas destinadas a los interrogatorios son hornos donde te comen los mosquitos”. Así son, en palabras del disidente cubano Luis Felipe Rojas, las celdas en las que el régimen de los Castro custodia a sus detenidos. Otras veces, asegura a LA GACETA, “te dicen que vuelven en seguida y aparecen a las cuatro horas. Tú sigues allí sentado. La misma luz...”. La mayoría de las veces no se les imputa ningún delito. Pero “podemos ser encausados en cualquier momento”, dice Rojas. Y la espera “es un método de tortura”.
El español y vicesecretario de Nuevas Generaciones del Partido Popular de Madrid, Ángel Carromero, “está siendo tratado de manera diferente”, comenta Rojas a este diario. “Sus implicaciones, totalmente políticas, lo harían estar detenido, pero con todas las comodidades del mundo: todo lo que están intentado lograr de él, lo hacen sin presionarlo físicamente”, argumenta.
Rojas sabe de los métodos que suelen emplear los interrogadores del régimen castrista. También el periodista y disidente Guillermo Fariñas, quien afirma que a Carromero “se le está inculcando el terror hacia él y su familia”. Pero ¿de qué manera extrapolan estas amenazas a sus seres queridos? Según el periodista cubano, “le crean la percepción de que, aunque él esté en Cuba, el brazo de la Inteligencia de la Isla es tan largo que puede hacerle daño a sus allegados en su país y a sus familiares”. De esta forma, según Fariñas, “los Castro se aseguran el silencio de Carromero de por vida aunque esté en España. Bien para que nunca cuente lo que pasó o bien para que diga lo que le conviene al régimen”.
Un régimen al que no le gustan “las organizaciones que trabajan por la democracia en Cuba”, dice Fariñas, y que tiene que ver con el encuentro entre el dirigente del PP, el líder sueco de las Juventudes Democristianas Aron Modig, con los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero, fallecidos el domingo 22 de julio.
Según el periodista, “la Inteligencia va a tratar de debilitarlo psicológicamente. Una vez hecho ese trabajo, sólo tendrán que llegar a un acuerdo con él”, argumenta.
Como ha sido el caso del sueco Aron Modig, quien ya está en Europa y quien para algunos miembros de la disidencia cubana, en su rueda de Prensa del lunes, “antes de responder a las preguntas de los periodistas, miraba siempre a su izquierda para saber si era lo conveniente”. Por su parte, el disidente Orlando Luis Pardo dijo que la “ingenuidad” de Modig “era casi infantil”, ya que “pidió disculpas porque lo que vino a hacer a Cuba molestaba al pueblo cubano y transgredía las leyes”.
“Se convirtió en una especie de niño que asume el discurso del papá”, tercia a este periódico Pardo. Algo que, según él, tiene unas consecuencias nefastas porque “una vez dijo lo que el régimen le estaba pidiendo, sin darse cuenta se autoincriminó y no hacía falta ninguna evidencia pericial porque ya había confesado”.
Con todo, la Fiscalía cubana decretó ayer “prisión provisional” para Ángel Carromero, al considerar que hay indicios de que haya incurrido en un delito de homicidio por el accidente de tráfico en el que se vio implicado y que causó la muerte a los disidentes Oswaldo Payá y Harold Cepero, confirmaron a EFE fuentes diplomáticas. No obstante, se trata de una medida cautelar, pues la Fiscalía aún no ha imputado formalmente a Carromero ningún cargo. Dispone para ello de un plazo que generalmente suele prolongarse de uno a seis meses. El diario oficial Granma reveló ayer que Carromero “se encuentra instruido de cargo por homicidio”.
Por su parte, el hermano del fallecido, Carlos Payá, dijo a LA GACETA que lo único que busca la familia es una “comisión que investigue las causas de la muerte de los dos opositores”
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