miércoles, 18 de julio de 2012

"SALIR DE LA IZQUIERDA FUE UN VIAJE MUY LARGO Y COMPLICADO".


  • 'Salir de la izquierda fue un viaje muy largo y complicado'
    Internacional | La Gaceta


    ENTREVISTA A MAURICIO ROJAS

    5 COMENTARIOS FERNANDO DÍAZ VILLANUEVA
    Chileno de nacimiento y sueco de adopción. Mauricio Rojas es uno de los pensadores hispanos con mayor proyección internacional.
  • La historia de Mauricio Rojas va intimamente unida a la de su Chile natal, que abandonó en 1974 debido a su militancia en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria. Se exilió en Suecia y allí evolucionó hasta el liberalismo clásico, doctrina sobre la que sienta cátedra en foros de todo el mundo. Hoy es profesor de Historia Económica de la Universidad de Lund, en Suecia, un país que ya es su casa tras haber obtenido la nacionalidad y haber ejercido durante seis años como diputado en su parlamento.

    ¿Cuál es la principal amenaza para la sociedad libre?
    La principal amenaza creo que hoy día son este tipo de promesas que se hacen de parte de los Estados que le ofrecen al individuo la seguridad, la felicidad y resolverle todos los problemas. Si bien la crisis ha puesto a ese tipo de Estados en evidencia. Todo lo que ofrecieron, lo que prometieron: la seguridad, el bienestar… no se ha cumplido en absoluto. Pero creo que allí hay una amenaza que va a seguir existiendo, que la gente se confíe, busque una respuesta que no está en ellos mismos, sino en algo más fácil, en que otro asuma la responsabilidad que solamente el individuo puede asumir.

    Usted fue militante de extrema izquierda, ¿cómo consiguió salir de ahí?
    Fue un viaje muy largo y muy complicado. Uno va viendo, reflexionando sobre los mecanismos de opresión humana que se viven dentro de lo que es la militancia de la extrema izquierda. Es una militancia que te exige que tu personalidad, tu individualidad desaparezca prácticamente. Es una entrega completa al partido, a la causa, y es la disposición a hacer cualquier tipo de acción violenta por esa causa tan sublime.

    Sobre eso yo fui reflexionando mucho a partir de finales de los años 70. Sobre que es lo que implicaba para mi mismo como persona, para mi entorno. Después de pasar muchas cosas que me fueron poniendo en evidencia, esa relación que existía entre lo que queríamos hacer y la vivencia que podíamos ejercer sobre nosotros y sobre nuestro entorno.
    ¿El comunismo está en estado terminal o ha resurgido de sus cenizas?
    El comunismo no está en estado terminal porque la búsqueda de la comunidad perfecta, que es lo que el comunismo ofrecía, sigue vigente. Lo que pasa es que va cambiando de nombre y de forma. El islamismo, el fundamentalismo islámico ofrece la comunidad perfecta, ofrece el mismo tipo de utopía, pero en nombre de la religión. O el nazismo, que también propuso su comunidad perfecta para una raza especial.

    Esta idea es una búsqueda muy profunda del hombre, es una ilusión, la de superar todos los problemas, todos los conflictos, buscar una armonía absoluta. Está en la vieja filosofía oriental, es algo que viene de muy lejos y que está siempre latente en el ser humano. Por lo tanto, si bien el marxismo-leninismo está muerto, vendrán nuevas formas, nuevos ofrecimientos de la comunidad perfecta, y que son una amenaza para la libertad. En situaciones críticas, especialmente en países que están pasando de la tradición a la modernidad, que están comenzando a probar la libertad, existe esta gran reacción que la vemos muy claramente en el mundo islámico de proponer nuevamente una especie de comunidad perfecta.

    ¿Por qué Hispanoamérica es siempre un banco de pruebas para lo peor?
    Ha tenido un nacimiento muy traumático. Han sido sociedades tremendamente divididas, terriblemente injustas, terriblemente opresivas, donde se vive cotidianamente un nivel de agresión, de desigualdad, de frustración del desarrollo. El capitalismo que surgió en América Latina fue un capitalismo mercantilista, limitado, no moderno. El progreso requiere de un sentimiento de que la sociedad en la que se vive ofrece oportunidades, y eso se le ha negado en Latinoamérica durante mucho tiempo a mucha gente.

    Por eso que allí se buscan soluciones mágicas como los caudillos o el populismo, se compran cuentos increíbles, mira a Chávez, mira a todos estos personajes que tenemos. Hay un caldo de cultivo en esa base social tan poco unida. El Estado latinoamericano en la independencia surgió como un ente profundamente corrupto, usado por pequeños grupos para aprovecharse del poder y saquear a la sociedad. Y todavía el poder en América Latina sigue siendo un instrumento de saqueo.
    Después de 200 años, ¿existe redención para los hispanos de América?
    Si, claro, existe, por supuesto. El progreso ha sido muy grande en los últimos 30 años. Los problemas que tenemos hoy día no deben impedir que veamos que, comparado con lo que era Latinoamérica a fines de los 70, se ha experimentado un progreso extraordinario.

    En aquel entonces prácticamente no había ningún país democrático, estábamos hundidos en unas luchas de una violencia, de un terror de izquierdas y de derechas que era asombroso. Estábamos en la frustración del desarrollo, el intervencionismo del Estado, estaban los modelos de aislarse del mundo, todo eso ha cambiado, y lo ha hecho para mejor. América Latina, a pesar de que nos pueda sorprender cuando vemos las noticias de lo que pasa en Argentina o en Venezuela, ha tenido un progreso extraordinario y por eso hay esperanza. Lo que pasa es que llevamos con nosotros una herencia histórica de divisiones profundas, de tentaciones caudillistas, de Estados muy corruptos, que demora este cambio. Pero, a pesar de todo ello, las cosas están incomparablemente mejor de lo que nunca han estado en América Latina.

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