domingo, 15 de abril de 2012

RESILIENCIA PARA "SANAR" LA MENTE.


  • Sociedad | La Gaceta
  • Depresión

    Resiliencia para 'sanar' la mente

    14 ABR 2012 | Cristina Arredondo
    Importado de Estados Unidos, este término empieza a sonar con fuerza en nuestro país. Se trata de la capacidad del ser humano para ser feliz, a pesar de los traumas que debe soportar y superar.
  • Caerse, levantarse y salir reforzado. Se trata de la resiliencia, una técnica para adaptarse y superar las dificultades, los fracasos y los momentos de hastío sin llegar a la sala de un psicoterapeuta. Según la Organización Mundial de la Salud, en la próxima década una de cada cuatro personas sufrirá una depresión. Actualmente, dice la organización, en España hay seis millones de personas que padecen este trastorno, a la vez que aumentan las consultas por ansiedad y estrés, problemas que pueden solventarse sin llegar a tomar psicofármacos.
    Las claves son dominio de uno mismo, una actitud positiva y poner en práctica las herramientas que ofrece esta técnica que comienza a sonar en nuestro país: resiliencia.
    El doctor Carlos Mur Viu, director gerente del Instituto Psiquiátrico José Germain de Leganés (Madrid), dice que “hace tiempo que numerosos expertos señalan el extraordinario aumento de consultas por las llamadas patologías menores, como reacciones desadaptativas a hechos cotidianos adversos: conflictos con un superior, desengaños amorosos, suspensos escolares...”.
    Cuestiones que antaño no conducían a la consulta del psiquiatra ni a la prescripción de antidepresivos. Por ello, destaca que “la actitud resiliente aporta los medios para recuperar la estabilidad emocional debilitada por el estrés, para afrontar con éxito las adversidades y los retos de la vida diaria impidiendo que nos superen y generando elementos psicopatológicos”.
    Para desarrollar la resiliencia hay que fomentar el optimismo, la autoestima, la seguridad en uno mismo, la asertividad y la empatía. Así, para ser resiliente hay que estar orientado hacia las soluciones, tener facilidad de adaptación al cambio, saber gestionar conflictos, saber comunicar y recibir la comunicación de forma positiva.
    También, controlar las emociones y tener una personalidad equilibrada, así como ofrecer buenas palabras y tener detalles con las personas menos optimistas, ya que, como señalaba Concepción Bravo, diputada del PP por La Rioja en su exposición Todos podemos ser resilientes, “con una sonrisa, una mirada y palabras amables” se puede ayudar a una persona a desarrollar las habilidades que la lancen a su transformación.
    En el ámbito de la educación el desarrollo de la resiliencia podría ser clave para mejorar nuestra actual situación. “Al alumno se le ha de motivar para que sea curioso, creativo y para aprender; y también se debe premiar la proactividad e iniciativa”, dice Irene Navarro, decana de Bureau Veritas Business School. De forma que el alumno “ha de tener cierta actitud ante la vida, y el conocimiento de que todo cuesta, y de que si se esfuerza, puede conseguir vencer”.

    Asimismo, apunta la decana, para favorecer la resiliencia de los alumnos es necesaria la presencia de adultos accesibles, responsables y atentos a las necesidades de niños y jóvenes, que muestren empatía y capacidad de escucha y que expresen su apoyo fomentando un sentimiento de seguridad y confianza en ellos mismos. También, señala Navarro, para educar en esa resiliencia “se requiere que existan unas expectativas altas pero apropiadas a cada edad, comunicadas de manera consistente, con claridad y firmeza; esto proporcionará metas significativas, fortalecerá y promoverá su autonomía, ofreciéndole oportunidades de desarrollo”.
    El resiliente sabe ver esa parte positiva, que es la que ayuda a convertir las dificultades en oportunidades. Un buen ejemplo de persona resiliente es Teresa Silva, directora de la Fundación También, una organización que busca la integración social de las personas discapacitadas. En 1989, Silva, que formaba parte de la Selección Española de Parapente, sufrió un accidente entrenando. Desde entonces va en silla de ruedas. Dice que los valores que había ido descubriendo en el deporte y que su padre le inculcó –el esfuerzo para superarse, la voluntad y la constancia– son aplicables a la vida diaria. Eso la salvó en uno de los momentos más duros. “Mis padres me enseñaron que luchar por algo es una forma de vida; por eso, el revés sufrido, lejos de anular mis deseos, acabó dando sentido a mi destino”, señala Silva. Apunta que “la superación está en el día a día” y, aunque dice que hasta que no llega el momento uno no sabe si es resiliente o no, se muestra convencida de que “todos tenemos la capacidad de mantenernos de pie con perseverancia, tenacidad y una actitud positiva”.
    También en el mundo de la empresa la resiliencia puede ayudar a superar los períodos de crisis. Una empresa resiliente, destaca Fernando Fernández Carmena, presidente de NFC-Network, “es aquella que fomenta el desarrollo de la resiliencia de sus empleados, a los que considera un como un conjunto de individuos y además, desarrolla su propia resiliencia sistémica a través de sus valores, su cultura y, en último término, la organización y los procesos”.

    Para conseguir que tanto la empresa como los empleados tengan esa capacidad de tirar del carro y superar las dificultades que presenta el panorama económico y social actual, “debería incorporarse este factor desde el proceso de selección como habilidad para llegar a formar parte de un equipo con posibilidades de éxito, utilizando criterios que permitan constatar la condición resiliente”, explica Pilar Gomez-Acebo, presidenta del Foro Europeo de la Resiliencia. Y de esta manera, concluye, “la empresa dispondrá de personas con capacidad de respuesta y adaptación a situaciones cambiantes”.
    Algunos de los factores de esta resiliencia son la participación real de todos en la fijación de objetivos, la sensación de compartir e influir, una comunicación positiva, no sólo en los distintos sentidos jerárquicos, sino también en la disposición y receptividad a la comunicación.
    Trabajando en esta dirección, desarrollar la resiliencia en la empresa “es rentable y viable”, afirma Gómez-Acebo. Y Fernández Carmena añade que en la medida en que trabajemos en esta dirección, “contribuiremos de forma inequívoca a la mejora y recuperación de profesionales y organizaciones competentes, consiguiendo equipos integrados
    y de alto rendimiento y una mejor sociedad en su conjunto”.

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