Otro contraste
De mi excursión a Madrid del jueves no conté que me robaron mi tableta, una humilde Acer. No lo conté porque no disponía de un contraste, estaba negro sin un rayo de luz, y eso no me cabía en la entrada. Pero ahora he caído en que estaba cargada hasta los topes de esos clásicos que regalan en Amazon y otros sitios de la Red, y he sonreído un poco pensado en la sorpresa del ratero y probablemente en cierto malestar metafísico inexplicable que el hecho le producirá.
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