domingo, 15 de abril de 2012

MAÑANA LUNES.

Termina y empieza una nueva semana y así toda la vida.

Hoy  domingo a esta hora todo se nos va haciendo cuesta arriba porque tenemos enfrente una semana llena de obligaciones, responsabilidades, compromisos que llevar a cabo. Cuando vamos cumpliendo años se nos va haciendo cada vez más difícil el afrontar todo.

Más si cabe con ese clima de eterna desesperación y desánimo que  está instalado en todos los rincones de esta "piel de toro" que es España. Desde hace ya mucho tiempo todo son malas noticias, los malos augurios florecen con aquellos "brotes verdes" que tan insistentemente nos vendían hasta hace relativamente poco tiempo y las bajadas de sueldo, el incremento de impuestos hace que cada día tengamos que vivir con menos que es, al fin y al cabo, una forma de malvivir.

Y me pregunto ¿Quién tiene la culpa de todo esto? ¿Los trabajadores que se levantan para trabajar y llevar un pedazo de pan a su casa o las grandes financieras y demás entes económicos? Porque la crisis la estamos pagando todos, pero a los primeros se nos está complicando mucho la vida cuando los segundos siguen ganando dinero a espuertas.¿Es eso justo?

Antes era una alegría ir al trabajo, ahora se ha convertido en un privilegio, y en estos momentos podemos definirlo en un estado animoso por tener trabajo, pero nos embarga sentimientos de tristeza que nos va nublando la vista porque pensamos, ¿Hasta cuando?  y ¿En que situación?

Si a todo esto le unimos alguna que otra enfermedad las semanas se van haciendo, cada vez, más cuesta arriba.

Pero, ante todo, debo abogar por estar felices y que nuestra alegría se expanda por todos los lugares que nos encontremos. Como cristianos estamos de enhorabuena porque Cristo ha resucitado y nos ha dado verdadero significado a nuestras vidas. El creyente debe ser una persona optimista y alegre. A pesar de tantas miserias, pobrezas y desesperanzas, nosotros debemos con nuestro comportamiento llevar la alegría que portamos a todos los que se encuentran en un estado y un ánimo nublado. Parece difícil la misión, pero teniendo a Jesús como apoyo no lo es tanto.

Mañana es lunes, empieza una nueva semana llena de responsabilidades, obligaciones, en algunos casos, de desasosiegos, pero nosotros debemos transmitir una alegría apabullante a todo aquel que nos rodee, debemos decir y hacer ver que la vida es bonita, por más que quieran decir lo contrario, que ocurren muchas y buenas noticias al largo del día y que la mejor ya se ha producido. Que Jesús ha resucitado, que está con nosotros y que nos ama con locura. ¿Podemos estar tristes siendo portadores de noticia tan grande?

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