sábado, 21 de abril de 2012

EL TOPO Y LA CENSURA; POR ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ.


El topo y la censura


[La imágen de esta entrada pueden herir la sensibilidad del espectador]



Han regalado a mi hija un best-seller de literatura infantil que va de un topo al que alguien le hace una caca en la cabeza y va investigando todas las cacas del mundo, con ayuda de unas moscas, hasta dar con el culpable. Curioso, como ven. Pero está todo pedagógicamente justificado, me dicen, porque es un libro muy bien pensado con la cabeza para cuando los niños tienen que quitarse el pañal. Bueno, si es así… Pero por lo que no paso es por el final del libro: el topo acaba vengándose del perro con una versión marrón de la ley de Tailón: haciendo lo mismo sobre él. ¡Qué mensaje subliminal tan poco moderno! Yo esa página le ha arrancado —ras— y le cuento a Carmen que el perro, que no se había dado cuenta, le pidió perdón muy azorado y que el topo lo perdonó enseguida, señorialmente, y echaron unas risas, y punto.  

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