martes, 3 de julio de 2012

"TRAS LOS PASOS DE JESÚS" 1ª PARTE: DE MADRID A TIBERÍADES.

Tras los pasos de Jesús. Con este nombre bautizo el relato que voy a realizar de mi experiencia de la reciente Peregrinación a Tierra Santa que he hecho organizada por Radio María y que ha estado presidida por el Padre D. Manuel Orta.

Tras los pasos de Jesús salimos el domingo 24 de junio a las dos y cinco de la tarde  de la estación de Jerez de la Frontera, mi mujer y yo, con destino a Madrid lugar donde estábamos convocados todos los peregrinos a las ocho menos cuarto de la tarde en la Terminal T4 del Aeropuerto de Barajas. 

Llegamos a la Capital del Reino a las 6 de esa tarde y cogimos un cercanías que nos llevaría directamente a dicha terminal. Una vez allí nos encontramos con el Padre Orta y con él estuvimos charlando desde ese momento hasta cerca de las ocho y media que nos acercamos al lugar de encuentro.

Cuando hicimos acto de presencia destacar la admiración y el cariño con el que fue recibido D. Manuel Orta por parte de todos los peregrinos que esperaban, pacientemente, el facturar sus maletas así como el breve interrogatorio que  personal de seguridad israelí nos hacía a todos y cuántos emprendíamos viaje a dicho país.

Una vez superado ese trámite y pasamos todos los controles, habidos y por haber, embarcamos en el avión sobre las once de la noche y  cinco horas después aterrizábamos en el Aeropuerto de Tel Aviv.

Allí nos recogía nuestro el guía, Isaac,  que nos iba a acompañar durante toda la peregrinación y el bus en el que atravesaríamos Israel.

Lo primero que hicimos fue encaminarnos al hotel  "Jun Hotel Metropolitan" para descansar un poco y desayunar para seguidamente emprender viaje hacia el que sería nuestro destino final ese día Tiberíades.

El primer día llegamos siguiendo los pasos de Jesús de Nazaret, del Maestro, a Jafa, Cesarea Marítima, donde estuvo cautivo años S. Pablo,  Monte Carmelo, Nazaret, Basílica de la Anunciación, estuvimos en la misma gruta donde el Ángel se le apareció a María.

"Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Entrando le dijo:

- Alégrate, llena de gracia, el  Señor está contigo.

Ella se conturbó por estas palabras, y discurría que significaría aquel saludo. El ángel le dijo:

- No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz a un hijo, a quién pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y  su reino no tendrá fin.

María le respondió al ángel:

- ¿Cómo será eso, puesto que  no conozco varón?

El ángel respondió:

- El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que va a nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, han concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, -porque ninguna cosa es imposible para Dios-.

Dijo María:

- He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.

Y en ángel, dejándola, se fue".

Lc 1, 26-38

Pudimos contemplar con nuestros propios ojos el pequeño lugar donde se produjo la Anunciación a María y ella, sobrecogida, acepta con docilidad y entrega la situación con la confianza puesta en el Señor.

Luego celebramos la primera de las Eucaristías de la Peregrinación en la Basílica de la Anunciación que estuvo presidida por el Padre Orta.

Al terminar ésta nos encaminamos para ver el Taller donde San José ejercía su profesión de carpintero. San José, Casto varón y  padre terrenal del Hijo de Dios.

Desde que  empezamos, este primer día, la peregrinación nos acompañó un calor sofocante que hacía muy difícil el trasiego que llevábamos para cumplir todos los objetivos marcados. Era el primer día y este enorme calor nos acompañaría hasta que regresamos a España. Estábamos empapados en un sudor húmedo, pero llenos de gozo de ver todo lo que nuestros privilegiados ojos vieron, sentir emociones distintas por pisar por donde pisó Jesús, su Bendita Madre y San José. 

Al final de la tarde llegamos a Tiberíades, exhaustos, con el tiempo suficiente para ir a la habitación, darnos una ducha que nos relajara y bajar para cenar pues la hora máxima para hacerlo eran las ocho y  media de la tarde. En Israel hay una hora más que aquí en España. Cuando terminamos de hacerlo, nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones para descansar porque, entre viaje y primer día de peregrinar por aquellos lugares de Dios, no habíamos descansado lo más mínimo y   el cuerpo tenía su aguante y estábamos al límite. Eso, al menos, creía yo...

En el hueco del día subiré las fotos correspondientes a este primer día "tras los pasos de Jesús".

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