"TODOS NOS PUSIMOS A LLORAR AL VER EL CÓDICE. TAMBIÉN EL JUEZ".

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  HABLAN LOS TESTIGOS DE LA POLICÍA

  
  

  04 JUL 2012 | GACETA.ES/EFE

  Junto a una maleta limpia pero vacía, y varias bandejas de plata de la Catedral había unas bolsas de plástico. En una de ellas, el Códice Calixtinus, una joya de incalculable valor.

• Justo antes de proceder al registro del garaje de Milladoiro (Coruña) en el que ha sido hallado el Códice Calixtino, la Policía solicitó la presencia de testigos.
  Begoña Bravo, una mujer bilbaína, y su marido, Mauricio García, estaban en una terraza cercana al garaje cuando los agentes se acercaron y les preguntaron si podrían acompañarles a un reconocimiento, "sin explicar nada más".
  Bravo y su marido accedieron a la petición de la policía y entraron con ellos en un garaje lleno de porquería y suciedad, en el que los efectivos policiales miraron de un lado a otro sin encontrar nada. "Sacaron una maleta muy limpia, pero que estaba vacía", explicó la testigo. 
  Poco después se hallaron bandejas de plata y otros libros pertenecientes a la Catedral, que hicieron pensar que el éxito de la operación estaba cerca.
  Fue entonces -siempre según el relato de los testigos- cuando el juez instructor José Antonio Vázquez Taín, reparó en la existencia de una zona con cemento y preguntó si se había mirado ahí. Entonces se encontraron "cuatro o cinco bolsas" y, mirando una por una, apareció el Códice.
  Tanto los testigos como el juez instructor rompieron a llorar al ver aparecer la guía de peregrinos que, según los expertos, tiene un valor incalculable.