Adolfo lleva más de 30 años conduciendo autobuses pero, a pesar de su larga experiencia, nunca olvidará lo que le sucedió este verano mientras se encontraba en Palermo conduciendo el autobús de unas chicas que se iban de voluntariado. Después de una mala noche, la intervención de un cura, una operación de urgencia y seis stents, Adolfo volvió a nacer el 16 de julio de 2013
Noticia digital (01-X-2013)
Adolfo Reyes, de 56 años, es conductor de autobuses y lleva más de 15 años recorriendo Europa. A pesar de su larga experiencia, nunca olvidará el 16 de julio de 2013. Aquel día tuvo que ser ingresado de urgencia en un hospital de Palermo (Silicia) y milagrosamente ahora está vivo para contarlo, gracias a un sacerdote que iba en el autobús.
Adolfo estaba recorriendo Italia junto a un grupo de niñas que estaban empleando parte de su verano en realizar actividades de voluntariado, y a las que trasladaba en su autobús. Al grupo también le acompañaba un sacerdote, que era médico, y que atendía espiritualmente a las chicas.
El 16 de julio, Adolfo se levantó de la cama para iniciar su jornada laboral, a pesar de haber pasado una mala noche. Había sentido un dolor intenso en el pecho y en un brazo, pero tenía que llevar a las niñas a la Residencia de Ancianos Monreali. Antes de subir al autobús, el sacerdote le preguntó que qué tal se encontraba y el conductor le contó sus dolores nocturnos. Después de llevar a las voluntarias a su lugar de trabajo, dos de las responsables le acompañaron al hospital.
Cuando Adolfo entró por la puerta de Urgencias, le estaba dando un infarto de grado tres. Tuvieron que operarle de urgencia, y fue entonces cuando entró en parada cardíaca. Después de unas horas en estado crítico, salió adelante gracias a los médicos, a los seis stents que le pusieron en el corazón y, según él, «como iba con el Opus, seguro que San Josemaría me echó un cable».
Las voluntarias que estaban en Palermo con Adolfo iban diariamente a verle al hospital. Establecieron turnos entre ellas para atenderle en todo momento. Además, sus hijos llegaron enseguida. Las voluntarias cuidaban al mismo tiempo a Adolfo y a los ancianos de la residencia.
Ahora, ya recuperado, Adolfo y su familia planean volver a Palermo. Para él representa un lugar especial donde el Señor le ha dado una nueva oportunidad, el lugar donde ha vuelto a nacer.
José Calderero
@jcalderero
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