Monseñor Pietro Parolin, nombrado recientemente Secretario de Estado del Vaticano, en sustitución del cardenal Tarsicio Bertone, cumple, en su hoja de servicios con una experiencia muy amplia de los entretelones la Iglesia latinoamericana.
Tanto en México, donde trabajó bajo las órdenes del entonces Delegado Papal, Girolamo Prigione, como en Venezuela, en que conoció la versión dura del chavismo, monseñor Parolin ha mostrado una sensibilidad diplomática a toda prueba.
Lo nuevo es lo común
Con este nombramiento, el Papa Francisco hace un guiño a la Iglesia de América Latina, pero también a la de África (monseñor Parolin estuvo ahí, en Nigeria) y a la carrera diplomática de la Santa Sede.
En una entrevista concedida el 4 de agosto al rotativo “Últimas Noticias” de Venezuela, monseñor Parolin señaló que en la Iglesia católica no hay nada nuevo, “en el sentido de que lo nuevo es lo común”, pues “el protagonista principal en la Iglesia es el Espíritu Santo”.
Conocedor de los sincretismos latinoamericanos y del Caribe, el próximo “número dos” del Vaticano, como suele llamarse al Secretario de Estado, recordaba en esa entrevista que “todo lo que es compatible con el Evangelio puede ser asumido” y que a las tradiciones buenas vale la pena mantenerlas y reforzarlas, pues en ellas puede crecer la fe.
Intermediario en la entrevista que sostuvo el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, con el Papa Francisco, monseñor Parolin ha dicho que ese encuentro –como los que ha sostenido con otros mandatarios latinoamericanos—va “en la línea del diálogo que la Iglesia promueve. Fue testimonio de diálogo. El Papa siempre está dispuesto a recibir a todos”.
En México, una nueva convivencia
Años atrás, a fines de la década de los ochenta y principios de los noventa del siglo pasado, cuando en México existía una política contraria a la separación de la Iglesia y el Estado (más bien de control del Estado a la Iglesia), monseñor Parolin laboró arduamente, al lado del Delegado (luego primer Nuncio) Girolamo Prigione para lograr la reforma a la Ley en el verano de 1992.
Esta nueva Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público permitió el “reconocimiento” del Estado a la existencia de la Iglesia y abrió la posibilidad de que las asociaciones religiosas tuvieran –al menos—una personalidad jurídica propia. Lo cual constituyó un vuelco a la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, promulgada en Querétaro, en 1917, misma que no reconocía en la Iglesia ninguna capacidad para tener personalidad propia.
También, en esta reforma en la que participó monseñor Parolin, se restablecieron las relaciones diplomática entre México y la Santa Sede, diluyendo el carácter laicista que privaba en México y que hizo que al menos dos visitas papales de Juan Pablo II, éste fuera recibido como Jefe de Estado.
La hora de evangelizar
Monseñor Pietro Parolin, una vez hecho público su nombramiento como nuevo Secretario de Estado de la Santa Sede, ha señalado en una carta que “el reto del pontificado es la evangelización”.
“Siento viva la gracia de esta llamada, que nuevamente constituye una sorpresa de Dios en mi vida, especialmente siento la entera responsabilidad, porque esta me confía una misión empeñosa y exigente, delante de la cual mis fuerzas son débiles y pobre mi capacidad. Me pongo bajo la protección del amor misericordioso del Señor, del cual nada ni nadie podrá nunca separarnos, y de las oraciones de todos”. Y agradece “por la comprensión y la ayuda que me querrán dar en la realización del nuevo encargo”.
En 2008 llegó como Nuncio a Venezuela, nombrado por el Papa Benedicto XVI, país al que ha conocido a fondo, reforzando su conocimiento del español, idioma que se ha puesto en la cima de la diplomacia vaticana, toda vez que el Papa Francisco lo tiene como idioma de origen.
Conoce muy bien la realidad venezolana, pero también sus devociones. Hace poco estuvo en Isnotú (Trujillo), donde rezó por la beatificación del José Gregorio Hernández.
“Es un gran hombre, un cristiano excelente (…) Un ejemplo de todas las virtudes humanas y cristianas. Venezuela tiene en él un tesoro preciado y un intercesor poderoso”, dijo monseñor Parolin a Carlos Zapata, de Reporte Católico Laico en Venezuela. Al cerrar su primera declaración oficial tras su designación como el segundo del Vaticano, dijo en español: “Como se dice en Venezuela: ¡Que Dios les bendiga!”, comentó el propio Carlos Zapata.
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