Khartoum – Están aumentando los actos intimidatorios contra sacerdotes y misioneros por parte de las autoridades de Sudán. Lo denuncian a la Agencia Fides fuentes de la Iglesia local que por motivos de seguridad han pedido el anonimato.
En particular durante el mes de septiembre cuatro sacerdotes han sido convocados en varias ocasiones por los servicios de seguridad para ser interrogados.Un sacerdote ha dicho que durante los interrogatorios los hombres de seguridad lo acusaron de ser un espía al servicio de otro País africano, y que había pasado un periodo de adiestramiento en el extranjero. El sacerdote respondiendo con calma explicó que se trataba de acusaciones infundadas como lo demuestra su pasaporte en el cual no hay sellos recientes de entrada o salida del País.
Tanto el pasaporte como el móvil del religioso le fueron confiscados “para controlarlos”.Según nuestras fuentes este episodio es solo un ejemplo más de los actos intimidatorios que llevan cabo las autoridades sudanesas contra la iglesia católica. En los últimos tiempos algunos centros eclesiales han sido cerrados, varios sacerdotes y misioneros extranjeros se han visto obligados a dejar el país, mientras que a otros no les han renovado el permiso de residencia o les han negado el acceso al país. Por último las reuniones eclesiásticas y los movimientos de fieles son controlados por una red de informadores.
El gobierno de Khartoum ha expulsado ya a todos los misioneros extranjeros de las otras iglesias cristianas. Se teme que ahora también el futuro de la iglesia católica en Sudán corra peligro.
En particular durante el mes de septiembre cuatro sacerdotes han sido convocados en varias ocasiones por los servicios de seguridad para ser interrogados.Un sacerdote ha dicho que durante los interrogatorios los hombres de seguridad lo acusaron de ser un espía al servicio de otro País africano, y que había pasado un periodo de adiestramiento en el extranjero. El sacerdote respondiendo con calma explicó que se trataba de acusaciones infundadas como lo demuestra su pasaporte en el cual no hay sellos recientes de entrada o salida del País.
Tanto el pasaporte como el móvil del religioso le fueron confiscados “para controlarlos”.Según nuestras fuentes este episodio es solo un ejemplo más de los actos intimidatorios que llevan cabo las autoridades sudanesas contra la iglesia católica. En los últimos tiempos algunos centros eclesiales han sido cerrados, varios sacerdotes y misioneros extranjeros se han visto obligados a dejar el país, mientras que a otros no les han renovado el permiso de residencia o les han negado el acceso al país. Por último las reuniones eclesiásticas y los movimientos de fieles son controlados por una red de informadores.
El gobierno de Khartoum ha expulsado ya a todos los misioneros extranjeros de las otras iglesias cristianas. Se teme que ahora también el futuro de la iglesia católica en Sudán corra peligro.
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