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Chesterton en 1930 para hoy mismo
Pero la unidad nacional es una verdad, una verdad que no puede y no debe negarse, que no se deja negar, pero sobre todo por estas razones: que la nacionalidad es humana, y que la nacionalidad es europea. El hombre que olvida la nacionalidad se vuelve, ipso facto, menos humano y menos europeo. De alguna manera se convierte en una abstracción andante, en la resolución de algún comité, en el programa de alguna plataforma política; mediante una transformación inconfundible, que deja helado como el tacto de un pez, es menos hombre. El hombre europeo es hombre por su patriotismo y por la civilización peculiar de su pueblo.
Puro güelfo blanco.
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