Más de cien delegaciones provenientes de 50 países distintos del mundo y 1600 participantes entre obispos, sacerdotes, religiosos y muchos laicos: son los números del Congreso internacional de catequesis que se ha desarrollado en el Vaticano, en el Aula Pablo VI sobre el tema “El catequista, testigo de la fe”. Aleteia habló con mons. Rino Fisichella, presidente del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización y organizados del evento, que aprovechó la ocasión para agradecer a nuestra red el trabajo que realiza.
- En la presentación de los trabajos del congreso usted ha dicho que la evangelización no es un deber más para la Iglesia ¿qué ha querido decir?
La evangelización es la misión propia de la Iglesia, su propia naturaleza. Si no fuese así, nosotros seríamos, como dice a menudo el Papa Francisco, una ONG más o menos organizada, capaz de hacer muchas obras de solidaridad, pero no sería la Iglesia de Jesucristo. Jesús ha querido su Iglesia para que a todos los hombres, a todas las mujeres, sin conocer límites, sin cansarnos, sin conocer el final del día, pudiésemos llevar su Evangelio. Por tanto, esta no es una de las muchas iniciativas que tenemos sino que es la misión y la naturaleza propia de la Iglesia. Incluso diría, muy drásticamente, pero de manera honesta, que si no hay evangelización no hay Iglesia.
- ¿Cuál es la relación entre nueva evangelización y catequesis?
Es un tema que debemos estudiar aunque ya tenemos diversos elementos. La nueva evangelización lleva consigo la exigencia de hacer comprender, en primer lugar a los cristianos, el papel que tienen en este momento histórico y por tanto, deben reavivar su propia fe: debemos ser capaces de hablar y de anunciar a Jesucristo con nuestro testimonio de vida a todos los que viven en países de antigua tradición cristiana pero que viven en la indiferencia, no conocen ya los contenidos fundamentales de la fe y parece que Jesús ya no tenga influencia, ni siquiera la fe, la exigencia de creer. La catequesis necesita insertarse dentro de este contexto y de este proceso que la Iglesia ve ante sí para las próximas décadas.
- ¿Qué une a las expresiones distintas de la Iglesia aquí presentes, las, quizá un poco cansadas, de los países de antigua cristiandad, con las que viven en situaciones de minoría en otros contextos culturales?
Antes que nada nos une el hecho de que somos todos cristianos, bautizados, deseosos de comunicar la alegría de nuestra fe, incluso si la vivimos en contextos culturales diferentes. Las dificultades de un país pueden ser sostenidas por otro, la riqueza de uno se comparte con otro. Creo que esta es la forma más importante que debemos asumir: en la catequesis, nosotros tenemos una riqueza de experiencias. Hay una catequesis que no esta limitada solo al momento de la recepción de los sacramentos de la comunión o de la confirmación, sino que están presentes también en el mundo en otras iniciativas.
Pienso, por ejemplo, en Chile y en su capacidad de tener una penetración muy fuerte con respecto a las catequesis familiares. Tenemos en otros países la experiencia del Catecumenado que se dirige sobre todo a los adultos, para volver a darles el anuncio de la fe, tenemos también la posibilidad de catequesis llamadas “permanentes”. Con este abanico de experiencias creo que la riqueza de unos y el deseo de otros nos puedan llevar a encontrar una posibilidad de compromiso no secundario.
- El Año de la Fe también parte del 20º Aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia ¿Cuál es el balance que se puede hacer sobre este periodo?
El Catecismo es ya un hecho permanente en la Iglesia: está traducido a más de 57 lenguas y la última es el urdu cuya traducción se está completando. De aquí pocos días, tendremos la posibilidad, comenzando en Italia, de tener en el Smartphone, en la Tablet, una app con el Catecismo de la Iglesia Católica y su Compendio. Esto para nosotros, es una etapa importante porque nos consiente usar los instrumentos y los nuevos lenguajes para legara un público cada vez más amplio.
- Una pregunta que está relacionada con Aleteia: ¿Los nuevos medios de comunicación ayudan con la evangelización?
Aleteia se fundó para ayudar a la nueva evangelización y además de nuestro agradecimiento, quiero expresar la esperanza de que pueda seguir creciendo para que pueda ser un catalizador para otros que comparten el mismo objetivo y por tanto poder trabajar juntos para que, a través de estos nuevos medios y una nueva cultura a nuestra disposición, la Palabra de Dios, como decía San Pablo, pueda retomar su carrera, correr y no detenerse hasta encontrar a todos los hombres y mujeres que tienen el deseo de conocer a Jesucristo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario