Contra el utilitarismo dominante, cultiva una disposición a disfrutar de las cosas porque sí, sin buscar en ellas ninguna contraprestación. Lee un libro o un poema por el mero placer de leerlos; disfruta de un paisaje o una pieza musical; aprende y estudia cosas solo por el hecho de aprenderlas, aunque no tengan que ver con tus intereses; disfruta con cada descubrimiento que hagas, con cada ofrecimiento de la naturaleza. Esta receptividad abrirá tu mente y ampliará tu sabiduría, desarrollará tu capacidad de escucha y de observación, tu tolerancia y tu comprensión.
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