domingo, 27 de octubre de 2013

DESDE VILLALUENGA: ¡EN VILLALUENGA!

El cielo, ¡Cómo sólo se puede ver en Villaluenga!



Es Villaluenga un sitio de contrastes y todos para bien. Lo mismo te encuentras un día gris, nuboso y lleno de la cegadora niebla que parece que va ganando terreno a la vista que al otro día, sin esperarlo siquiera, amanece con un sol reluciente y aunque con ese frescor que anima el alma sientes calor con tan solo asomarte a la ventana.

Lo que no cambia, de día y noche, son las personas porque siempre tienen el mismo carácter, llevan una sonrisa en la mirada porque aunque puedan parecer serias son felices, tienen razones para estarlo, porque el vivir en medio de un auténtico paraíso es un motivo más que suficiente para ello.

Se ha cumplido un año desde que arribamos por aquí, desde que nos recibieron con los brazos abiertos, desde que nos sentimos verdaderamente en casa. ¡Un año ya y que pronto se me ha pasado todo!

Hemos sido felices al máximo y la prolongación de esa felicidad es seguir viviendo en este maravilloso pueblo al que queremos de verdad y al que recomendamos a todos porque merece mucho la pena el conocerlo.

Un día da para muy poco aunque los que vienen se van con el corazón triste porque no quisieran marchar. Todos los que lo visitan y conocen desde un punto de vista más íntimo, más personal, más de sus gentes quedan prendados y cuando miran al cielo ven a un pueblo acunado entre montañas que les llena de emoción y de sentimientos encontrados. No es fácil ganarse el corazón de los payoyos aunque cuando se abren y te lo entregan lo hacen para toda la vida. Mi querido Pueblo y sus gentes son los depositarios de mi corazón y yo soy depositario de su cariño.

Muchos "conocen" Villaluenga porque pasan por delante de ella, a lo sumo adquieren el exquisito queso de la Fábrica de quesos Payoyo y como mucho recorren el popular sendero de los Llanos del Republicano. ¡Y eso no es conocer Villaluenga del Rosario!

Villaluenga del Rosario es el hermoso y pequeño pueblo que tiene delante suya y que si no se bajan del coche y recorren a pie nunca llegarán a conocer. Es recomendable recorrer sus empinadas y coquetas calles y encontrarte con los Autos de los Hermanos Moscoso, HM, la Panadería, los quesos "El Saltillo", el restaurante "La Velada", el autoservicio "La Covacha", pasar por el colegio, la biblioteca, Guadalinfo, el bar "La Alameda", el Casino y la Iglesia de San Miguel, el bar "Gómez", el hotel "La Posada", el centro de día, el precioso cementerio que es pura imagen decimonónica y que nos envuelve en el romanticismo más pleno, el mesón "Los Caños", la tiendecita en la que hay de todo al de este o el ultramarinos de Charo así como Quesos "Oliva" donde todo es exquisito desde el producto hasta sus dueños. 

Te puedes perder dentro de Villaluenga del Rosario porque es un lugar para perderse y encontrar a la buena gente que la habita. Puedes charlar con Juani, su cartera, ir al Ayuntamiento para que te resuelvan algún trámite, a la botica y al médico así como darse una vuelta para el Museo del Queso. Puedes, si el ardor de este bendito pueblo llega a prender en tu corazón, alquilar cualquiera de las casas que están en esa situación o preguntar cualquier cosa a nuestro municipal, Antonio Benítez que, a su vez, podrá contarte cosas del pueblo junto Berna Barea, Cristobal Moscoso, Pepe Sellez, Charo Oliva así como José Miguel Calle. Estos son unos cuantos referentes porque todos los habitantes de este bendito lugar te podrán ofrecer su parte de la gran historia de un pueblo único y muy importante en la historia de España. 

Al final, después de charlar largo y tendido con tan memorables personas, conversar con mis queridos convecinos, pasear cada rincón, entrar y disfrutar de sus establecimientos, podrás ver y sentir con otros ojos lo que es la maravilla natural que envuelve este lugar privilegiado elegido por Dios. Sólo aquí he podido divisar amaneceres y atardeceres únicos donde el color del cercano cielo pueden hacerte llevar a otros estadíos que desde la razón humana no puedes explicar. 

Es Villaluenga del Rosario un lugar lleno de contrastes, de multitud de colores y de olor a leña.

No puedo llegar a comprender a esos que pudiendo vivir en este bendito pueblo renuncien al mismo en busca de los atractivos de sitios más grandes donde la pureza se diluye hasta llegar a perder su verdadera esencia.

Amo este pueblo, quiero a sus gentes a las que admiro profundamente y de las que me enorgullezco amo y quiero sus devociones que son las mías, y ojalá algún día el Buen Dios me permita vivir de forma permanente en este pequeño paraíso.

Jesús Rodríguez Arias

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