martes, 1 de mayo de 2012

UN BICHO RARO.


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    Iglesia | La Gaceta
    Antonio Cuadri
    ANTONIO CUADRI

    Un bicho raro

    01 MAY 2012 | PEPE A. DE LAS ASTURIAS
    Hasta hace poco, Antonio Cuadri era uno de los realizadores y guionistas más prestigiosos de nuestro cine y televisión.
  • Hasta hace poco, Antonio Cuadri era uno de los realizadores y guionistas más prestigiosos de nuestro cine y televisión; en su haber, multitud de premios, películas importantes (Eres mi héroe, El corazón de la tierra), series de éxito (Cuéntame, Al salir de clase) y programas pioneros (Lo + plus, Las noticias del guiñol). Eso hasta hace unos días. Porque lo que acaba de añadir a su haber es lo más grande de su carrera: un cortometraje con actores aficionados sobre un programa de radio de una emisora minoritaria. ¿El truco? Que Dios está por medio.
    ¿Qué hace Antonio trabajando para los curas y las beatas?
    La pregunta que reconcome a los viejos compañeros de profesión de Cuadri es “Pero ¿qué hace Antonio trabajando para los curas y las beatas?”. Antonio Cuadri sí sabe la respuesta. Y también sabe exactamente cómo y por qué ha llegado hasta aquí. La causa exacta se llama Patricio Gómez. Fue su ayudante de dirección y amigo hace veinte años, y llevaban largo tiempo sin verse (Patricio se marchó a “hacer las Américas”); pero la Providencia volvió a cruzar sus caminos hace apenas un año, en un providencial encuentro en el momento preciso.
    Patricio había regresado de su viaje profundamente transformado (en realidad, el viaje lo había hecho al interior de sí mismo); Antonio andaba a vueltas con su conciencia y a golpes con la vida, que le había vapuleado con saña (ciertas pérdidas familiares), y sentía la necesidad de mirar arriba y encontrarse con un Dios que le ayudara a olvidar tanto ídolo falso; a retomar su fe, que en realidad nunca había estado ausente del todo. “He estado mucho tiempo alejado de la Iglesia, pero nunca he dejado de rezar”.
    El pasado verano, la convivencia con su recuperado amigo se avivó y esa relación le hizo sentir la JMJ de una manera especial, como nunca habría imaginado. Le conmovió hondamente lo que allí vio, escuchó y vivió, esa juventud prometedora, generosa, limpia. En las calles de Madrid y Cuatro Vientos descubrió también la labor del voluntariado y especialmente de los voluntarios de Radio María (“¿de verdad que no cobráis?”), donde su amigo Patricio, el “voluntario de Cuenca”, colabora activamente. Por una serie de circunstancias inexplicables terminó visitando la emisora de la mano de su director, el padre Esteban Munilla, y quedó profundamente impactado y maravillado.
    Descubrió a un puñado de personas entregadas en cuerpo y espíritu a la causa, que son capaces de dejarlo todo (descanso, aficiones, familia, viajes, amigos) cada madrugada de los viernes para estar ahí, al pie del micrófono, por amor al arte y al prójimo en el programa 'Hay mucha gente buena'. No pudo evitar contagiarse y ofrecerse en cámara y alma a su causa: “Me salió del corazón ofrecer mi colaboración al servicio de esa labor, de ese entusiasmo”.
    Censura ideológica
    Hasta aquella visita, lo reconoce, siempre había pensado en Radio María como la emisora de las abuelas y las beatas para rezar el rosario, pero descubrió que hay mucho más, aparte de juventud, alegría, complicidad, humor, sinceridad, fe; descubrió a Almudena, Lucía, Nacho, Paloma, el padre Quique…; un equipo de entusiastas con una capacidad de entrega y una pureza de corazón que no había conocido en su vida. Y un cariño sin medida como nunca había experimentado; un abrazo de cariño que es lo que Cuadri pretende devolver con este homenaje al voluntariado, “hacer visible eso que se llama Amor, Amor de Dios. Yo he recibido toneladas de amor en este proyecto”.
    Surge entonces una idea loca que al poco se transforma en guión y luego en un rodaje a ratos preparado, a ratos improvisado, siempre anegado por ese maravilloso sentido del humor que define al equipo del programa (“difundir la religiosidad no debe ser un ladrillo”, apunta Cuadri) y un sorprendente desparpajo ante la cámara que ni el grupo de actores revelación creía poseer. El resultado, un simpático y original cortometraje de 18 minutos rebosante de humanidad, guiños cinéfilos y mucha gente buena (más de 200 voluntarios entre actores amateurs, figurantes amigos y técnicos profesionales), que solo pretende causar “una simpática perplejidad” en los espectadores, remover alguna que otra conciencia y “hacer honor a nuestra madre la Virgen María y a la vocación de esta emisora que lleva su nombre”.
    Al final, lo que nos deja Antonio Cuadri es un halo de esperanza frente a una industria escorada (“hay una censura ideológica y económica al cine religioso, pero los nuevos medios están cambiando la tendencia”), frente a una sociedad falta de amor y valores (“el mundo del espectáculo puede ser muy sanador”), y frente a una juventud desnortada y vacía. “He descubierto en estos voluntarios una juventud limpia, auténtica, que da el callo en todo el mundo”; a todos ellos va dedicada Hay mucha gente buena. Véanla (en la página web de Radio María) y difúndanla. Será el merecido homenaje a este hombre bueno y profundamente humano, y a esos miles de voluntarios que hacen posible que Radio María llegue cada día a millones de oyentes en todo el mundo.
    Un autobús lleno de obispos
    El cine Callao de Madrid está rebosante de espectadores. No queda ni una butaca libre. Antonio Cuadri camina -flota- por el pasillo, después de atender a los medios. Es su gran noche. “Esto es increíble”, se dice. Probablemente sus películas más exitosas no tuvieron un poder de convocatoria tan potente. Eso es que hay Alguien importante detrás de todo esto. La gente aguarda, expectante, entre canciones y homenajes. La presentadora anuncia: “Empezaremos en unos minutos. Hay un autobús lleno de obispos que está a punto de llegar”. A los pocos minutos, en efecto, una quincena de obispos hace su entrada en la sala. Aplausos. Sonrisas. Por fin se apagan las luces y comienza la proyección. En el cine Callao, esta noche, hay mucha gente buena.

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