domingo, 20 de octubre de 2013

DESDE VILLALUENGA.




Todo tiende a tener un final y que pronto han pasado estos diez días que hemos estado en nuestro querido Pueblo. No hay sentimiento más placentero que amanecer todas las mañanas en Villaluenga del Rosario.

Mi Pueblo es un pueblo lleno de matices y colores. Se lo digo siempre a los que me quieren escuchar que Villaluenga es una en la amenecida, en la mañana, durante el mediodía, la tarde o anocheciendo. Los colores, la tonalidad de la luz, los olores y sabores de este querido y único rincón lo hace diferente al cien por cien. 

¡Qué he disfrutado de la tarde-noche del domingo cuando todos los que se tienen que ir se van y se quedan los vecinos del pueblo! ¡Es una sensación única! Se palpa y se vive lo que es la intimidad de un pueblo, lo que es verdaderamente su vida y su día a día.

Está muy bien, es más que necesario, que vengan muchos a conocer a Villaluenga del Rosario, que se empapen de sus coquetas calles, sus blancas casas, sus tejados, de la amabilidad de sus gentes, de su gastronomía, de sus quesos, de el inmenso paraje natural que la rodea. Es más que importante que sepamos poner a nuestro amado pueblo en el mundo para que este sepa la joya de la corona que tiene a "dos pasos" y que seguramente no conocen.

Existe la Villaluenga de los fines de semana y existe la Villaluenga del día a día, de sus gentes, sus cosas y casos. Cuando vienen amigos nuestros, a los que consideramos como hermanos, conocen la Villaluenga del Rosario del día a día y sus gentes, mis queridos convecinos, que abren sus brazos y corazones y los reciben con desbordante cariño porque son amigos de una pareja que ya es considerada, no mayor honor, ya del Pueblo.

Estos diez días han dado para mucho aunque siempre nos quedamos cortos. ¡Qué rápido han pasado y que felices hemos sido!

El fin de semana pasado fue muy íntimo, ya sea porque estábamos cansados, yo venía algo deteriorado por mi enfermedad digestiva, y porque nos interesaba ver algunas cosas de la televisión que lo pasamos, mayormente en casa, aunque eso no fue óbice para darnos alguna vuelta, ir a La Posada a tomar algo con nuestro amigo Berna.

El lunes nos dimos una buena caminata desde aquí hasta Benaocaz por medio de la Manga para después almorzar en La Posada donde pudimos degustar, como es habitual, sus exquisiteces servido de forma extraordinario por nuestro amigo Bernabé Barea que además de amigo es un profesional como la copa de un pino. La tarde del lunes la pasamos en casa con Berna. Con él pudimos comprobar en "carne propia" ese dicho de "que pronto se nos ha hecho tarde".

El martes pasamos el día en Ronda. Paseos por la calle La Bola, por la calle Sevilla, llegamos hasta el Tajo y almorzamos en los afamados bares de esta esplendorosa ciudad. La tarde la pasamos en nuestro pueblo.

El miércoles nos fuimos caminando hasta el Chaparral aunque seguimos caminando hasta llegar a la finca del Saltillo. Subimos muchos metros, descansando algo en algunas piedras donde reponíamos fuerzas a base de isotónica o algo que nos proporcionara azúcar y energía para continuar la marcha. Fuimos espectadores de lujo de bellísimos paisajes donde se respiraba una aire fresco y puro que hacía que camináramos con más decisión, con más fortaleza pues todo lo que nos rodeaba era una prodigiosa fuente de salud.

El jueves aprovechamos para quedarnos en casa y pudimos leer un poco, escribir algo así como comprar algo en la panadería u otros lugares donde conversábamos con nuestros queridos vecinos. Por la tarde nos sentamos en el patio y mientras yo actualizaba el blog, Hetepheres leía tranquilamente. Sobre las ocho vino a casa nuestra querida amiga Toni Montiel y empezamos una larga conversación literaria, que fue una buena tertulia, y a la cual añadimos varios temas más. Pasadas las diez de la noche nos dejó y es que en buena compañía, al calor de una copa de vino y una amena conversación pueden pasar las horas porque hasta el tiempo se detiene.

El viernes tuvimos el privilegio de que nos visitaran y que se empaparan del pueblo una pareja de buenos amigos a los que queremos como hermanos, antes habíamos desayunado las famosas y exquisitas tortas de Ana Mari. Disfrutar de y con la Familia Franco es un auténtico privilegio, voy a mantener el anonimato hasta que ellos hagan público, cuando lo crean oportuno, esta visita donde los cuatro disfrutamos de nuestro querido Pueblo, de sus gentes, sus monumentos, edificios, singularidades y donde tras un opíparo almuerzo pasamos la sobremesa en casa al calor de una interesante y prolífera conversación con dos buenas copas de brandy en nuestras manos. Han prometido volver muy pronto y nosotros anhelamos que vuelvan. 

Siempre digo que las puertas de Villaluenga del Rosario están abiertas a todo el mundo, pero el Villaluenga que conocen y tienen el privilegio de gozar los que nos visitan es el Villaluenga íntimo, de sus gentes, de un pueblo único e irrepetible.

El sábado dio en todos los lados que iba a llover, empezó con esa previsión pues unas nubes algo sospechosas así nos hacían pensar, pero el sol fue venciendo a las  nubes y después de almorzar un buen café junto a unas tortas de masa que me había hecho Hetepheres nos fuimos a dar un leve paseo que se convirtió en una intensa caminata. Subimos la cuesta que da al puerto de las viñas, nos adentramos por el camino del depósito del agua, atravesamos el monte hasta llegar a su cima, campo a través, y finalmente llegamos hasta la escombrera que es paralela al camino de los contrabandistas, bajamos una cuesta, para nuestras cansadas piernas era la mejor avenida, y recorrimos La Glorieta hasta llegar al Pueblo. Más de 14 kilómetros en tres horas y media cuando nuestra primera pretensión era realizar un leve y cómodo "paseíto".

La tarde del sábado la ocupamos por completo, como siempre, primero en asistir a la Eucaristía y después nos fuimos a tomar una copa a La Posada porque Berna trabajaba de tarde. Me preparó un brandy según mandan los cánones y con la liturgia que debe realizarse esta noble encomienda. ¡Gracias mi querido amigo pues verte como preparaste el dulce manjar para el paladar que es degustar un buen brandy fue un auténtico privilegio! Tras hora y pico de animada conversación nos marchamos dando un paseo por el pueblo, nos dirigimos hacia la Avenida de los Arbolitos para dar de comer a los gatitos y perros de Mateo que son muy simpático y cariñosos. Como nos conocen se acercan en bandada desde lejos hasta nosotros. ¡Qué graciosos son Dios mío! En especial una gatita muy pequeña que al no ser muy agraciada Hetepheres le puso el nombre de "feíta" y así se le ha quedado.

Hoy domingo, último de estar en mi querido pueblo antes de empezar nuevamente con las obligaciones, ha sido un día familiar. Yo he desayunado en casa y Hetepheres en La Posada. Hemos conversado animadamente con Berna, María Jesús, Charo Oliva, después me he venido a casa aunque Hetepheres ha estado en otras labores.

Ahora empieza la morriña, ya se ven cerca la hora que tengamos que coger las cosas, subir al coche e irnos para  Jerez donde pasaremos los próximos cinco días, yo me reintegraré a mis obligaciones laborales y Hetepheres también, con el corazón, la mente y los sentidos encauzados en un mismo lugar: ¡¡Villaluenga del Rosario!!

Me anima saber que dentro de cinco días, de nuevo, estaremos por aquí, me anima saber que dentro de quince días, si Dios así lo quiere, disfrutaremos del puente de "Todos los santos", me anima saber que pasado noviembre estaremos otra nueva semana en este encantador pueblo de la Sierra de Cádiz que es la auténtica joya de la corona y que debe ser conocida y considerada como tal.

Recibid todos, mis queridos vecinos y amigos, un fuerte abrazo y que Dios os bendiga.

Jesús Rodríguez Arias

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