Ha escrito un gran artículo en ABC Antonio Burgos –lógico y habitual en él– acerca de la huelga de estudiantes de Sevilla. Creo que el motivo principal de la huelga era el de protestar por el aumento de las tasas. Pos eso le extrañó a mi compadre que la pancarta más grande de las exhibidas en la Universidad no tuviera nada que ver ni con el aumento ni con las tasas. Su mensaje era claro: «Palestina». ¿Y qué tiene que ver Palestina con la Universidad de Sevilla en una huelga de estudiantes? Pues nada. Pero es lo progre. En España se insulta, se veja y se humilla a los católicos. Se exige a la Iglesia el pago del IBI, mientras nadie se acuerda de que las mezquitas están exentas de abonar dicho impuesto. Pero no hay narices. Se ha dado mucha importancia, quizá excesiva, al juicio de un pobre hombre llamado Krahe que filmó un corto cocinando a Cristo en la Cruz. Si lo hace con Mahoma ya estaría calvo. Por eso, lo fácil es arremeter contra los cristianos, que tenemos la enseñanza de poner la otra mejilla cuando nos sentimos agredidos. Si el Estado, es decir, el mal administrador de España, tuviera que sustituir a la Iglesia en su labor social, no le quedaría dinero para lo de Bankia, que manda nísperos. La izquierda radical es muy palestina y muy suya. Odia a Israel, la única democracia del Medio Oriente –una parte de Europa rodeada de enemigos dispuestos a que desaparezca del mapa–, y pide con mucho énfasis una investigación de Bankia, que merece la investigación por otra parte. Pero no solicita que se investigue por qué Roures, uno de sus intocables, tiene una cuenta en Suiza de quinientos millones de euros y aquí pone a los trabajadores de «Público» en la calle. Ignoro si Antena-3 se ha quedado ya con «La Sexta». En tal caso, me extrañaría sobremanera que en una empresa dependiente del Grupo Planeta, siga actuando un personaje que incita a la violencia contra todo lo que el Grupo Planeta y el espíritu de su fundador representa. Eso sí, mucha Palestina. En las redes sociales, tuitea un personaje desde Las Palmas, que además de insultar a la Iglesia, a los católicos, a Israel y a los hebreos, se manifiesta palestino. A la pregunta de si apoya a Hamás, esa facción declarada oficialmente terrorista, responde con gracietas. No tendría importancia alguna el sesgo de este individuo si no fuera editor de los Telediarios de TVE en Las Palmas. Es decir, un profesional al que se le tiene que exigir veracidad y rigor. Cuando insulta a los católicos lo hace a sabiendas de que son ellos, una importante mayoría, los que pagan su sueldo con sus impuestos. Pero esas veleidades no se investigan. Figúrense la que se armaría si un editor de los informativos de Telemadrid, por ejemplo, reconociera en las nauseabundas redes sociales que pertenece a un grupo de la ultraderecha activa. Tendríamos una inmediata investigación parlamentaria. Igual que si una empresa dedicada a la información adeudara más de cuatro mil millones de euros y por una operación especulativa su consejero-delegado se llevara nueve millones a su casa mientras su empresa lleva a cabo un ERE. Nada se investiga si esa empresa se considera «progresista», porque la Derecha le tiene miedo y la Izquierda sostiene sus contradicciones y mentiras en los importantes medios que esa domina. No obstante, es privada y si se mantiene es porque también los bancos más importantes de España le consienten todo para ser respetados en sus páginas y sus líneas editoriales.
Aquí y ahora, todos los que intentamos sobrevivir, tenemos que ponernos el pañuelo palestino. Católicos, cristianos de otras ramas y judíos estamos condenados.
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