Por un asunto menor, la condena por prevaricación al juez Garzón, el dirigente comunista Gaspar Llamazares recibió la sentencia del Tribunal Supremo con un «ni la acato ni la respeto». Es lógico. Llamazares es partidario de las «democracias» gobernadas por un partido al que no tienen acceso el 90% de los ciudadanos. El comunista. La sentencia del Tribunal Constitucional –al que algunos llaman «Komando Konstitucional»– hay que acatarla, pero no respetarla. El demócrata acata pero no está obligado a respetar. Es difícil respetar a seis comisarios políticos que han legalizado, siguiendo el guión perverso denunciado años atrás por Jaime Mayor Oreja y María San Gil, al entorno inmediato del terrorismo. ¿Qué teme el PSOE del llamado «mundo abertzale» para tanta demostración de júbilo por la sentencia aprobada por sus designados en el TC? ¿Vuelan por ahí sombras amenazadoras del 11 de marzo de 2004? Un enigma. La ETA no se ha disuelto, la ETA no ha devuelto las armas, la ETA sigue en activo, la ETA mantiene sus comunicados de chantaje, la ETA no ha manifestado ningún tipo de arrepentimiento, y seis magistrados políticos enmiendan la plana a los magistrados-jueces del Tribunal Supremo, y legalizan a la ETA. No es una opinión, sino una constatación. En «Sortu» figuran decenas de rostros ligados con la ETA de los años más sangrientos. Herri Batasuna, Euskal Herritarrok, Bildu y Sortu no habrían existido sin la ETA. El Fiscal Torres Dulce ha reconocido su frustración. El Tribunal Supremo ha sido de nuevo desautorizado por los comisarios políticos. El «Lehendakari» socialista ha coincidido con el batasuno Barrena en sus deseos de que Otegui sea indultado y recupere la libertad. Rubalcaba dice que es una buena noticia para «la paz». Vuelvo a repetir las preguntas. ¿Qué teme el PSOE del llamado «mundo abertzale»? ¿Vuelan por ahí sombras amenazadoras del 11 de marzo de 2004?
La alegría de la ETA es la alegría de Bildu. La alegría de la ETA es la alegría de «Sortu». Lo pavoroso es que también sea la alegría del PSOE y del PSE. De Izquierda Unida se sabía, porque siempre –¿recuerdan a Madrazo?– han sido los comunistas muy corteses con ellos. El pasado jueves, un día después del vigesimoquinto aniversario de la matanza de Hipercor, seis comisarios políticos le han concedido la victoria a la ETA. Estuvo a un paso de ser derrotada, y hoy el hacha y la serpiente se han abrazado aún más triunfadoras. ¿Quiénes han coincidido en establecer las pautas de la traición a 40.000.000 de españoles? ¿Por qué Otegui anunció en mayo, desde la cárcel, que «Sortu» sería legalizado antes del verano? ¿Quién se lo aseguró? Hago esfuerzos descomunales para no escribir con el hígado cuando tengo la desgracia de referirme a los seis miembros del Comité –o Komité– político del PSOE que han legalizado a los hermanos de los terroristas. ¿Cómo se puede admitir que la Justicia, la más alta instancia de la Justicia, esté en manos de personas que no han juzgado jamás? Algunos de los seis han cumplido su ciclo y no van a continuar. ¿Cómo es posible que no haya sido renovado el Constitucional a estas alturas de la tragedia? ¿Dejadez del Partido Popular o pacto con el PSOE?
Hoy España está apoyada en las tablas, con una estocada en todo lo alto y esperando el acierto del estoque de descabellar. Se baila el «Aurresku» sobre mil sepulcros de asesinados. No puede ser cierto, pero lo es. Firmo y vomito.
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