¡Hacía tanto tiempo que lo anhelaba! Pero Dios en su infinito saber no nos lo ha dado hasta que Él ha visto que era oportuno para nuestras vidas.
Desde siempre, como cristiano que vive su fe con intensidad y esta me supone el hacerlo en plenitud, me ha atraído la idea de poder visitar los Santos Lugares.
He leído infinidad de libros sobre peregrinaciones. En mi tierna juventud un vecino del campo de mi familia había ido y me contaba todo lo que visitó y, también, lo que sintió y esto hacía que mi deseo se acrecentara más y más. Eran años difíciles, muy difíciles, pues yo estaba estudiando y sobrevivíamos con la pensión de viudedad de mi querida madre. En esos momentos el poder pensar, siquiera, en poder ir alguna vez a Tierra Santa se convertía en una ilusión tan lejana que parecía que nunca llegaría. ¡Estaría de Dios que fuera así!
Con el correr de los años, con mis inicios laborales, con mil y un problemas que existían, llegué hasta olvidar este deseo, que con solo recordarlo lo sentía latente en mi corazón, de visitar alguna vez los sitios donde se desarrolló la vida de Nuestro Señor Jesucristo.
En el año 2010 tuvimos la oportunidad de poder hacer la ansiada peregrinación, ya que la ACdP estaba celebrando el primer centenario y entre las actividades programadas por el equipo que dirigía mi querido Alfredo Dagnino estaba una amplia y detallada visita a Tierra Santa. Tengo que decir que Hetepheres y yo lo hablamos, pero lo descartamos porque queríamos ir a la peregrinación que se estaba preparando a Roma y que nunca llegó a materializarse. ¡Seguía no estando de Dios que hiciera ese viaje!
Con el pasar del tiempo, el devenir de los días, la enfermedad de mi madre, los mil aconteceres diarios, la crisis, todo y un poco más hizo que la idea de hacer dicha peregrinación se eternizara en el tiempo.
Han pasado muchos años desde que ese muchacho escuchara a su vecino hablar de la grandeza de los Santo Lugares, han pasado mucho tiempo desde que devoraba los libros que me prestaba sobre este tema, han pasado tantas cosas..., y todas necesarias para hace de mi el hombre que hoy soy y por eso le doy gracias Dios todos los días. Puedo haber vivido años muy duros, como así ha sido, el sufrimiento ha podido ser atroz, pero todo ha sido para mi bien. Como dicen los Evangelios: Nosotros somos sarmientos a los que hay que podar para que demos frutos en abundancia.
Y ha sido, precisamente, en estos momentos en los que este tipo de viaje o de cualquier viaje estaba olvidado porque la economía no está para hacer disparates, pero también cuando lo necesitábamos más porque nuestro depósito espiritual se había vaciado un poco debido a un año intenso en emociones y servicios a Dios y a nuestra Madre la Iglesia, y servir a Dios y a la Iglesia puede acarrear muchas incomprensiones por parte de algunos, cuando nos enteramos que Radio María estaba organizando una peregrinación a ¡¡Tierra Santa!! y que llevaba la dirección espiritual del Padre D. Manuel Orta.
¡Dios se manifiesta siempre y lo hace con total grandeza! Se unían dos elementos que hacía que viéramos claramente la mano del Señor: Por un lado se nos ofrecía un viaje soñado y anhelado: Tierra Santa y el poderlo hacer de la mano y acompañado espiritualmente de la persona que tanto me ha ayudado y me está ayudando en mi camino para ser mejor cristiano, mejor persona y que me enseña los vericuetos que tiene el camino que nos lleva a la salvación.
¡Tengo que agradecer tanto a Dios que haya puesto en el camino de mi vida al Padre D. Manuel Orta Gotor! D. Manuel, no sabe usted lo que me ha ayudado y me ayuda a diario, aunque no nos veamos tan a menudo como quisiéramos, y los que nos ha ayudado para ser un matrimonio más santo y por eso más feliz si cabe. Dios ha puesto en mi vida a dos personas que me han completado como persona: Mi mujer, Hetepheres, y el Padre Orta. Estoy deseando que llegue el domingo para que nos demos un abrazo, y me imagino que usted me dará otro tirón de orejas porque su humildad le lleva a roburizarse por estas manifestaciones de sincero cariño. Ayuda usted a muchas personas y ha conseguido que más de una levantara la cabeza cuando lo habían hundido.
El próximo domingo día 24 de Junio, día del Patrón de los Caballeros Hospitalarios y un día después de asistir al Capítulo General de los mismos, cogeremos la maleta nos despediremos por unos días de Conchi, de mi madre y de pitufino y empezaremos un viaje que seguro cambiará el sentido de nuestras vidas. El poder ver, tocar, pisar, oler, sentir, gozar de los mismos sitios donde estuvo Jesús, su Bendita Madre, sus discípulos, una tierra tocada desde el principio del mundo por la Mano de Dios será una experiencia única e irrepetible y todo eso con la dirección y acompañamiento espiritual de D. Manuel Orta. Me llevo muchas peticiones de oraciones y muchas intenciones para ponerlas de manifiesto ante el Padre esos días.
¡Tenían que pasar cerca de treinta años para que ese joven que escuchaba las historia del viaje de su vecino pudiera, D.m., el poder vivirlo por él mismo! Estar donde estuvo Jesús acompañado de mi mujer y de otras personas de buena voluntad me hace vivir pleno de gozo hasta que llegue ese momento.
¡Parece que no pasan los días, pero ya estamos finalizando el martes y pronto, muy pronto, ese sueño largamente anhelado se hará realidad por Obra y Gracias de Dios Padre Misericordioso!
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