Recientemente, parece haber aflorado un fuerte y amplio sentimiento independentista en Cataluña que utiliza como una de sus bases que la economía de la autonomía iría mejor si fuese un Estado independiente y no parte de España. Se trata de una premisa falsa.
En la actual situación, la idependencia resulta inviable para Cataluña, pero también para España. Si la comunidad amaneciese independientetriplicaría su endeudamiento público. Actualmente, la Administración Central negocia con el autonómico un rescate de 5.000 millones de euros que, de independizarse, quedarían a deber. Además, el nuevo Estado tendría que asumir unos 100.000 millones de euros de la deuda soberana española, que el pasado junio ascendía a 617.000 millones. A todo ello se añadirían la deuda de las empresas públicas y los ayuntamientos, para dar como resultado cerca de 150.000 millones de euros.
Según los datos macroeconómicos, Cataluña sufre actualmente un déficit de 1.200 millones, por lo queno podría pagar el paro o las pensiones. La banca catalana tiene un 70% de su negocio en España y se vería empujada a salir de la comunidad y, algunas entidades, incluso quebrarían de no hacerlo. Además, las pymes verían sus ventas reducirse en un 60%.
Por último, una Cataluña independiente tendría que crear una divisa propia que sufriría una devaluación del 40%, por lo que aunque siete años atrás la independencia era una opción mala pero viable, actualmente es un suicidio económico.
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