Por Araceli Cantero Guibert
MIAMI, lunes 29 octubre 2012 (ZENIT.org).-Más de diecisiete mil viviendas afectadas, iglesias derrumbadas, cuantiosos daños a la agricultura, inundaciones, medio millar de instalaciones educativas afectadas, y problemas con el tendido eléctrico, son los resultados de una evaluación preliminar del paso del huracán Sandy por la provincia de Holguín, Cuba, en la madrugada del 25 de octubre.
En medio de esta tragedia humana, el obispo de la Diócesis de Holguín, monseñor Emilio Aranguren Echeverría también ha constatado los gestos de solidaridad, la fe del pueblo y los brotes de esperanza.
En la Diócesis, que comprende las provincias de Holguín y LasTunas, el paso de Sandy además deimpactar enla gente ha causado afectaciones graves en una iglesia, una casa de misión y una casa de encuentros. Esto ha sucedido cuando todavía no se había recuperado del paso del ciclón, Ike, en 2008. Antes del paso de Sandy la Diócesis tenía nueve templos derrumbados y dos sin techo.
Monseñor Aranguren explica que llevar adelante la reconstrucción de estos templos, necesita la autorización de varios organismos estatales. A su vez requiere de ayudas desde el extranjero (organismos internacionales y donantes).
“Sin este apoyo sustancial, no basta la buena voluntad, la disposición y el sacrificio de los miembros de las comunidades afectadas”.
El mismo día 25 por la mañana él hizo un primer recorrido por el territorio afectado por el ciclón. En lugar de fotografiar escenas que expresan pobreza o necesidad prefiere anotar los signos de esperanza. A las pocas horas del paso del huracán visitó la iglesia recién reconstruida de Barajagua, el primer lugar a donde fue llevada la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, encontrada en 1612 en la Bahía de Nipe. Las familias de las viviendas aledañas habían pasado la noche dentro del templo, pero no para buscar refugio: “Vine para estar cerca de Ella”, le decía al obispo una de las vecinas señalando la imagen de la Virgen situada en el exterior. “Fíjese que ni la tormenta ni la fuerte ventolera pudieron quitarle la corona. Ella nos protege y nosotros lo sentimos”.
Un poco más al norte en el pequeño templo de Báguanos, se acercó llorando al obispo Mary una vecina del lugar. “A las tres y media de la madrugada vinimos para acá porque el viento nos llevó el techo”, le dijo. Los colchones aún estaban sobre los bancos de la iglesia y en las ventanas habían puesto ropa a secar. Los niños jugaban y una abuela octogenaria se acercó al obispo para decirle: “qué bueno que vino a vernos”.
Antilla es otra pequeña ciudad al borde de la Bahía de Nipe. Cuando monseñor Aranguren llegó a la casa parroquial –la ciudad no tiene iglesia desde antes del año 2000- encontró al párroco junto a tres coches de niño. “¿Es esto un círculo infantil?, preguntó el obispo. “Es la manera de apoyar a varias mamás que perdieron sus casas”, le explicó una joven.
Monseñor Aranguren recorrió toda la zona de Banes por donde había salido el ojo del huracán Sandy. Del otro lado de la misma bahía, a su paso por Nicaro, el follaje arrancado por el viento había dejado al descubierto las viviendas en muy mal estado. Lo mismo constató en Mayarí, el municipio que sufrió más destrucción de vivienda. En Guaro una mata de coco cayó sobre el techo de la iglesia causando daño capital. Dos sacerdotes, misioneros del Verbo Divino procedentes de Indonesia y de Vanuatu estaban recorriendo la zona con martillo y clavos ayudando a la gente.
“La Caridad nos une, comentó monseñor Aranguren refiriéndose al lema del Año Jubilar Mariano que se celebra en 2012. “También, nos une la misión como comunidad eclesial y como pueblo”, añadió.
La Diócesis de Holguín es la mas extensa de Cuba y la segunda en población de la Isla.
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