Ayer lunes se cumplía el plazo de 10 días para recurrir la sentencia que condenaba al líder de las juventudes del PP, Ángel Carromero, a cuatro años por homicidio imprudente. El plazo ha concluído sin recurso del Gobierno ni de la familia. El Gobierno confía más que en el indulto o en el convenio bilateral, en la tercera vía: la expulsión. Una figura vigente en Cuba que no supone medida de gracia para el régimen, pero dejaría a Carromero limpio de antecedentes penales.
“Las cosas van bien”, afirma a gaceta.es el ministro de Exteriores, José Manuel García Margallo. La confianza gubernamental se basa en que el silencio español de los últimos días no ha metido ruido en el sistema. Además, el juicio televisado en abierto puso en evidencia las contradicciones entre los peritos y los testigos. También puso negro sobre blanco que no conducía a más de 70 kilómetros por hora, no había señalización en la calzada y la carretera no estaba en condiciones óptimas. El hecho de que la misma Fiscalía rebajara la pena de 7 a 4 años, ofrece algunas pistas. “Queda claro que el accidente no es imputable a una conducción temeraria”, afirman desde el PP.
¿No utilizarán a Carromero como moneda de cambio? El gobierno confía que no. Sobre todo porque España no tiene nada que aportar. Cambiar la posición común europea es imposible porque exige unanimidad. Y Chequia no está por la labor. Lograr más fondos para cooperación al desarrollo tampoco es posible en un entorno de ajustes presupuestarios. ¿Algún guiño en la cumbre latinoamericana? “Tampoco creo que a Cuba le interese”, afirman desde el PP. Ahora la duda es si Cuba pretende solucionar el problema antes de la cumbre o convertir la cumbre en un monográfico Caromero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario