Cristianos en Siria
Este domingo, en el barrio cristiano de Bab Tuma, en Damasco, 13 personas perdían la vida en un salvaje atentado, y 29 resultaban heridas. No es más que el último de una serie de atentados contra cristianos, pero ha sido sin duda el más simbólico, pues Bab Tuma es sinónimo de presencia histórica cristiana
El Patriarca Gregorios II Laham
En Siria, los cristianos son sólo el 5% de la población, pero viven en la región desde los tiempos en los que Saulo de Tarso encontrara al Señor en el camino de Damasco, convirtiéndose en Pablo, el Apóstol de los gentiles.
Fuentes de la Iglesia católica calculaban, este sábado, en un encuentro organizado en Roma por Ayuda a la Iglesia Necesitada, que el 90% de estos cristianos de Siria han sido expulsados por la violencia, por la requisición de sus casas, o simplemente por el miedo a perder la vida.
En este dramático contexto, el cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado del Papa, confirmaba el martes que se está preparando una misión a Siria al más alto nivel, con la que Benedicto XVI quiere demostrar su cercanía a ese pueblo desgarrado por la violencia.
El Patriarca de Antioquía, Gregorios III Laham, nacido en Damasco hace casi ochenta años, y líder de la Iglesia católica greco-melquita que tiene en Damasco su sede principal, ha presentado a Alfa y Omega una de las respuestas que considera más apropiadas a la guerra: el movimiento Musalaha (reconciliación), iniciativa popular promovida por musulmanes y cristianos, nacida hace unos meses para decir No a la guerra que ensangrienta este país.
El Patriarca considera que la primavera árabe en su país, que en un primer momento era una rebelión popular por la democracia, contra el Gobierno de Bashar al-Asad, con el paso del tiempo, se ha transformado en una revolución islamista, infiltrada por elementos extremistas procedentes de los países vecinos.
Necesidad de reconciliación
Madres con sus hijos llegan a un centro
de refugiados de los Jesuitas en Homs
La madre Agnès-Mariam de la Cruz, Superiora del monasterio Der Mar Yacoub en la ciudad siria de Qara, describe así la situación: «En el sufrimiento terrible de este conflicto, Musalaha trata de volver a traer la paz. Contra una guerra falsamente civil, pues en realidad la población siria no la quiere, Musalaha ha logrado muchos pequeños milagros: la mediación entre grupos tribales, la negociación entre jefes de bandas...» Y en medio de la situación, el Patriarca Gregorios III considera que los cristianos son algo más, algo diferente: «La reconciliación para mí es el otro camino, es esealgo más que hoy tenemos el deber de ofrecer como riqueza y don a Siria. La crisis en Siria es fruto de la división interna en el mundo árabe. Tenemos necesidad de reconciliación».
Los cristianos árabes son 15 millones en medio de una población de 350 millones de árabes. El sacerdote don Ibrahim Alsabagh, religioso de la Custodia de Tierra Santa nacido en Damasco, denuncia cómo disminuye cada vez más la comunidad cristiana en Oriente Medio, pero añade: «Nuestra presencia es esencial, pues, sin nosotros, ¿quién edificará los puentes de paz? Puentes entre culturas y religiones, e incluso entre las diferencias tendencias islámicas. Pero hoy nuestra presencia está gravemente amenazada».
El arzobispo maronita de Damasco, monseñor Samir Nassar, acudió, este domingo, a la escena del atentado contra el barrio cristiano, y con el corazón roto vio cómo madres y padres corrían angustiados «buscando a sus hijos en las escuelas del barrio», mientras las sirenas de las ambulancias hacían más irrespirable el ambiente. «Algunos de los fieles se pusieron de rodillas para rezar el Rosario, implorando a Nuestra Señora de la Paz. Celebré la Misa por la tarde, pero sólo participaron 23 personas. Rezamos por las víctimas de la mañana y por los musulmanes que en Siria se están preparando para celebrar el Eid al Adha, este viernes, en el dolor y el silencio», concluye el arzobispo.
Jesús Colina
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